Sacrificando la Amazonia






Greenpeace presenta en Brasil, EE.UU y Europa el informe Sacrificando la Amazonia, resultado de una investigación de tres años sobre la expansión de la industria ganadera en Brasil como principal responsable de la deforestación .

Durante esta investigación se ha encontrado la relación entre conocidas marcas de alimentación, deporte y moda con la deforestación amazónica. El informe concluye que el gobierno brasileño es cómplice de la financiación de la destrucción y que está  minando los esfuerzos internacionales por detener la crisis climática global.
 
La investigación de ha seguido el viaje de la carne de ternera, el cuero y otros productos procedentes de granjas de ganado brasileñas hasta su destino final en los mercados internacionales. Las granjas investigadas están involucrados en la deforestación ilegal en el corazón de la selva amazónica, así como implicadas en la invasión de tierras de las comunidades indígenas y el trabajo forzado, término como se conoce a las modernas formas de esclavitud en estar región.  Greenpeace ha verificado que productos de estas granjas de ganado y mataderos han llegado a las cadenas de suministro de marcas tan importantes como Adidas,  Reebok, Timberland, Geox, Carrefour, Eurostar, Honda, Gucci, IKEA, Kraft, Clarks, Nike, Tesco and Wal-Mart. (3)
 
"Marcas prestigiosas de calzado deportivo, de comida preparada y de bolsos de diseño podrían tener un impacto en la destrucción de la Amazonia e incluso estar ligadas a la violación de derechos humanos",- ha declarado Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de Bosques y Clima de Greenpeace España.- "Las empresas deberían asegurar que este tipo de industrias tan destructivas no alcancen a su cadena de suministro. Deben apoyar la protección de clima apartándose de la deforestación".
 
Greenpeace denuncia que el Gobierno brasileño tiene un interés personal en que la industria ganadera se siga expandiendo en la Amazonia, ya que participa de algunas de las mayores granjas ganaderas del país - Bertín, JBS y Marfrig-  responsables de la deforestación de grandes extensiones de Amazonia.
 
El mercado español no está al margen de este problema. Brasil ocupa el tercer lugar entre los países de procedencia de las importaciones de cuero españolas. Después de Italia, España es el segundo país de la UE en importancia dentro del subsector del curtido de pieles. Las investigaciones de Greenpeace han encontrado que dos empresas españolas - Industrias Basati y Curtielex S.L.- han comprado cuero a la brasileña Bertin, una de las empresas vinculadas con la deforestación y el trabajo forzado. El Ministerio de Defensa Español aparece como cliente de una multinacional de comida preparada donde la carne de ternera es suministrada, entre otras, por la brasileña Bertin. Grandes empresas españolas, como INDITEX, IBERIA o ADOLFO DOMINGUEZ, se han negado a dar información sobre sus proveedores de cuero brasileño.
 
Las predicciones del gobierno de Lula dicen que el mercado global de carne se duplicará para el 2018, lo que contradice directamente el compromiso de su gobierno en reducir en un 72% la tasa de deforestación para la misma fecha. (4) La deforestación y el cambio de uso de tierra para ganado y para las industrias agronómicas hacen que Brasil se convierta en el cuarto país emisor de gases de efecto invernadero.
 
"Al financiar la destrucción de la Amazonia, el gobierno del presidente Lula se está contradiciendo y minando los esfuerzos internacionales para hacer frente a la crisis climática",- ha añadido Miguel Ángel Soto.- "Si se quiere ser parte de la solución, el gobierno de Lula debe dejar de financiar la expansión ganadera en la selva tropical y comprometerse a detener de manera firme la deforestación de la Amazonia"
 
El próximo mes de diciembre de 2009 se celebrará en Copenhague la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, donde los gobiernos deben apoyar un acuerdo global para evitar un cambio climático catastrófico. La deforestación tropical representa aproximadamente el 20% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, por lo cualquier acuerdo debe incluir la lucha contra la deforestación.
 
Greenpeace demanda a la comunidad internacional que adopte un compromiso de destinar 140.000 millones de euros anuales para hacer frente a la crisis climática, incluyendo aproximadamente 40 mil millones anuales destinados a los países con recursos forestales para asegurar que los bosques estén adecuadamente protegidos. Los fondos se deberían obtener tras un compromiso de frenar la deforestación para el 2015 en la Amazonia y para el 2020 de forma global.
 
Fuente: Ecoticias.com  

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¿Gran pulmón o gran mercado?

En la reciente Conferencia de Gobernadores sobre el Clima Global, los gobernantes de la región de la Amazonia brasileña han pedido a los países ricos que inviertan en la conservación y gestión de la selva amazónica con el argumento de que ésta es importante en el control del calentamiento global -han hecho la propuesta de incluir el mecanismo Reducción de Emisiones por Deforestación (RED) en el mercado de carbono- y, además, se han declarado incapaces de gestionar la selva sin ayuda. Es necesario tener en cuenta que en la cooperación internacional, la ayuda en general exige condiciones o vínculos.
 
En el contexto global, Brasil es presionado por la mala gestión de los bosques amazónicos debido a las frecuentes deforestaciones, y es necesario que lo hagamos mejor. Este cambio de actitud que garantiza la preservación efectiva de la Amazonia -y en esto se incluye la cultura y territorio indígena, los pequeños agricultores, las comunidades ribereñas, y hasta la soberanía nacional en lo que respecta a la biopiratería- es necesario y urgente, pero hay que partir desde Brasil.

Sólo cuando el país ponga en práctica acciones serias y efectivas en este sentido, el mundo y todas las ayudas de cooperación que puedan ser ofertadas a la región amazónica serán respetuosas y serias.

El comercio de créditos de carbono permite a quien los compra seguir degradando el medio ambiente, ya que así sigue emitiendo CO2 en la atmósfera. En el caso amazónico, el cambio es dejar de deforestar e intentar hacer una gestión sostenible de los bosques, contrapartida que es una obligación del Estado brasileño.

Hay que considerar que, si Brasil no tiene interés en actuar positivamente en la Amazonia, hay muchos países interesados en nuestra selva, a punto de actuar, aunque seguro que más para su explotación que para su preservación.
 
 
Autora: Mariana Carminati
Fuente: portalforestal.com
 

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