El apeo ilegal de madera nativa arrasa la selva de la Biósfera Yabotí


 La Reserva de Biosfera Yabotí se creó el año 1993 para conservar a perpetuidad más de 230 mil hectáreas –algunas privadas, otras estatales como el Parque y los Saltos del Moconá- de Selva Paranaense. Allí las únicas actividades permitidas son la explotación de madera nativa siguiendo estrictas normas –se prohíbe cortar árboles pequeños porque estos actúan de semillero para la regeneración del monte- y otras que sean compatibles con la preservación de los recursos naturales. Sin embargo, se multiplican los ilíticos ambientales de todo tipo.
La mayoría de los infractores provienen de Brasil. La detención de cazadores furtivos y la intrusión, es otra problemática que aumenta. Sostienen que tanto el Estado como los privados, deben proteger el monte Resulta difícil estimar en números, aunque la depredación asciende a cifras millonarias. “Un camión semis con una carga de 30.000 kilogramos se estaría hablando de 24.000 pesos y si es de cedro hasta 50.000 pesos”, dijo una fuente. Los aserraderos móviles que se instalan en cualquier parte de la selva son la nueva modalidad con la que deben lidiar las autoridades, a causa de su difícil detección y control. A diario se concretan operativos conjuntos con la intención de detectar acciones ilegales como la contaminación ambiental, caza y pesca furtiva, robo de madera y asentamientos ilegales en la zona de frontera. Al tiempo que se realiza la fiscalizaron los planes de aprovechamiento forestal que estén autorizados y en ejecución dentro de la reserva.
Los operativos se concretan en conjunto con autoridades judiciales del Juzgado de Instrucción Tres de San Vicente, integrantes del Ministerio de Ecología como guardaparques y guardafaunas, además de los infaltables baqueanos locales que conocen los secretos del monte. No alejados de los adelantos tecnológicos, los uniformados utilizan los sistemas georeferenciales satelitales (GPS) para detectar las irregularidades en las entrañas de la selva.
De acuerdo a lo comentado por los encargados de la seguridad fronteriza, los apeadores ilegales utilizan una modalidad compartida: trozan los añejos árboles, a través de los aserraderos móviles, en incontables vigas de 2,20 metros para poder trasportarlas de manera más fácil. Tanto los vehículos (camiones, autos y motos) como la madera incautada se ponen a disposición del juzgado. Otras de las irregularidades detectadas se centran en problemas con las respectivas guías o falta de datos, o circulación de noche con cargas de maderas.
Además el sargento primero Artaza comentó que los delincuentes hacen “toboganes” en el medio de la selva desde las partes altas hacia los márgenes del río para poder sacar las maderas de ley al otro lado en el Yabotí, ubicado en el departamento de San Pedro y Guaraní. Con ese fin buscan las partes altas, y sacan sus cargas con bueyes y carretas.
En la provincia el sistema de áreas naturales protegidas, con una superficie aproximada a las 778.662 hectáreas, comprende un arco de parques provinciales, reservas naturales y la reserva de la Biósfera de Yabotí, reconocida como tal por la UNESCO.
Los modos delictivos más detectados en la región son la explotación ilegal de la selva por parte de los argentinos y de los brasileños y la caza furtiva. Los brasileños “cruzan el río Pepirí a la zona preservada porque es de muy fácil vadeo, lo cruzan caminando o a caballo, realizan campamentos y cazas furtivas”. Hace poco más de un mes se detectó a un grupo de coleccionistas de coleópteros y de insectos, con una carga que implicaría más de 10 mil pesos en el mercado negro internacional. Los delincuentes ya tendrían compradores apalabrados para su recolección por los nexos con museos de diferentes países.
El ambientalista Juan Domingo Perié, sostiene que la legislación misionera para el cuidado de medio ambiente es uno de los mejores del país. Encuentra que falla su aplicación, por falta de recursos y controles adecuados. Al ser consultado a cargo de quienes estaría la vigilancia y no duda que debe ser el Estado pero muy especialmente el propietario de los montes, como ocurre con las reservas de la Biósfera Yabotí. También reclama a los grandes propietarios, al sostener que debe cuidar su propia casa. Es que las pérdidas, en muchos casos son irrecuperables. “Según la Ley 854 por cada metro cúbico de madera extraídas, deberían plantarse tres plantitas nativas; actualmente deberían plantarse más de dos millones”.
263.313 hectáreas componen la Biósfera Yabotí, incluyen el Parque Provincial Moconá y la Reserva de Esmeralda. 119 son los lotes, en su mayoría de propiedad privada, que están dentro de la reserva.
Otro de los frentes que se enfrentan en la zona de Yabotí es la caza ilegal de animales y el secuestro de armas de fuego que no cuentan con las respectivas autorizaciones del Registro Nacional de Armas (Renar), y en violación a lo determinado por el actual Código Penal de la Nación. Pistolones, revólveres, pistolas, escopetas, carabinas, rifles, facones, cartuchos, material de recarga de municiones, conforman parte del arsenal detectado durante las patrullas de los uniformados en la selva misionera.
La caza ilegal es por el valor que tiene la carne de un tapir o un ave silvestre en Brasil. Es una de las razones para cazar piezas el peligro de extinción.
Fuente: Territorio Digital, Misiones

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