La mayor amenaza contra el medio ambiente en Guatemala






Una de las principales agresiones contra el Planeta es la emisión de gases de efecto invernadero. Estos gases, sobre todo el CO2, dióxido de carbono, se quedan en las capas superiores de la atmósfera y provocan lo que hoy conocemos como el calentamiento global.

Pues bien, muchas personas en Guatemala piensan que eso no tiene nada que ver con nuestro país, pero se equivocan por completo. No sólo porque la destrucción del Planeta, aunque la hicieran otros, acaba con todos, nosotros incluidos, sino, además, porque Guatemala está por convertirse, dentro de pocos meses, en uno de los principales países agresores de la atmósfera y productores de gases de efecto invernadero en Centroamérica. Eso, claro, si permitimos que ocurra, es decir, si no hacemos nada para evitarlo.

 

 A.- Las plantas carboneras: 

De manera pública, los medios de prensa nacionales y extranjeros han venido dando información sobre los planes que ya se están desarrollando para la generación energética en Guatemala. Estos planes incluyen la construcción y puesta en servicio de cinco plantas que producirán energía eléctrica a partir de la quema de carbón mineral, que son conocidas como "plantas carboneras". 

El Gobierno de la República, para definir su política energética, se deja asesorar por grandes empresas transnacionales. Aunque de ninguna manera les corresponde hacerlo, las corporaciones españolas Unión FENOSA e IBERDROLA han generado que se impulse una política estatal de acelerada privatización de la producción energética nacional, con el agravante de que lo harán a partir de la instalación y puesta en funcionamiento de plantas generadoras que operarán empleando como materia prima el carbón mineral, con todo el daño económico, ambiental, social y cultural que de ello se derivará. 

Ya dos de estas carboneras se están construyendo en el Departamento de Escuintla, con un costo, entre ambas, de 800 millones de dólares, los cuales, al final, sin lugar a dudas terminarán pagándolas las familias consumidoras. A ese costo de 800 millones deberá la ganancia que las empresas extranjeras quieran obtener. 

Producir electricidad a partir de la quema del carbón, es un proceso altamente contaminante. Tanto, que la mayoría de los países del mundo han ido desechando rápidamente esa tecnología. Sólo Guatemala marcha en la dirección contraria y, para desgracia de las generaciones futuras, el país se dispone más bien a inaugurar nuevas plantas carboneras. 

Los desechos generados por ese proceso inyectarán a la atmósfera miles de libras de químicos tóxicos, que se condensarán en las nubes y bajarán sobre las personas y sobre la tierra en forma de lluvia ácida. Eso implicará envenenar progresiva y aceleradamente los suelos de cultivo, las aguas de superficie y subterráneas y el aire que respiramos. 

Los elevados niveles de contaminación resultante afectarán no sólo a Guatemala, sino que, con la expansión de los humos tóxicos en la atmósfera, sus efectos nocivos se sentirán en los países vecinos, cuando menos desde México hasta Panamá. 

Con todas estas medidas, estas transnacionales, codo a codo con el Gobierno, hipotecan el futuro de todos y de todas, al destruir cada componente propio de la madre naturaleza. La tierra se envenena al recibir depósitos de químicos tóxicos. El agua se envenena al convertirse en portadora de esos químicos tóxicos. El aire que respiramos estará cargado también se esos venenos. 

En resumen, el pueblo de Guatemala tendrá que pagar, desde sus bolsillos, más de 800 millones de dólares por el derecho a que empresas extranjeras nos envenenen el aire, la tierra y el agua. 

B.- La privatización total de la energía: 

Hay que tomar en cuenta que en Guatemala no existen yacimientos de carbón mineral. Por lo tanto, el hecho de hacer que la generación de energía dependa de que haya carbón disponible, implica obligar al país a estar amarrado al precio internacional del carbón. Si el precio del carbón sube, sube el recibo de la electricidad de cada familia y de cada empresa en el país. Los consumidores de electricidad de toda Guatemala estaremos supeditados al valor en el mercado de un producto que aquí no existe. Por esta razón, nosotros como consumidores de energía no seremos parte de la decisión sobre los precios que se fijen a nivel internacional. 

Las fuentes más cercanas desde donde Guatemala podrá proveerse de carbón mineral quedan en Estados Unidos, Colombia o España. Los especialistas en este tema afirman que el carbón producido por cualquiera de esos tres países tiene la característica de que es "carbón sucio", es decir, altamente contaminante. Por ello, no lo queman en sus propios países. Las minas extractoras de carbón de España, por ejemplo, están prácticamente paralizadas, como lo están también las plantas carboneras que antes operaban en la Península Ibérica. 

Debe entenderse, de manera clara, que autorizar desde el Gobierno guatemalteco la instalación de plantas generadoras privadas implica, inexorablemente, la condena a muerte para el INDE, cuya participación en el tema de la energía se verá cada vez más reducida. 

El INDE nació como institución del Estado responsable de garantizar para la población el acceso a energía eléctrica estable, suficiente, accesible y de bajo costo. En sus orígenes, le correspondía producir, transportar y comercializar la energía eléctrica. Pero se trata de una institución pública que la voracidad del sector privado se la ha ido tragando de mordisco en mordisco. 

Primero, durante el Gobierno de Álvaro Arzú, le quitaron al INDE la distribución de la electricidad y se la entregaron, atada de pies y manos, a las transnacionales Unión FENOSA e IBERDROLA, para que estos consorcios manejaran ese tema como un negocio privado y no como un servicio público. 

Además, crearon el llamado "Mercado de Mayoristas", de manera que los empresarios privados, nacionales o extranjeros, estuvieran facultados para generar energía y vendérsela al mejor postor, a precios de mercado. Con ello, los grandes beneficiarios fueron los azucareros, que producen energía eléctrica a partir de la quema del bagazo de la caña. Con el bagazo, que es el material que sobra de la caña una vez que le han extraído sus líquidos, los azucareros producen electricidad, aunque los humos resultantes de este proceso sean contaminantes. 

Resulta que ahora varios ingenios azucareros, con el jugo de la caña, en vez de producir azúcar producen biocombustibles, etanol, que es otra forma de energía, para lo cual necesitan destilar el jugo de caña. Los residuos químicos derivados de este proceso también son altamente contaminantes. 

En el 2007, el Ingenio Palo Gordo generó un enorme problema a varias comunidades vecinas que están instaladas a las orillas del Río Cheguez, en San Antonio Suchitepéquez. Esto, porque el ingenio lanzaba al río los desechos tóxicos resultantes del proceso de destilación, con lo cual contaminó las aguas del río e incluso las aguas subterráneas cercanas a su cuenca. Los pozos que surtían de agua pura a la población resultaron también contaminados. Este abuso generó una fuerte protesta popular. Los vecinos lucharon por su derecho al agua, y vencieron. Obligaron al Ingenio a instalar plantas de tratamiento, a construir pozos mecánicos al servicio de la población y a dotarlos de tuberías para la distribución de agua domiciliar. 

Lo cierto es que ahora el Gobierno de Álvaro Colom, dándole seguimiento a lo iniciado por Arzú, cierra ese nefasto círculo privatizante y entrega a Unión FENOSA la rectoría en el campo de la producción de la energía, facultándola para que sea la empresa que de trámite a las licitaciones de construcción de plantas generadoras. Con ello, si se construyen las carboneras a las que se ha hecho mención, el INDE quedará reducido a ser apenas un participante, y pequeño, en ese mercado de mayoristas. 

La política energética que se ha puesto en marcha conduce, inexorablemente, hacia la privatización de lo que queda del INDE. De esa manera, una empresa estatal, es decir, propiedad del pueblo, que existe para asegurar la prestación de un servicio básico, se verá sustituida por unas pocas empresas privadas, que existen para hacer de ese servicio básico una fuente de lucro. Peor aún si existe, encubierto, un carácter monopólico en la prestación de este servicio esencial. 

No hay nada, absolutamente nada bueno para el país en esto de la construcción y puesta en servicio de las plantas carboneras. 

Sin embargo, lo peor de todo es la contaminación que le deja al país y a los países vecinos; la destrucción y el hambre que le genera a cada familia. Las plantas carboneras deben entenderse como un triste regalo, generador de muerte y de miseria. 

C.- Los hechos: 

C.1.- El 27 de Noviembre del 2007, (ver Anexo No 1), apenas quince días después de que el Ingeniero Álvaro Colom resultara electo como Presidente de la República, Prensa Libre nos informa que viajó a España, no a reunirse con el presidente de España, ni con el Rey de aquel país, sino a reunirse con los dueños de Unión FENOSA y de IBERDROLA, con quienes llegó a acuerdos concretos. 

En sus propias palabras, quien era aún Presidente Electo expresó que estos empresarios "ya tienen un plan para ampliar la inversión en nuestro país", y les ofreció que trabajará "por garantizar la seguridad de las inversiones y solucionar problemas de burocracia". Lo que no dijo fue que, entre esos planes, estaba el de construir plantas carboneras y llenar de venenos a toda Guatemala. Lo que no hizo público fue que, entre esos planes, estaba el de privatizar el INDE y entregarle la producción de energía a esos consorcios españoles con los que fue a reunirse. Lo que no confesó fue que, como parte de esos planes, estaba el de subordinar el precio de la energía eléctrica en Guatemala al precio internacional del carbón mineral. Nada de eso dijo. 

Incluso se nos mintió al respecto, porque el presidente electo, en sus declaraciones, mencionó que había interés en invertir en hidroeléctricas y en energía eólica, y ocultó la información de que se trataba de carboneras. O él engañó al pueblo de Guatemala, o Unión FENOSA e IBERDROLA lo engañaron a él. Si fuera lo segundo, razón tendría para expulsar a ambas empresas del país por falsas y mal intencionadas. 

C.2.- En Mayo del 2008, ya con Colom como Presidente, tanto la Agencia EFE como Prensa Libre (ver Anexos No 2 y 3), informan que la empresa extranjera Jaguar Energy instalará en Escuintla una planta de generación de energía eléctrica que operará a base de carbón mineral, con una inversión de US$650 millones. 

Nos informan, además, que fue la empresa Unión FENOSA la que adjudicó la licitación a Jaguar Energy y agregan que la Jaguar Energy se compromete a venderle su producción a Unión FENOSA. Con ese proceder, Unión FENOSA usurpa funciones cuyo cumplimiento es obligación irrenunciable e indelegable del Estado y de varias de sus instituciones, las cuales, a pesar de ello, guardan silencio cómplice. 

Los artículos, además, hacen público que: 

"Jaguar Energy será la segunda compañía generadora a partir del carbón, en Guatemala. Actualmente San José, que se ubica en Escuintla, cuenta con una capacidad para producir 120 MW. Se tiene planificado licitar otras dos plantas de carbón, para que entren a operar en el 2014 y el 2015, con 200 MW cada una. Así, el país llegaría a generar unos 700 MW con carbón, agregó Colom de la CNEE" (se refieren a Carlos Colom) 

Es decir, que se trata de que, antes del 2015, se construirán y entrarán en funcionamiento cuatro o cinco plantas carboneras, capaces de producir mucho más energía que la que el país necesita, y capaces, además, de envenenar con sus residuos tóxicos un área que desborda las fronteras de toda Guatemala. Estas cinco plantas carboneras se encargarán, pues, de hacerle el negocio a las empresas extranjeras que las operan, y dejarle al país la destrucción por envenenamiento de su suelo, de sus aguas y de su aire. 

C.3.- Tres meses después, tanto el matutino Prensa Libre como su colega el Periódico, en sus ediciones del 29 y 30 de Agosto del 2008 respectivamente, (ver Anexos 4 y 5), nos hacen saber que el Presidente de la República colocó la primera piedra de la planta generadora de energía eléctrica que construye una empresa extranjera, la Duke Energy. ¿Desde cuándo al Presidente de la República le corresponde dar por iniciadas las obras de ninguna empresa privada, nacional o extranjera? Menos aún cuando se trata de una empresa que muestra el siguiente palmarés: 

-En 1999, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos inició una acción legal contra la empresa Duke Energy, por cuanto ésta violaba el cumplimiento del "Acta de Aire Limpio". Tras un prolongado e intenso juicio, el caso llegó hasta la instancia superior y, finalmente, el 2 de Abril del 2007, la Corte Suprema estadounidense falló de manera unánime contra la Duke Energy y a favor de los grupos ambientalistas. (Enviromental Defense vs. Duke Energy Corp., case 05-848). 

- En el año 2002, investigadores de la Universidad de Massachusetts identificaron a la empresa Duke Energy como la 46ava corporación productora de contaminación ambiental en los Estados Unidos, puesto que anualmente liberaba cerca de 36 millones de químicos tóxicos en el aire. Los mayores contaminantes señalados en el estudio incluyen ácido sulfúrico, ácido hidroclorídrico, componentes de cromo, CO2 y otras sustancias nocivas para la vida humana y para la sobrevivencia del planeta. En el 2008, la empresa Duke Energy subió a la posición 13 de esa lista negra, al haber más que duplicado su liberación de químicos tóxicos en la atmósfera, llegando a 80 millones de libras por año. 

Y es a semejante monstruo al que el presidente de la República le destina su tiempo para colocarle una primera piedra de su primera inversión por la suma de 150 millones de dólares. 

Es obvio que a esa empresa lo que menos le importa es el bienestar del país. Lo que pretenden es invertir su dinero y sacar la mayor ganancia en el menor plazo posible, sobre todo porque saben que se trata de invertir en un país en el que las regulaciones ambientales son mínimas y en el que, además, es factible que puedan comprar autoridades con sólo arrojarles un par de centavos. 

Los datos que hemos aportado sobre esta nefasta empresa extranjera los obtuvimos tras una breve investigación en fuentes públicas. Por lo tanto, es evidente que las autoridades del Gobierno los conocen perfectamente. ¿Por qué, entonces, los ocultan? 

El propio Presidente de la empresa extranjera, Richard McGee, quien estuvo en los actos de colocación de esa vergonzosa primera piedra, "anunció que de manera voluntaria la compañía Duke Energy aportará Q2 millones anuales para un programa de mitigación de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que causará la planta, que utilizará la tecnología más avanzada para reducir la contaminación". Con ello, lo único que hace es reconocer que la planta será generadora de emisiones tóxicas que deberán ser mitigadas, es decir, cuyo efecto nocivo deberá reducirse. Pero se refiere solamente a uno de los tóxicos que estarán produciendo a partir del momento en que inicien operaciones. ¿Y qué pensarán hacer con todos los otros químicos tóxicos que estarán esparciendo sobre todo el territorio nacional? En todo caso, hoy no tenemos ese problema de contaminación. Es esa planta carbonera la que creará ese problema que la empresa operadora ofrece apenas "mitigar". 

Debe tenerse presente, en todo caso, que "mitigar" no es sinónimo de eliminar. Apenas significa moderar, aplacar parcialmente, disminuir un tanto o suavizar algo que causa problemas. ¿Para qué necesita Guatemala que se mitigue el efecto de una planta que todavía no existe? Lo que debe hacerse es impedir que la fuente generadora de problemas llegue a existir, así no habrá necesidad de mitigar nada en absoluto. 

En el mismo artículo de prensa "Romeo Rodríguez, viceministro de Energía, informó que en el mes de noviembre se prevé que inicien los trabajos de construcción de la planta de carbón de Jaguar Energy de 300 MV y una inversión de US$650 millones". Es decir, que las otras cuatro plantas ya vienen y vienen cerca. 

De esta política, a la población del país, con especial peso sobre la de Escuintla, le quedará la carga contaminante y sus múltiples efectos nocivos. Nuestros paisajes dejarán de ser atractivo turístico debido a la presencia creciente de la lluvia ácida. Nuestras áreas de cultivos se verán severamente afectadas. Nuestra tierra se envenenará progresivamente debido a los tóxicos que le agregará la lluvia. Incluso los productos agrícolas correrán el riesgo de resultar portadores de sustancias tóxicas. Todo ello a cambio de que Duke Energy, Jaguar Energy, Teco Energy, Unión FENOSA e IBERDROLA incrementen su capital y acumulen más ganancias, a costa del futuro de los hijos e hijas de toda Guatemala. 

Colom debería ir, con todo su gabinete ministerial y su flamante Ministro de Medio Ambiente a la cabeza, a quitar esa primera piedra que ya puso. Debería, además, revertir de inmediato esa insensata política energética que ha consagrado con su firma. 

C.4.- El 22 de Octubre, de nuevo en Prensa Libre, (ver Anexo No 6), se informa que se iniciaron los trabajos de construcción de otra planta carbonera, la de Jaguar Energy. Las primeras informaciones al respecto hablaban de un costo de 650 millones de dólares, pero en esta última la cifra se ha elevado misteriosamente hasta 720 millones. 

Está claro que esos millones de dólares, sumados a los 150 que cuesta la construcción de la Duke Energy, significan que al pueblo de Guatemala le corresponderá pagar, en sus recibos de luz, cuando menos la suma de 870 millones de dólares, más la ganancia que las empresas quieran cobrarle. 

Uno de los argumentos empleados para justificar la construcción de esta carbonera fue que generará alrededor de 1.200 empleos durante su construcción. 

C.5.- Sin embargo, a pesar del argumento anterior, el 10 de Marzo del 2009, el vespertino La Hora (ver Anexo No 7), informa que: 

"El Ministerio de Energía y Minas (MEM) publicó un acuerdo para facilitar los permisos migratorios y laborales a un grupo -no especificado- de ejecutivos y técnicos chinos que se encargarán de la instalación de una planta de generación eléctrica a base de carbón" 

Es decir, que los empleos calificados serán para especialistas chinos, a quienes se contrató para ese particular, "Por la falta de técnicos guatemaltecos con experiencia en dichas labores, el diseño, instalación y construcción de la misma deberá hacerse por la entidad china Machine New Energy Corporation y su subsidiaria CMNC Jaguar Guatemala, Sociedad Anónima", señala el vespertino. 

D.- Conclusiones: 

El agua, la tierra y el aire de toda Guatemala están hoy colocados en altísimo riesgo. 

Los químicos tóxicos que se podrían producir en el corto plazo amenazan de manera severa el futuro de las nuevas generaciones. 

El afán de lucro de las grandes compañías transnacionales y de sus socios locales se coloca por encima del interés y del derecho de los pueblos. 

La codicia desmedida se ha antepuesto incluso al mínimo sentido común. 

Las organizaciones ambientalistas nacionales y del mundo deberían pronunciarse y actuar, cuanto antes, al respecto. 

Algo debería hacerse al respecto, y con carácter de urgencia.

Autor: FNL
|
Fuente: Adital

Entradas populares de este blog

Científicos declaran oficialmente el fluoruro (flúor) como una neurotoxina

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Japón decidió deshacerse de todos los hornos de microondas en el país antes de finales de este año