La locura ecológica de las granjas de pescado






Comentario por el Capitán Paul Watson
Al ritmo que las poblaciones humanas siguen creciendo, se ejerce cada vez más presión sobre la capacidad de carga ecológica y un área donde esto se hace más evidente es en los ecosistemas marinos. Simplemente no hay suficientes peces en los océanos para seguir alimentando a las siempre crecientes poblaciones de homo sapiens.
A medida que las poblaciones de los peces más comerciales fueron disminuyendo, los comerciantes desarrollaron la idea de domesticar al salmón del Atlántico, criándolo en jaulas cerradas. Actualmente estas ‘granjas de salmón’ están proliferando a lo largo de la costa de la Columbia Británica, Chile, Escocia, Nueva Zelanda y Tasmania.
El primer problema es que el salmón del Atlántico sólo es nativo de Escocia y es una especie exótica en el resto de ecosistemas marinos.
Esto ha provocado más de un problema, el primero de los cuales es que muchos de estos salmones escapan a estos nuevos entornos, pudiéndose reproducir y por tanto competir por el alimento y hábitat con las especies de peces nativas. Estas especies invasoras también propagan enfermedades a las especies nativas que no tienen resistencia y de nuevo no carecen de la posibilidad de competir con el pez domesticado que durante su proceso de alimentación ha sido alimentado con antibióticos y esteroides.
Y alimentar a este pescado presenta problemas aun más graves. El salmón es un gran depredador voraz de pescado y ese pescado tiene que llegar de algún lugar, lo que ha ayudado a engendrar una nueva industria para la captura de cientos de miles de toneladas de peces menores a los que se convierte en bolitas proteínicas de harina de pescado para alimentar al pez de granja.
¿Y bien? Los peces pequeños suponen una pequeña parte de los 110 millones de toneladas de pescado que la gente consume cada año en todo el mundo. Podemos alimentar también a los grandes peces con peces mas pequeños de manera que los humanos puedan seguir consumiéndolos.
Y así es, pues más del 50% del pescado capturado de los océanos se destina como alimento para el ganado de cerdos, ovejas, vacas y pollos, los mayores depredadores marinos del planeta. Los frailecillos se mueren de hambre en el Mar del Norte  para que nosotros podamos seguir alimentando a los pollos de granja de Dinamarca con su base de dieta, la pequeña anguila de arena.
Estos pequeños peces se alimentan de plankton y sus principales competidores en la captura de plancton son las ballenas, los tiburones ballena y las medusas. Las poblaciones de ballena y tiburón ballena nunca se han vuelto a recuperar y hoy en día siguen explotándose. Sin embargo, no hay mercado para las medusas lo que hace que sus poblaciones hayan aumentado, aumento que se acelera con el calentamiento global y la creciente acidificación de los océanos.
Hace poco la única granja de salmón de Irlanda desapareció cuando una masiva cantidad de medusas Pelagia noctiluca destruyó 100.000 peces mientras luchaban por escapar de su recinto y que no frenó la invasión. No hubo ninguna oportunidad y se retorcieron de la agonía producida por el estrés de los aguijones. No sobrevivió ninguno.
Lo que esto significa es que hemos creado un ciclo vicioso de destrucción ecológica marina. A medida que disminuyen las poblaciones salvajes de peces, habrá más motivaciones para seguir construyendo más granjas de salmón. Estas granjas requerirán más y más capturas de pequeños peces salvajes lo que significa menos competición para las medusas que unido al incremento de los niveles ácidos y al calentamiento global provocará un crecimiento aun mayor de sus poblaciones. Estas masivas cantidades de medusas matarán a los peces salvajes y cautivos provocando incluso más merma de las especies de peces en los océanos y reduciendo la cantidad de proteína de pescado disponible para el consumo humano.
Además, el incremento esperado en el consumo debido al crecimiento continuado de la población humana resultará en más intentos por incrementar el volumen de producción de las granjas de pescado y la explotación de los peces salvajes. En 2050 los océanos podrían quedar sin peces y estar poblados por billones de medusas flotantes de varias especies, situación que no será saludable para ninguna especie marina ni serán buenas noticias para la humanidad.
La Sea Shepherd Conservation Society ha sido criticada por abogar por la abstención de comer pescado. Nuestras perspectivas se consideran radicales y extremas pero, ¿no es más extremo un océano sin peces repleto de medusas?
Comentario por el Capitán Paul Watson

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