Helechos, ciclo del agua y bosques de secuoyas





Autor: Neofronteras

Un estudio ha analizado la capacidad de respuesta frente a la sequía de los helechos que forman el sotobosque de los bosques de secuoyas rojas de California.


Hay un mundo antediluviano, primigenio y jurásico poblado por los árboles más altos del mundo. Es un mundo de belleza sin igual, de profunda umbría y silencio pavoroso. Un mundo húmedo en donde crecen helechos gráciles y equisetos discretos. Un mundo que incluso cuando llega el verano es cubierto por la neblina del océano Pacífico para que así conserve su humedad.


Es un mundo que nunca cabe en una foto, un mundo que infunde respeto a todo aquel que se adentra en él. Un mundo misterioso y pretérito, bello y frágil.

Todo aquel que haya visitado los bosques de secuoyas rojas de California y tenga cierta inquietud sabe de lo que hablo. Pero para poder apreciarlo de verdad no basta con ir a parques semiurbanos en las cercanías de San Francisco, hay que ir más al norte, a Redwood Nacional Park y los parques aledaños.

Hace millones de años, cuando en este planeta todavía había dinosaurios, los bosques de secuoyas cubrían grandes extensiones de superficie terrestre. Hoy en día sólo queda una estrecha franja a lo largo de la costa del Pacífico norteamericana. Aunque esta especie se ha plantado por motivos ornamentales en otras partes del mundo, no hay otros lugares similares a los bosques de secoyas rojas de California, son simplemente únicos.

La Tierra hoy en día es un mundo más seco y hostil para la Sequoia sempervirens de lo que lo fue en el pasado. Si ahora, en esa estrecha franja de terreno antes mencionada, todavía quedan secuoyas es porque en esa parte de la costa del Pacífico se produce un singular fenómeno climatológico mediante el cual se generan nieblas en verano que ayudan a mantener la humedad del bosque se secuoyas.

El ecosistema de los bosques de secoyas depende por entero, por tanto, de esa niebla para seguir hidratado. Pero en un mundo en proceso de cambio climático rápido, ¿podrán sobrevivir los bosques de secoyas?

Emily Limm y Todd Dawson, ambos de la Universidad de Berkeley, han investigado recientemente las complejas interacciones entre temperatura, ciclo del agua y la comunidad de plantas que crean la red biológica de los bosques de secoya. Se han centrado precisamente en responder a la pregunta de si el cambio climático puede impactar en la comunidad de plantas de los bosques de secuoyas a la hora de obtener agua de la niebla en verano. Publican sus resultados en American Journal of Botany.

En el norte de California no llueve en verano (en el sur ni en invierno) así que las plantas que viven en los bosques de secuoyas dependen de la niebla para obtener agua. Ésta puede condensarse en las hojas de las plantas y caer en forma de gotas al suelo, en donde ya puede ser utilizada por las raíces de las plantas. Alternativamente, otras plantas pueden absorber agua directamente de la niebla a través de sus hojas, permitiendo a las mismas beneficiarse inmediatamente de una humedad ambiental que quizás nunca alcance el suelo.

El bosque no solamente lo forman los árboles, sino toda la comunidad de especies, por humildes que parezcan, que lo habitan. El helecho Polystichum munitum, por ejemplo, recubre el suelo de los bosques de secoyas. Limm y Dawson han examinado la variación en la habilidad de las hojas de este helecho de absorber agua directamente de la niebla.

Estos investigadores han encontrado que la cantidad de agua que las plantas pueden absorber varía en diferentes regiones de bosques de secoyas. En verano las condiciones de sequía son más importantes en el sur y ahí se reduce la abundancia de P. munitum y plantas de similar tamaño. Estos helechos del sur son menos eficientes a la hora de capturar agua de la niebla que gotee al suelo en verano y sufren un mayor estrés hídrico que los helechos del norte.

Esto tiene importantes implicaciones en las estructura de la comunidad de plantas. Según Limm si el cambio climático produce una merma en estas plantas se cambiará la manera en la que el agua de la niebla es distribuida sobre el suelo del bosque y puede dar lugar a cambios dramáticos en las funciones del propio bosque.

Limm y Dawson tienen esperanzas de que los helechos nativos puedan aclimatarse y sobrevivir mejor a condiciones de mayor sequía. Quizás esta aclimatación permita a las plantas mitigar los efectos de la sequía sobre el ecosistema y reducir potenciales extinciones. Si el helecho puede hacer ajustes morfológicos y fisiológicos para sobrevivir cuando la sequía se intensifique, entonces se verá menos afectado por el cambio climático del futuro próximo, dice Limm.

Limm y Dawson han involucrado a gente corriente en su investigación para que recolecten datos sobre la abundancia de helechos. Esto no solamente ha servido para contribuir con información al proyecto de investigación, sino que además ha cambiado la impresión que tiene la gente corriente sobre estos bosques.

“He oído a la gente decir frecuentemente que nunca se habían dado cuenta de que había plantas en el suelo del bosque de secuoyas porque siempre miraban a los árboles gigantes… Después de aprender sobre la habilidad de P. munitum de absorber agua de la niebla a través de sus hojas en mayor proporción que los propios árboles, frecuentemente me dicen que ya no ven a los helechos de la misma manera”, dice Limm.

Esperemos que estos bosques bellos y majestuosos se sigan conservando por siempre, que estén “siempre vivos”.

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