GRACIAS MIL, HIDROAYSÉN





Por Patricio Segura Ortiz Periodista


Ha llegado el momento de agradecer.

De reconocer todo el aporte que ha significado al desarrollo sustentable de la Región de Aysén, y del país, la amenaza, primero, y la avanzada, después, de las trasnacionales eléctricas con el fin de convertir en la Gran Pila de Chile nuestra Patagonia, donde la vida se hace distinta, donde sabemos reconocer lo que la naturaleza nos ha dado.
Y esta gratitud tiene destinatarios con nombre y apellido: Son HidroAysén, Energía Austral y Transelec, empresas de energía que planean usufructuar gratuitamente de las aguas y ríos de nuestra tierra, de nuestras comunidades, transformándolas sin vuelta atrás con represas y torres de alta tensión.
Pero, ¿por qué agradecerles su ambición, su codicia?
Muy simple, porque gracias a su irrupción hoy Aysén y Chile han cambiado.
Ha corrido mucha agua bajo el puente desde que hace cuatro años se reuniera en Coyhaique un grupo de organizaciones para realizar talleres ciudadanos con el fin de informarse e informar sobre el único proyecto de represas concreto conocido hasta ese momento y que La Tercera anunció el 9 de abril de 2005 con este sugerente título: “Endesa retoma proyectos por US$ 500 millones y acelera megacentrales en Aysén”. 
En ese tiempo no existía Colbún en el camino, tampoco HidroAysén y menos Hernán Salazar ni la consultora de comunicaciones Burson-Marsteller, que se están comprando gran parte de la región, varios medios de comunicación incluidos.  Tampoco se hablaba de los empresarios Douglas Tompkins, Víctor Hugo Puchi ni de la campaña Patagonia sin Represas.  Sólo era un grupo de ciudadanos, de organizaciones, con interés en conocer lo que podría ocurrir en la región que habitan y querían informarse sobre ello.
Han pasado muchas cosas desde ese día.
Hace cinco años hablar de energías renovables no convencionales era un chiste.  “Son experimentales” se decía.  “Eso ocurre sólo en los países desarrollados” era común escuchar.  Con suerte energía eólica y solar, nada de geotermia, biomasa o mareomotriz.  La eficiencia energética tampoco era tema.  Pero Chile cambió.  Hoy estas tecnologías se ven como muy buenas y reales alternativas para el país, y se han instalado en el inconsciente colectivo nacional.  Y eso, en una parte importante, ha sido gatillado por esta lucha ciudadana, que ha puesto luz sobre la necesidad de una matriz energética sustentable y diversificada de verdad, respetuosa de las vocaciones territoriales.
Hace cinco años, el agua era una simple mercancía.  A pesar ser el eje de los más importantes conflictos socioambientales de la última década como la represa Ralco en Alto Bío Bío, el yacimiento de oro Pascua Lama en el Valle del Huasco, el tranque de relaves El Mauro de Minera Los Pelambres en Caimanes y la planta celulosa Celco en Valdivia, la posibilidad de cambiar profundamente nuestro neoliberal Código de Aguas era una fantasía.  Pero han pasado los años, y hoy existe una Plataforma para la Nacionalización del Agua, el obispo de Aysén Luis Infanti lanzó la Carta Pastoral y varios de los precandidatos presidenciales plantean el tema como fundamental dentro de sus postulaciones.   Y en eso, por cierto, Aysén también ha sido protagonista.
Hace cinco años, de entre los jóvenes ayseninos que estudiaban fuera de la región no se veía un interés colectivo, masivo y público, y sí quizás sólo en algunos casos específicos, por volver a la región a ejercer.  No era sólo un tema de oportunidades, se sentía la sensación de que “hay que irse para avanzar”.  Pero hoy ahí está la Agrupación Jóvenes Tehuelches, donde muchos estudiantes han decidido seguir carreras vinculadas con áreas que les permitan regresar a Aysén y no sólo a trabajar, sino a defender y proteger su tierra especial, su identidad originaria,  del proceso industrializador insustentable al que algunos la quieren someter.
Dicen que los pueblos se engrandecen ante la adversidad, y en estos años Aysén ha estado a la altura considerando la amenaza.  No todos, por cierto.  Pero sí una parte importante, que está invirtiendo desde esta Patagonia para que Aysén y Chile sean mejor no sólo hoy, sino también mañana.
Y por cierto que todo esto no habría sido posible sin el inmenso afán de lucro de los impulsores de HidroAysén, Energía Austral y Transelec. 
A todos ellos, y a sus accionistas, gracias mil.

Fuente: http://www.eldivisadero.cl

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