LA REPUBLICA DE LA SOJA:
LAS ALEGORIAS DE LA GLOBALIZACION




Gerardo Evia
 
"La fábrica global puede ser simultáneamente realidad y metáfora", nos dice Octavio Lanni en "Teorías de la Globalización". De esta manera hacía referencia en 1996 a la tendencia a la internacionalización del capital en el mundo de la globalización y agregaba que las empresas trasnacionales cobraban tal preeminencia que redefinían el mapa del mundo.
Realidad y metáfora se sintetizan y se explicitan con brutal simbolismo en un aviso publicitario aparecido en la prensa Argentina sobre el cultivo de soja en el Cono Sur. En esa publicidad, patrocinada por la empresa Syngenta (1), comienza con el titular "La soja no conoce fronteras", y presenta su programa de asesoramiento técnico e información al servicio de los cultivadores de soja. Allí aparece un mapa que cubre parte de Bolivia y Paraguay, el sur de Brasil, y vastas áreas de Argentina y Uruguay, con nuevas fronteras marcadas para una supuesta "República de la Soja".
 

Lo sorprendente no es la demarcación de una región con énfasis en la distribución de un cultivo; lo impactante es la introducción de una dimensión política en una alegoría que adquiere su máxima expresión en la representación simbólica de una bandera en cuyo centro luce cual blasón un poroto de soja. Esa alegoría refleja claramente un conflicto de poderes que está en el centro de la discusión sobre la globalización: la pérdida de poder de los estados-nación a manos de las empresas multinacionales.
Para muchos el avance del proceso de globalización es tan importante que los estados-nación no solo han perdido gran parte de sus capacidades sino estarían próximos a desaparecer. Lo que no aparece tan claro es qué quedaría en su lugar.
Debe tenerse presente que si bien muchas veces los intereses de los estados nación chocan con los de las grandes corporaciones, también hay intereses convergentes de gobiernos nacionales y/o sectores dentro de los estados que impulsan esta redefinición del rol de las naciones para mantener el poder a su favor. De ahí derivan las tendencias a la desregulación, privatización y apertura de fronteras que favorecerían la penetración y operación del capital transnacional.
La paradoja que plantea la hipotética "República de la Soja" es que aquí se reproduciría la necesidad de un nuevo estado-nación-región con un rol específico en el "shopping -center" global. Ya no sería suficiente la simple apertura y desregulación comercial actual sino que requeriría de nuevas fronteras definidas en función de un objetivo particular.
Algunas corrientes de pensamiento plantean que el futuro tendrá como escenario a muchas regiones entrelazadas, al modo de "estados-región" globales, abiertos a la economía mundial. Para los escépticos de la globalización como Wallerstein, "estos fenómenos no son nuevos y vienen ocurriendo desde hace 500 años", particularmente en América Latina. Pero más allá de si el proceso es novedoso o antiguo, resulta claro que la dimensión política es central en la expresión de estos nuevos regionalismos globales abiertos, puesto que ellos reflejan reivindicaciones políticas de sectores de algunos territorios frente a las regulaciones y estrategias de los Estados actualmente configurados.
¿Cuáles serían las reacciones de los estados frente a esta reivindicación? O dicho de otra manera, ¿cuáles deberían ser las políticas a aplicar en la República Unida de la Soja? ¿Que intereses están detrás de ese conflicto de poder? El aviso publicitario ilustra en forma emblemática el interés de la empresa multinacional; esto es expandir las actividades vinculadas a su actividad para la obtención del mayor lucro posible. Para ello deberían adoptarse marcos legales funcionales a ese objetivo como por ejemplo la liberación de transgénicos sin las restricciones que hoy operan en algunos países (2), o aprobarse prioridades en materia de inversión pública y desarrollo de infraestructura para extraer la producción y avanzar en la expansión de la frontera agrícola.
También deberían aplicarse a rajatabla los derechos de propiedad intelectual exigidos por las multinacionales como Monsanto, que acaba de anunciar su retirada del negocio de la semilla de soja en Argentina debido al impago por parte de los productores de las regalías por el uso de la semilla RR. Pero también es cierto que detrás de esa bandera con un poroto como emblema, estarían dispuestos a marchar, además de los ejecutivos de Syngenta, muchos terratenientes, agricultores, políticos, gobernantes, técnicos, comerciantes y trabajadores para quienes el negocio aporta resultados concretos.
Probablemente no veamos en el corto plazo proclamas y alzamientos independentistas al viejo estilo de las revueltas del siglo XIX en las pampas, proclamando una nueva república. Seguramente las actuales fronteras continuarán existiendo, pero los fenómenos sociales, ambientales y económicos que ocurren dentro de sus límites deberán ser analizados con atención a la dinámica del mundo globalizado, donde los juegos de poder adquieren nuevas formas no siempre evidentes.
A veces un aviso publicitario nos ilumina fugazmente y como un prisionero de la alegoría de la caverna de Platón que "...fuese liberado, y obligado a alzarse repentinamente, y girar el cuello y caminar, y mirar hacia la luz... ¿no sentiría dolor en los ojos, y huiría, volviéndose a las sombras que puede mirar, y no creería que estas son más claras que los objetos que le hubieran mostrado?"

 
Notas
(1). Syngenta es una empresa multinacional dedicada al desarrollo y producción de agroquímicos y semillas. La compañía surgió de la fusión entre otras empresas dedicadas a la producción de agroquímicos y semillas tales como Novartis agribussines y Zeneca agroquímicos, las que a su vez incorporaron empresas o ramas de ellas como Ciba Geigy, Sandoz, ICI Chemicals y Merck. En la historia de desarrollos de algunas de estas se encuentran el DDT y herbicidas como el MCPA y el 2,4 D. Las ventas durante el año 2002 fueron de 6.197 millones de dólares, de los cuales 661 fueron facturados en América Latina. La empresa cotiza en las bolsas de Suiza y Nueva York.
2. Véase en La Insignia Transgénicos sin control en el cono sur, de Gerardo Evia. Octubre del 2003.

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