El "protoculo" de Copenhague




Científicos australianos buscan ovejas verdes que eructen menos

Cosas de la vida, con la llegada de este frío polar, estaba yo pensando en el museling que sufren las ovejas australianas. Concretamente, en el boicot que los ingleses harán a su lana a partir de diciembre del 2010 si siguen cortando sus nalgas con tijeras de podar. Pero no es esto lo que parece quitarles el sueño a nuestros vecinos de las antípodas. Según un equipo de científicos australianos, lo prioritario es encontrar ovejas verdes que eructen menos para combatir el cambio climático. El estudio atribuye más contaminación al eructo del ganado que a los gases anales
Para los australianos, los eructos y los pedetes de Wang Wang y Funi son oro puro, dignos de ser inmortalizados en miles de vídeos y fotografías. Por si todavía no lo sabes, Wang Wang y Funi es la pareja de pandas gigantes que recibirá el Adelaide Zoo, y que dará a ganar cifras billonarias. Pero ¡ooh, ooh!, si en lugar de pandas fueran dos ovejas australianas, sus gases provocarían algo muy distinto, casi una exclamación de vade retro.
En fin, al margen de comparaciones, el equipo de científicos australianos busca criar ovejas que eructen menos de lo normal, para combatir el cambio climático. La razón es que el estudio demuestra que el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Australia provienen del metano producido por el ganado ovino y vacuno.
Así, los investigadores contradicen los estudios que atribuían la contaminación de estos animales a los gases. John Gooppy, líder de la investigación, considera que el problema había sido mal enfocado: “No sale mucho por el ano de los animales”, afirma.
Por contra, Gooppy explica que los eructos del ganado concentra el problema para luchar contra el cambio climático, pues el metano es uno de los principales gases que provocan el efecto invernadero, cuya capacidad de atrapar calor es 20 veces superior al dióxido de carbono (CO2).
En Australia pastan unos 80 millones de ovejas y la meta de estos científicos es reducir sus eructos. Un objetivo que pretenden alcanzar analizando la genética de estos animales para criar un tipo de oveja más respetuosa con el entorno.
Hasta la fecha, los avances no son sorprendentes , que digamos. Sus averiguaciones, por ahora, sólo han concluido que las ovejas que comen más, por lo general eructan más. Lo que no sabemos, aunque me temo que la respuesta es no, es si han considerado la interesante idea del vegetarianismo para mejorar la vida de las ovejas y el equilibrio del planeta.
Vía | www.upi.com
Fotografía | Agent1994
Fuente: ecologiablog.com

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Sales y soles
El "protoculo" de Copenhague

Gorka Andraka
Gara


Las ovejas están que trinan. Y no es para menos. Un equipo de científicos australianos quiere crear “ovejas verdes” para combatir el cambio climático. Las 80 millones de cabezas de ganado ovino que pastan en Australia provocan el 10% de sus gases de efecto invernadero. “Nos equivocamos al enfocar el asunto”, reconocen ahora los expertos, “el problema está en la boca y no en el ano”. Los eructos animales liberan metano (CH4), un dañino gas capaz de absorber veinte veces más calor que el dióxido de carbono (CO2). De momento, los investigadores han estudiado de manera exhaustiva a un grupo de doscientas ovejas y han seleccionado a las que menos eructan. Si descubren un vínculo genético entre las más ecológicas podrán criar “ovejas amigas del medio ambiente” en serie.
No sólo de boca vive el aire. El ser humano hace años que eructa verde, fragancias madreselva, aunque de poco sirve si luego no cumple sus bonitas palabras. Cuestión de enfoque: ombligo o ano. Este lunes arranca en Copenhague, con la presencia de un centenar de jefes de Estado y Gobierno, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Todo dependerá, su éxito o fracaso, de cuántos ombligos miremos, de cuántos culos veamos. A estas alturas del fango, no queda otra salida. Primero, bajarse los pantalones del progreso y enseñar el trasero del crecimiento. Luego, con todas las vergüenzas y miserias al viento, abrirnos de patas y proclamar sin miedo: ¡Tolerancia cero con nuestra mierda! ¡Queremos cagar flores!

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