Se esperan severas consecuencias en la salud humana en México, por el consumo de maíz transgénico





México podría resentir severas consecuencias de salud pública por el consumo humano de maíz transgénico que se da desde hace aproximadamente 10 años, y que se agravaría en cuanto se permita su producción masiva en el país.
Se ha demostrado en laboratorios que afecta riñón e hígado, señala experto del INIFAP. EU, Canadá y Japón no aceptan cultivos genéticamente modificados de trigo o arroz: Turrent Fernández.
México podría resentir severas consecuencias de salud pública por el consumo humano de maíz transgénico que se da desde hace aproximadamente 10 años, y que se agravaría en cuanto se permita su producción masiva en el país, advirtió Antonio Turrent Fernández, especialista en ciencias del suelo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
El también presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad dijo: “las cantidades maíz que comen un austriaco o un francés no son para preocupar, pero nosotros, que desayunamos, comemos y cenamos maíz, sobre todo en los grupos más pobres, el riesgo es muy diferente.
Este es el primer gran problema que me preocupa sobre la autorización para sembrar grano transgénico en México, dijo en el contexto del foro Los transgénicos nos roban el futuro, organizado por miembros de la Red en Defensa del Maíz, Vía Campesina Región América del Norte, la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales y el Colectivo Coa, alterno al que realizan en esta ciudad delegaciones de al menos 190 países integrantes de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Turrent señaló que en naciones donde también tienen alimentos de consumo masivo entre la población, como trigo en las angloparlantes o arroz en las orientales, no se permite la producción en sus territorios de alimentos transgénicos para consumo humano. En Estados Unidos no hay trigo transgénico, tampoco en Canadá, y Japón no acepta que se consuma arroz genéticamente modificado.
En la práctica ellos están haciéndolo así, pero para afuera no hay problema en que en México sí se consuma maíz alterado; eso sí es un crimen de lesa humanidad, agregó. Refirió que existe información probada en animales de laboratorio que muestra que el consumo de transgénicos causa efectos crónicos subclínicos, como anormalidad en el hígado y los riñones, padecimientos que luego son heredados a las crías, con daños más severos en los machos que en las hembras.
Señaló que en México se producen 22 millones de toneladas de maíz al año y el consumo es de 32 millones, es decir, se importan al menos 10 millones. Del total cultivado en el país, entre 12 y 15 millones se consumen como alimento humano –nixtamalizado–, pero en realidad no hay un control para impedir que el grano traído del exterior y que sea transgénico (la mitad de esos 10 millones de toneladas) llegue a la mesa de los mexicanos.
La alternativa –precisó– sería utilizar las ricas tierras del sur y el sureste mexicanos, además de las destinadas a la ganadería, para completar con maíz autóctono lo que se necesita para el consumo interno, logrando autosuficiencia alimentaria y, además, sana.
México es el centro de origen del maíz, la mayor variedad genética que hay en el mundo está aquí, pero ya hay signos de contaminación con transgénicos, dijo. En la imagen: Un campesino de Filipinas muestra daños de la sequía sobre los cultivos de maíz. www.ecoportal.net
Prensa Indígena
www.prensaindigena.org.mx
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Un informe revela los impactos negativos de los transgénicos

Natasha Pitts
Adital


Reforzando las publicaciones científicas que niegan la utilidad de los transgénicos como medida para reducir los efectos de los cambios climáticos, la ONG Amigos de la Tierra Internacional lanzó, el último mes de febrero, el informe "¿Quién se beneficia con los cultivos transgénicos?". La publicación aborda y aclarara los verdaderos efectos que los cultivos de transgénicos causan a la salud y al medio ambiente.
El informe fue publicado al mismo tiempo en que el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones de Agro-bio-tecnologías (ISAAA, por su sigla en inglés) lanzó su publicación anual financiada por la industria biotecnológica. El "Global Status of Commercialized Biotech" tiene como objetivo principal promover los transgénicos e incentivar sus cultivos como la mejor salida para el combate del hambre y la pobreza.
Desvelando y mostrando la realidad, Amigos de la Tierra Internacional, por medio de estudios y de la recolección de datos actuales, analiza las áreas de cultivos de organismos genéticamente modificados (OGM) en el mundo y divulga los impactos sufridos por los países que los plantaron. Las informaciones agrupadas en el informe van en contra de la hipótesis de que los transgénicos pueden combatir los cambios climáticos y el hambre y afirman que las suposiciones son "exageradas y totalmente prematuras".
La afirmación categórica de Amigos de la Tierra se debe al hecho de que estudios han comprobado que los OMG están causando más daños que beneficios. La prueba, según relata el estudio de la ONG, es que los cultivos de transgénicos están incrementando las emisiones de carbono y no están ayudando a solucionar el problema del hambre en el mundo. "Esto se debe al hecho de que los cultivos transgénicos son responsables de espectaculares aumentos del uso de pesticidas, tanto en Estados Unidos como en América Latina, intensificando el uso de combustibles fósiles", aclara el informe.
Datos recientes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos confirmaron que en 2008 los cultivos de transgénicos necesitaron un 26% más de pesticidas por hectárea que las plantaciones tradicionales. En el caso de Brasil, un estudio promovido por el Gobierno en 2007 comprobó que el uso del herbicida glifosato creció el 80% entre 2000 y 2005, fecha desde cuando la soja transgénica fue introducida en el país.
Argentina también pasa por una situación alarmante a causa de los transgénicos. Según el informe, más de 200 mil hectáreas de bosque primario desaparecen cada año para dar espacio a las plantaciones de soja transgénica. América del Sur es hoy la principal afectada por la deforestación causada para dar lugar a las plantaciones de soja transgénica.
Según el documento "¿Quién se beneficia con los cultivos transgénicos?", menos del 3% del área agrícola mundial está ocupada por plantaciones transgénicas y más del 99% de lo que se produce sirve para la alimentación de animales y para la producción de bio-combustibles. Mediante estos datos, Amigos de la Tierra nos lleva a reflexionar sobre cómo es posible que los transgénicos sean una salida para el hambre si lo que se cultiva no sirve para la alimentación de las poblaciones pobres.

Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com
Fuente: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?boletim=1&lang=ES&cod=45798

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