Argentina-España: Acciones por el cambio climático




DETUVIERON A CUATRO ACTIVISTAS
Greenpeace protestó contra una usina
El grupo ecologista colgó una bandera en el frente del Ministerio de Economía. Acusó al Gobierno de invertir en opciones energéticas nocivas para el medio ambiente.


Activistas de Greenpeace subieron a la cornisa del primer piso del Ministerio de Economía y desplegaron un gigantesco cartel con la leyenda: “Cristina: Carbón o Glaciares”. (Foto: Greenpeace)
Greenpeace realiza este martes una protesta en la sede del Ministerio de Economía -donde también funciona el de Planificación Federal- para reclamar contra la construcción de una central térmica en base a carbón que producirá un alto impacto negativo en el clima.

El grupo ecologista acusó al Gobierno Nacional de invertir en opciones energéticas que agravan el calentamiento global y la destrucción de los glaciares.

Activistas de Greenpeace subieron a la cornisa del primer piso del Ministerio de Economía y desplegaron un gigantesco cartel con la leyenda: “Cristina: Carbón o Glaciares”.

“El ministro Julio De Vido impulsa un proyecto energético en base a carbón que es una verdadera insensatez, ya que es un combustible que podría ser fácilmente reemplazado por fuentes de energía limpia. Esta decisión profundiza nuestra dependencia de las peores opciones energéticas, las más contaminantes y las más caras” explicó Juan Carlos Villalonga, director de Campaña de Greenpeace Argentina.

El Gobierno planea instalar la cuestionada planta en la localidad de Río Turbio, en la provincia de Santa Cruz, y tiene como objetivo utilizar carbón del yacimiento de esa localidad. “La usina proyectada es costosa, contaminante e ineficiente” concluyó Villalonga.

A raíz de la protesta, cuatro activistas de la organización fueron detenidos frente al edificio ubicado en la calle Hipólito Yrigoyen al 200.
Fuente: criticadigital.com
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ESPAÑA: Escaladores de Greenpeace despliegan una enorme pancarta en la Sagrada Familia en el comienzo de la cumbre del clima en Barcelona

Fuente: Greenpeace

Más de veinte activistas de Greenpeace han desplegado una pancarta de 600 metros cuadrados en la Sagrada Familia (Barcelona) con el mensaje "World leaders make the climate call" (Líderes mundiales tomad la decisión de salvar el clima), con motivo del comienzo de la cumbre de Naciones Unidas sobre el clima.

Greenpeace recuerda a los líderes mundiales que aún están a tiempo de conseguir un acuerdo que salve el clima en la próxima cumbre de Copenhague. Asimismo, los activistas están descolgando dos pancartas más en las grúas laterales de la Sagrada Familia en las que se puede leer "Save the climate-Salvad el clima". 

"Lo único que hace falta para conseguir un acuerdo que salve el clima es la voluntad política de los líderes mundiales, en vez de intentar cerrar las negociaciones con un tratado de mínimos" ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña Cambio climático y Energía de Greenpeace. "Zapatero tiene que terminar con el doble juego mantenido hasta ahora: dice una cosa y hace lo contrario". 

Esta protesta pacífica forma parte de la campaña"http://www.activistasporelclima.com/" cuyo objetivo es conseguir que José Luis Rodríguez Zapatero defienda en Copenhague un acuerdo ambicioso, justo y vinculante para salvar el clima. A través de internet y de las redes sociales, dos activistas "reales", Vicenç y Estrella, cuentan día a día sus vivencias en primera persona. Vicenç es uno de los activistas que en estos momentos se encuentra en la Sagrada Familia y Estrella estará en la Fira de Barcelona, lugar en el que se celebra la reunión de Naciones Unidas, para recibir al presidente del Gobierno que acudirá a inaugurarla. 

"Yo estoy aquí hoy para pedir a Zapatero que actúe contra el cambio climático. Ahora él deber ir a Copenhague a defender el futuro del planeta" ha afirmado Estrella. "Desde lo alto de la Sagrada Familia sólo quiero pedir una cosa: que los líderes mundiales actúen ya" ha añadido Vicenç. 

Los activistas de la campaña "Activistas por el clima" también participaron el pasado viernes en la acción de protesta en el barco carbonero Playa de Alcudia, en Mallorca, y en el obelisco de Plaza de Castilla (Madrid). 

Hoy comienza en Barcelona, en el Pabellón 8 del recinto Gran Vía de la Fira de Barcelona, la última reunión preparatoria de las negociaciones que tendrán lugar en Copenhague desde el 7 al 18 de diciembre, sobre el necesario acuerdo para salvar el clima. Para ello los representantes de los gobiernos del mundo deben acordar: 

- que los países industrializados reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero un 40% para 2020, respecto de los niveles de 1990; 
- que los países industrializados financien con 110 mil millones de euros anualmente a los países en desarrollo, para que puedan adaptarse al cambio climático, para conseguir la tecnología que les permita desarrollarse con bajas emisiones de carbono, y para detener la deforestación. 

Greenpeace considera que hasta ahora Barack Obama, presidente de EEUU, no está liderando el proceso porque tiene problemas internos para aceptar los acuerdos que se adopten internacionalmente. Mientras, la UE desperdició el pasado viernes en el Consejo Europeo la oportunidad de ofrecer la financiación necesaria. 

"Ante la inactividad de los países industrializados, Brasil, China, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Corea del Sur preparan una propuesta concreta y firme de reducción de emisiones", ha concluido Raquel Montón, responsable de la campaña Cambio climático y Energía de Greenpeace. 

Hoy se celebra una reunión UE-EEUU, en Barcelona, a la que asistirán, por parte de la UE: Fredrik Reinfeldt (Presidencia Sueca), José Manuel Barroso (presidente de la Comisión Europea) y Javier Solana. El resultado de está reunión condicionará las actuales posiciones de los distintos países.

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Cambio climático: África juega las últimas cartas en Barcelona

Autor: Servaas van den Bosch (IPS)


La caravana mundial de discusiones sobre cambio climático llegó a Barcelona esta semana para la última ronda antes de la gran conferencia de diciembre en Copenhague, y África apuesta todo. "Tengo mis dedos cruzados, pero para ser realistas no creo que vayan a suceder grandes cosas en (la reunión preparatoria de) Barcelona esta semana", dijo a IPS desde Nairobi el secretario de la Conferencia Ministerial Africana sobre Ambiente (AMCEN), Peter Acquah.

La AMCEN se reunió la semana pasada en Addis Abeba para las últimas discusiones entre los negociadores africanos antes de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 15), en la que se procurará, entre el 7 y el 18 de diciembre en la capital danesa, delinear un tratado para la reducción de las emisiones de gases invernadero, causantes del recalentamiento planetario. 

El resultado de las conversaciones en la capital de Etiopía fue un ambiguo rechazo al actual borrador del acuerdo, que reemplazaría al Protocolo Kyoto, único instrumento internacional contra el recalentamiento planetario y que expirará en 2012. 

Los países del Sur en desarrollo, que forman un frente común en el Grupo de los 77 (G-77) más China, aumentan la presión camino a Copenhague para exigir mayores compromisos al Norte industrializado. 

"Por su puesto, un rápido movimiento se haría de pronto posible si los países del Anexo I (industrializados) están dispuestos a poner algunos números sobre la mesa en Barcelona que superen los recortes de emisiones propuestos actualmente", añadió Acquah, quien también demandó "una cifra realista para financiar el acuerdo". 

La interpretación africana del principio de "responsabilidades comunes pero diferenciadas", plasmado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático es que los países industrializados deben reducir sus emisiones 40 por ciento para 2020 respecto de los niveles de 1990, y 85 por ciento para 2050, así como destinar 1,5 por ciento de su producto interno bruto a las naciones pobres para ayudarlas a compensar los efectos del recalentamiento planetario. 

"África, por ser el continente más vulnerable, se merece el derecho a un apoyo completo para adaptarse al cambio climático. África también ha sido el que menos contribuyó con las emisiones mundiales de gases invernadero, pero sus comunidades son las que más sufren", señaló AMCEN en una declaración esta semana. 

"Se estima que ese apoyo debe ser de entre 200.000 millones y 400.000 millones de dólares al año, un tercio del cual debe ser destinado a (esfuerzos de) adaptación ante el cambio climático", dijo a IPS desde Barcelona el jefe negociador de Sudáfrica y portavoz del G-77/China, Alf Wills. 

"La ventana de una oportunidad aquí es sin embargo pequeña. Si el recalentamiento planetario alcanza el umbral de los dos grados Celsius, los costos aumentarán drásticamente y la adaptación se hará mucho menos factible. Eso por esto también que es imperativo que las naciones industrializadas reduzcan más sus gases invernadero", añadió. 

La coordinadora de programas de adaptación al cambio climático en África para la organización Gobiernos Locales por Sostenibilidad-ICLEI, Linda Fairhurst, dijo a IPS que el recalentamiento planetario probablemente tenga un efecto devastador en el continente. "Estamos viendo graves consecuencias en la provisión de agua, el saneamiento, el sustento, el transporte y la energía", indicó. 

Fairhurst alertó que sitios poblados en terrenos bajos, como la localidad de Walvis Bay en Namibia, y las ciudades de Maputo en Mozambique y Dar es Salaam en Tanzania, están bajo seria amenaza por el aumento del nivel del mar. 

En agosto, AMCEN calculó que el costo de la lucha contra el cambio climático ascendería a 67.000 millones de dólares anuales solo en África. 

"Pero no se trata solamente de dinero", dijo Acquah. "Se deduce del Protocolo de Kyoto que a África se le deben proveer los medios para adaptarse. Esto incluye transferencia de tecnología verde, y hay poco movimiento en ese frente". 

Las emisiones de dióxido de carbono de África representan un modesto 3,7 por ciento de las totales mundiales. En su mayoría son causadas por la deforestación, la quema de gases y la generación de energía en base a carbón en un puñado de países. 

Una de las principales expectativas para Copenhague es que se alcance un acuerdo sobre reducción de emisiones y degradación forestal, que permitiría la llegada de miles de millones de dólares al continente para preservar las selvas tropicales. 

Este dinero es sumamente necesario para la adaptación. Un reciente estudio de científicos británicos publicado en la Oxford Review sugirió que "el impacto del cambio climático en África probablemente será severo debido a los efectos adversos directos, la alta dependencia agrícola y la limitada capacidad de adaptación". 

"La adaptación será difícil por la fragmentación de África en pequeños países y grupos étnicos, y por los pobres ambientes de negocios", añadieron los expertos. 

Por su parte, el Instituto de Investigación sobre Políticas Alimentarias predijo recientemente que los cultivos de trigo en el continente se reducirán 30 por ciento en 2050 y los precios casi se duplicarán debido al cambio climático. 

"Si no se acuerda un tratado ambicioso y vinculante, seremos recordados como la generación que gastó miles de millones en tarjetas de crédito, propagó el vandalismo ambiental y no hizo nada para enfrentar el más intrincado problema de nuestros tiempos", dijo en vísperas de la reunión en Barcelona el jefe de la Iniciativa sobre Cambio Climático del Fondo Mundial para la Naturaleza, Kim Carstensen. 

"Estoy seguro de que ninguno de los líderes quiere ser recordado así", añadió. 

Pero una de las principales dudas en las negociaciones es quién avanzará primero y cuánto. La Unión Europea está dispuesta a acordar una reducción de hasta 30 por ciento para 2020 respecto de los niveles de 1990, pero sólo si lo hacen el resto de las naciones industrializadas. 

El mayor contaminante, China, prometió reducir sus emisiones por un "significativo margen" respecto de los niveles de 2005, pero demandó a cambio un recorte de 40 por ciento de parte del Norte. 

En Estados Unidos se propuso un proyecto de ley que recortaría las emisiones alrededor de siete por ciento, pero es probable que su aprobación se vea obstaculizada en el Congreso legislativo. 

Mientras, los países africanos están decididos a marcar deberes diferenciados entre el Norte industrializado y el Sur en desarrollo. Los compromisos de los países pobres, insisten, deben ser voluntarios. 

"Las acciones de mitigación para África deben ser voluntarias y apropiadas a nivel nacional, y tienen que ser plenamente apoyadas con transferencia de tecnología, financiamiento y desarrollo de infraestructuras", señaló AMCEN. 

"Las altas temperaturas en las próximas décadas serán causadas por las emisiones históricas de los países industrializados, así que tienen la principal responsabilidad", subrayó por su parte Acquah.

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