CHILE: Industria salmonera no se da por vencida






SANTIAGO, ago (Tierramérica) - La otrora pujante industria salmonera de Chile intenta ponerse de pie tras la demoledora crisis sanitaria que redujo a la mitad su producción. Pero su viabilidad a largo plazo sigue en debate.
"La salmonicultura se expandió rápidamente, sin un marco regulatorio y de control adecuado para evitar y anticipar problemas ambientales o el desarrollo de enfermedades transmisibles", explicó a Tierramérica el doctor en economía ambiental y recursos naturales Carlos Chávez, de la Universidad de Concepción. Chile es el segundo productor mundial de salmón cultivado, detrás de Noruega, sobre todo de salmón del Atlántico (Salmo salar), además de trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss) y coho (Oncorhynchus kisutch). 
Luego de introducir estas especies exóticas en la década del 80, la industria creció exponencialmente hasta mediados de 2007, cuando el virus de la anemia infecciosa del salmón (conocido por sus siglas en inglés ISA) comenzó a propagarse por los centros de cultivo de las sureñas regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes. 
El virus obligó a las empresas a cosechar de forma anticipada los peces y a cerrar las instalaciones para el descanso de las aguas. El peor momento fue enero de 2009. 
Según estimaciones de la industria, en 2007 y 2008 se produjeron cerca de 650.000 toneladas y para este año se estima entre 250.000 y 300.000 toneladas. De los 55.000 empleos directos e indirectos que generaba el sector en su mejor momento, sólo quedan unos 25.000. 
En 2009, las exportaciones de salmón alcanzaron 2.068 millones de dólares, según el Servicio Nacional de Aduanas. Se exporta casi todo lo que se produce. 
"La situación es catastrófica, con ex trabajadores perdiendo sus viviendas, sin dinero para que estudien sus hijos e inclusive para comer", aseguró a Tierramérica Javier Ugarte, presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores del Salmón. 
Según información entregada por el gubernamental Servicio Nacional de Pesca a Tierramérica, en Los Lagos existen 283 centros de cultivo en operación, en Aysén 186 y en Magallanes 13. El último informe sanitario de esa institución también señala que sólo ocho centros son sospechosos de contagio del virus ISA. 
La respuesta fue una reforma a la Ley de Pesca y Acuicultura de 1991, promulgada en abril de este año para regular, entre otras cosas, la entrega, operación y caducidad de las concesiones, frenando momentáneamente la expansión en algunas regiones. 
"No es una ley de protección ambiental ni de beneficio para los trabajadores. Es una ley para darle viabilidad a una industria en crisis, para apoyar a los empresarios salmoneros", dijo a Tierramérica la directora ejecutiva de la ecologista Fundación Terram, Flavia Liberona, quien, no obstante, reconoció "algunos avances". 
"A largo plazo, esta normativa puede generar mejores condiciones ambientales y sanitarias, porque aporta mayores regulaciones y capacidad de fiscalización. Pero, ¿cómo se implementará?", indicó. 
La norma fue resistida por pescadores artesanales y ecologistas porque permite a las salmoneras hipotecar sus concesiones para obtener créditos bancarios. Esto, advirtieron, significa la "privatización" del mar, un bien nacional de uso público. 
El gobierno derechista de Sebastián Piñera, investido el 11 de marzo, avanza en la elaboración de los 15 reglamentos necesarios para implementar la ley, afirmó a Tierramérica el jefe de la División de Acuicultura de la Subsecretaría de Pesca, José Miguel Burgos. 
Desde hace un año, sostuvo, está en marcha "un plan de uso racional de antibióticos" que incluye la actualización del registro de estos fármacos, el control de las fábricas que los incorporan a los alimentos de los salmones y el fortalecimiento de la fiscalización. 
Una de las principales críticas a la industria se refiere a la aplicación excesiva y descontrolada de antibióticos. 
"Las densidades de salmón permitidas en las jaulas se regularon", y en lo que resta de año se dictaría una norma "que fije los estándares de seguridad adecuados para estas estructuras", agregó Burgos. Con ello se intenta evitar el escape masivo de peces que se transforman en depredadores de otras especies. 
Asimismo, se está midiendo la capacidad de carga de los ecosistemas por la alimentación y los desechos orgánicos de los salmones en el estuario de Reloncaví, apuntó. 
Otras enfermedades que aquejan al sector son el parásito Caligus rogercresseyi y el Síndrome Rickettsial Salmonídeo, de origen bacterial, que en el segundo semestre pasará a ser controlado, anunció Burgos. También se teme que aparezca la enfermedad del páncreas, otro virus agresivo. 
Los empresarios aseguran que hicieron "autocrítica" y adoptaron voluntariamente estándares más estrictos. Pero la Asociación de la Industria del Salmón, SalmónChile, declinó contestar las consultas de Tierramérica. 
"La industria no va a resistir si no incorpora herramientas biotecnológicas", dijo a Tierramérica el académico Rodrigo Vidal, de la Universidad de Santiago, quien obtuvo con otros colegas fondos públicos para crear un Centro Biotecnológico Acuícola y seguir desarrollando instrumentos genómicos para evaluar procesos del rubro. 
Vidal integra el comité científico del consorcio competitivo formado en 2009 por Canadá, Chile y Noruega para secuenciar el genoma del salmón del Atlántico para 2012. 
"¿Estamos preparados como país para aprovechar el genoma del salmón, considerando que al frente tenemos a Noruega, un competidor directo, que está a años luz en materia biotecnológica?", se preguntó Vidal, para quien "la llave genómica" es clave para "producir mejor": bajar costos y evitar la "sobreexplotación" de los ecosistemas. 
A su juicio, este "proyecto país" es casi desconocido, por lo que llamó a mejorar aceleradamente la coordinación pública-privada, privilegiando la sustentabilidad ambiental sobre los intereses económicos para no "hipotecar el futuro". 
Para Liberona, en cambio, más que apuntalar una industria "que nació mal" es necesaria "una verdadera política pública sobre el borde costero", que coordine y promueva, con base en estudios y participación ciudadana, las diferentes actividades productivas. 

* Este artículo fue publicado originalmente por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
Crédito: Cortesía Fundación Terram

-----------------------------------------------------------------------------


Neoliberalismo y Naturaleza (XXIV-2ª Época)...LO MISMITO QUE EL AÑO PASADO...
Por Héctor Kol
Patagonia Chilena

Dice el chiste popular que cuando un sacerdote católico celebraba Misa, entró un borrachito al templo y se sentó en primera fila. Al comenzar el sacerdote la lectura de las Sagradas Escrituras, el borrachito exclamó “¡lo mismito que el año pasado!” y que al invocar el Padre al Espíritu Santo urante la consagración de las hostias, nuevamente se escuchó al borrachito exclamar… “¡lo mismito que el año pasado!”…
Cuando el Sacerdote llamó, luego, a los feligreses a darse fraternalmente la Paz, otra vez el invitado de piedra exclamó… “¡lo mismito que el año pasado!”… Exasperado y con Santa ira, el sacerdote llamó a la policía para que sacaran al beodo de la ceremonia y cuando la policía (con su gentileza acostumbrada) se llevaba al borracho detenido, este exclamó, nuevamente… “¡lo mismito que el año pasado!”…
La alegría, dicha y satisfacción que expresan las Intendentas de las Regiones de Aysén y de Magallanes por la supuesta “reactivación” de la Industria Salmonera después de que el Gobierno Socialista de Michelle Bachelet Privatizara el Mar Austral para pagar las deudas que la “exitosa” Industria acumuló tras 20 años, tienen que ver con este chiste popular.
Para la Intendenta de Magallanes, por ejemplo, la operación de 600 centros de producción salmonera en Magallanes en una primera etapa (2011) generaría unos 3.000 empleos, es decir, un promedio de 5 TRABAJADORES por Centro .
A eso se le lama Polifuncionalidad, porque a cada desdichado que acceda a estos puestos de trabajo, le corresponderá hacer de todo, como si estuviera en McDonald’s… lo mismito que el año pasado…
Pero hay más….Esos 600 centros salmoneros tóxicos generarían una producción, según la Intendenta, de 30 MIL TONELADAS DE SALMÓNIDOS, es decir, unas 500 toneladas de salmones por centro y unos 33 KILOS de salmón para procesar AL AÑO por cada uno de los 3.000 trabajadores empleados… Nos imaginamos los bonos de producción que recibirá cada trabajador por tan agotadora faena, que, por lo demás, es lo único que pagan las empresas salmoneras…el resto del salario lo pagamos todos los chilenos a punto de subsidios estatales… lo mismito que el año pasado…
En Aysén, otra Intendenta, menos diestra en las matemáticas, pero si cercana a la legislatura, declaraba su satisfacción por el estricto respeto a las nuevas normas ambientales (ideadas junto a la Privatización del Mar) que estaba manifestando la Industria Salmonera.
La Sra. Intendente de Aysén no sabe que esa nueva normativa AÚN NO ES PROMULGADA y que lo único que eventualmente debieran respetar los salmoneros, es la insuficiente e hilarante normativa que ellos mismos instalaron a través de su red de influencias, donde los proyectos de salmonicultura intensiva se evalúan ambientalmente a través de una Declaración Jurada (una Declaración de Impacto ambiental) tal cual como lo hace un cultivo de “choritos” o de ostiones…
La Intendenta, obviamente, no está informada y repite lo que se le ha ordenado repetir desde las siniestradas oficinas de la agencia publicitaria Salmon-Chile … lo mismito que el año pasado…
Más aún, ni en Aysén ni en Los Lagos ni en Magallanes, la Industria Salmonera respetó las normas que ella misma se impuso y que ella misma se auto-fiscaliza, puesto que SERNAPESCA (el servicio público “geométricamente armónico”) aún no tiene lanchas propias para efectuar las fiscalizaciones que les mandata la Ley… lo mismito que el año pasado…
Así, la Industria Salmonera acumuló una variada gama de faltas a las normas ambientales propias y a varias que nunca han existido, como las normas que limiten el uso irracional de antibióticos, por ejemplo, cuya inexistencia permite que en Chile se use de todo para tratar de detener las enfermedades que atacan, una tras otra, a estos maltratados animales que contaminan nuestros canales y fiordos de la Patagonia.
Lo dije en una conferencia en el Campus Antumapu de la Universidad de Chile, este año: si el arquero de España hubiera sido del SAG (que “regula” el uso de antibióticos en la producción animal) Chile habría llegado a la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Por goleada.
Pero lo que tampoco debe saber la Intendenta de Aysén es que las “nuevas normas ambientales” (cuando se promulguen) otra vez serán las que elaboraron los propios salmoneros para fiscalizarse ellos mismos, pues al interior de la Mesa de Trabajo Salmón que dirigió Felipe Sandoval (hoy, funcionario salmonero) fueron acogidas 48 de las 54 propuestas que la agencia Salmon-Chile llevó a la Mesa liderada por el hoy empleado de AQUACHILE .
Cuando se promulguen estas “nuevas normas” que regularán la gestión ambiental de la Salmonicultura 2.0, entonces, la nueva normativa será, nada más y nada menos, que las normas que puso una agencia de publicidad… la mismita del año pasado…
En consecuencia, cuando lleguen las salmoneras a Magallanes y se expandan las que siguen contaminando Aysén, la Industria salmonera no será más que la misma Salmonicultura 1.0 ahora propietaria del mar que era de todos los chilenos. Será la Salmonicultura que inventó César Barros…el mismito del año pasado…
Y en los Gobiernos Regionales de las tres Regiones australes, seguirá operando (ahora como Gobierno) el Estado Salmonero que toleró que en el Mar patagónico se causara la peor tragedia ambiental de la Historia.
Ese Estado, que opera al sur del Paralelo 42º Latitud Sur no es otro que… el mismito del año pasado.

Héctor Kol
Patagonia Chilena
Sin Represas… Sin Salmoneras
Agosto del 2010.
http://www.mapuexpress.net/?act=publications&id=3939

Entradas populares de este blog

Científicos declaran oficialmente el fluoruro (flúor) como una neurotoxina

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Japón decidió deshacerse de todos los hornos de microondas en el país antes de finales de este año