Fracturamiento hidráulico para extraer gas: cuando el agua del grifo se vuelve inflamable




Fracturamiento hidráulico, frac Jobs, fracing, fracking. Tanto en español como en inglés, todos estos términos hacen referencia a la misma técnica para la extracción de gas natural. Y para algunos estadounidenses, remite inmediatamente a la imagen del agua del grifo convirtiéndose en una bola de fuego al contacto con la llama de un mechero. El fracturamiento hidráulico podría estar contaminando los depósitos de agua potable con el inflamable gas metano.
De los efectos controversiales del fracturamiento hidráulico ya hemos hablado otra veces. En este proceso, millones de galones de agua y productos químicos son inyectados a alta presión en los pozos para romper formaciones cerradas de roca y permitir que el gas fluya hacia la superficie. Esto produce aguas residuales que a menudo son almacenadas en pozos subterráneos, conocidos como pozos de inyección.
En Estados Unidos, la comisión de petróleo y gas está estudiando si un pozo de este tipo está relacionado con una cadena de sismos de baja magnitud, que se ha producido en el estado de Arkansas desde otoño de 2010. El mes pasado congresistas demócratas revelaron datos de una investigación según la cual algunas compañías de gas y petróleo inyectaron cientos de millones de galones de químicos potencialmente cancerígenos en estos pozos, en más de 13 estados, entre 2005 y 2009.
Como señala The Telegraph, el impacto visualmente más dramático de la extracción de gas natural es ver el agua que sale del grifo volverse inflamable, lo que sucede cuando el gas metano se filtra en el suministro de agua. Sin embargo, el impacto menos visible es más profundo y, entre otras cosas, pone en entredicho el argumento de que el gas natural es una fuente más limpia de energía.
Y es que, además de la contaminación de los depósitos subterráneos de agua a través de los pozos de inyección, el fracturamiento hidráulico emite cantidades de metano mayores que el gas extraído de forma convencional. El diario inglés cita un estudio realizado por la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, que concluyó que la huella ecológica del gas obtenido por este método es mayor que la del carbón o el petróleo cuando es analizado en un periodo de 20 años después de la emisión.

Vía | www.telegraph.co.uk

Fotografía | Marcellus Protest

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