Shin-ken shō-bu
Escrito por Sea Shepherd Conservation Society
www.oceansentry.org
La Operación Musashi de Sea Shepherd se encuentra bajo el ataque del gobierno japonés en pleno. Nos llegan amenazas, intimidaciones, manipulaciones políticas, portavoces de relaciones públicas y una amplia propaganda histérica. Al mismo tiempo trabajan en la organización de encuentros secretos para socavar la autoridad de la Comisión Ballenera Internacional y establecer un grupo de apoyo internacional para legitimar sus actividades ilegales balleneras. Nuestra respuesta a Japón es simple: "Shin-ken shō-bu." No vamos por quinta vez al Santuario de Ballenas del Antártico a protestar sumisamente contra las actividades ilegales de caza de ballenas. Sea Shepherd no sostiene pancartas ni grita eslóganes de protesta ni se retirará frente a la matanza de ballenas.
Nuestro objetivo es una intervención agresiva a fin de mantener la ley internacional para la conservación protegiendo a las amenazadas ballenas en un santuario de ballenas bajo la moratoria global del comercio de ballenas que fue impuesto por la Comisión Ballenera Internacional en 1986. Shin-ken shō-bu significa literalmente una disputa con espadas reales y que algo seriamente mortal podria resultar. En otras palabras, estamos seguros de salvar a las ballenas. No nos disuadirán. Esto no es un juego. No tenemos la postura ni la actitud de los Greenpeacers. Nuestra intención es salvar la vida de tantas ballenas como sea posible. El pasado año tuvimos un par de miembros de la tripulación que se plantearon su participación en la intervención, temían correr los riesgos requeridos para defender la vida de las ballenas. Esto no ocurrirá este año. Hemos entrevistado nuestra tripulación y se ha preguntado a cada miembro si estaba preparado a arriesgar su vida en defensa de las ballenas y todos ellos respondieron afirmativamente. Ningún débil, ningún evasor, nadie descontento. La nueva tripulación de la Operación Musashi tiene el propósito de defender y proteger, así como la disciplina de hacerlo sin causar daño a los balleneros con los que nos enfrentamos. Los riegos son considerables. Primero, porque viajaremos a una de las áreas del océano más remotas del planeta. El Océano Antártico puede ser cruel y sin perdón y no soporta tontos ni errores. Los mares son excepcionalmente fríos, el tiempo es horriblemente impredecible. Segundo, nuestra oposición, los balleneros japoneses, cada vez son más violentos y agresivos. El pasado año nos lanzaron granadas de contusión y nos dispararon. Una bala chocó contra mi chaleco y me salvé gracias a un chaleco kevlar. Dos de mis tripulantes fueron levemente heridos por la explosión de las granadas de contusión. Sabíamos desde el principio que al entrar en este conflicto no teníamos más elección que resistir año tras año si así se precisaba. Sabíamos que la retirada o rendición estaba fuera de lugar. Hoy nuestro compromiso es tan apasionadamente fuerte como lo fue cuando empezamos. Y debido a nuestro compromiso ya hemos salvado la vida de alrededor mil ballenas y hemos costado millones de dólares en pérdidas a los balleneros japoneses. Este año volamos con la espada cruzada del sol naciente y la pluma de la bandera de la batalla de la Operación Musashi. Hemos puesto el nombre a nuestra campaña en honor a Miyamoto Musashi, uno de las figuras más grandes y heroicas de la historia japonesa, un estratega, un icono cultural y de la espada. Musashi es a Japón lo que Robin Hood para Inglaterra, lo que Ned Kelly lo es para Australia y Jesse James para América, parte héroe, parte fuera de la ley y 100% iconos legendarios. Nosotros de Sea Shepherd somos samuráis. Esta palabra proviene del verbo japonés saburau y significa ‘servir como guardas.'
Servimos a las ballenas. Luchamos por su supervivencia y por sus intereses. Luchamos por su especie. Las ballenas son nuestros clientes. Tan simple como eso. Según la tradición Samurai la forma de un guerrero es una ‘resuelta aceptación de muerte.” Mi tripulación y yo aceptamos y entendemos que dirigirnos allí es correr riesgos, como tantas veces lo hemos hecho antes. Durante tres décadas de conflictos en alta mar, nunca hemos herido a nadie ni nunca hemos sufrido ninguna herida seria, pero reconocemos que el desastre es siempre una posibilidad. Ha empezado el sonar de los tambores de nuestro próximo combate y los ritmos de la preparación son los cimientos para la batalla estratégica entre nuestra pequeña banda respaldada por nuestro pequeño grupo de leales seguidores, y nuestra poderosa oposición, respaldada por una de las naciones más poderosas y orgullosas de la Tierra. Partimos a mediados de Noviembre en un viaje hacia el límite de las costas de hielo de la Antártida, nuestro único barco contra una flota entera, nuestra pequeña tripulación de voluntarios internacionales contra cientos de marineros miembros de la Yakusa. Con ellos estarán unidades armadas del ejército japonés. Tienen armas. Nosotros no. Tienen granadas de contusión. Nosotros tenemos bombas de mantequilla podrida. Sin embargo nosotros tenemos la ley. Los balleneros rompen las leyes y nosotros estamos comprometidos en hacerlas cumplir. Y tenemos también las armas más poderosas de la Tierra, ¡las cámaras! Cualquier cosa que nos hagan los balleneros japoneses será retransmitida al mundo entero. No sólo diremos la verdad al poder si no que documentaremos la verdad al poder. Una cosa que podemos decir a ciencia cierta es que no seremos testimonio de la muerte de una sola ballena. Ninguna ballena morirá dentro de nuestra vista. No he visto morir una ballena desde que fui primer oficial en el barco de Greenpeace, Jamey Bay, en 1976. Cuando hemos llegado, los balleneros corren y no matan ballenas. Hemos embestido y hundido suficientes barcos balleneros durante los años para convencer a los balleneros que no somos un grupo de protesta. Nuestro objetivo es vigilar las regulaciones y defender la vida de las ballenas. Hay quienes preguntan: ¿puedes preguntar a la gente que arriesgue su vida por defender a las ballenas? Yo sólo puedo reflejar que en el siglo pasado se preguntó a millones de personas si estaban dispuestas a sacrificar sus vidas en defensa de una propiedad, del petróleo, de la religión y de la abstracción del patriotismo. ¿Cuánto más noble no es arriesgar la vida de uno para defender la vida de los seres vivos, para defender las especies y hábitats y para proteger el legado natural de este planeta? Cuando se les pregunta a los soldados si desean morir por su país no vemos extraño que digan que sí. ¿Porqué nos deberia parecer extraño encontrar a una persona apasionada dispuesta a morir por salvar a una ballena o cualquier otra criatura? Sé que mi vida es la más rica por los riesgos que he tomado a lo largo de los años. El saber que gracias a mi intervención las ballenas ahora nadan en el mar y que de otro modo estarian muertas, me deja con un profundo sentimiento de satisfacción y logro. No mido el éxito por la adquisición material, mido el éxito por el logro. He estado en alta mar luchando por las ballenas desde 1975. A pesar de las muchas confrontaciones, riñas y combates durante tres décadas y tres años, me siento extraordinariamente aun más vivo y activo. No veo retirada alguna de esta vida ni el deseo de retirarme nunca de esta misión de salvar vidas y defender y proteger los ecosistemas del océano. Estoy decidido a ver la huella que deja Sea Shepherd en las Galápagos, en las aguas del Norte y Sur del Atlántico, el Norte y Sur del pacifico, los Océanos Índicos y Antártico y el Ártico. Y cuando yo caiga, sé que serán otros los que recogerán la bandera antes que se desplome para llevar a cabo esta gran misión de servir y defender a los ciudadanos del mar. Estos dulces guerreros están ahora conmigo. Navegan como tripulantes en los barcos, trabajan en las islas Galápagos, en la costa de Australia Oeste, en las costas del sur de Francia, desde Cabo de Buena Esperanza a Cabo Hornos, desde las Islas Aleutians al Mar de Ross y desde la costa de Labrador hasta las Antillas.
Este increíble torrente, esta gran cuna húmeda de toda la vida en este planeta, este paraíso de maravilla acuática me ha guiado a través de toda mi vida. Desde aun siendo un niño estar sentado en el muelle de Passamaquoddy mirando retroceder las mareas de Fundy, a pasar a estar en la cubierta como Capitán de mis propios barcos navegando a través de hielo y tormentas, vigilando la frágil inmensidad y diversidad de uno de los más grandes océanos planetarios. He sido privilegiado para servir a los caballeros de Poseidón en la defensa del gran reino azul. Así, con el respeto a la nación de Japón y el desprecio a la cobardía y despecho de los piratas balleneros de Japón digo 'Shin-ken shō-bu.' ¡Nos veremos ahí abajo, en esas remotas aguas frías y lo haremos todo dentro de la capacidad de nuestra fuerza y resolución para evitar la extinción de las vidas de algunos de los más inteligentes, dóciles y socialmente complejos seres del planeta, las grandes ballenas!
(Fuente: Blog de MySpace del Capitán Paul Watson