Inconvenientes de la tilapia, el "pollo del mar" que podría llegar a todo el mundo









A la tilapia -nombre genérico con el que se denomina a un grupo de peces de origen africano del que algunas especies tienen interés comercial y son cultivadas en piscifactorías- se le conoce como pollo acuático. Dice The New York Times que el apodo se debe a que este pez no sabe tanto… a pez, y puede ser “cultivado” en enormes cantidades, engordando rápidamente con una alimentación de maíz y soya.
El año pasado, los estadounidenses comieron más de 215 millones de kilogramos de tilapia. Barato y fácilmente disimulable, es promovido como una buena opción nutricional –el pescado es fuente de ácidos grasos Omega 3- y medioambiental, pues la mayor parte del que se consume en Estados Unidos proviene de piscifactorías en América Latina y Asia, un respiro para otras especies cuyas existencias están en peligro. Sin embargo, es blanco de críticas tanto medioambientales como nutricionales.
Cuando leí esta noticia pensé que era demasiado local para comentarla. Entonces encontré un artículo publicado el 3 de septiembre de 2010 según el cual un grupo de investigadores del Aula del Mar de Málaga estudia desde hace algo más de dos años la posibilidad de implantación y cría de tilapia por parte de particulares en el ámbito rural de Torrox, Malaga.

Así que no está demás saber de qué se acusa al pez (o a quienes lo crían). The New York Times señala que, comparado con otros peces, la tilapia cultivada contiene relativamente pequeñas cantidades de omega-3. El salmón, por ejemplo, tiene diez veces más. Además, la tilapia cultivada contiene una mezcla menos saludable de ácidos grasos porque es alimentada con maíz y soja, en vez de plantas y algas de lago, que es la dieta de la tilapia silvestre.
Los ambientalistas sostienen que el cultivo intensivo y no reglamentado de tilapia -la cría de un gran número de peces en jaulas en lagos naturales, donde sus desechos contamina el agua- está dañando los ecosistemas en países pobres. Citado por el diario, Aaron McNevin, un biólogo de WWF que está coordinando la elaboración de normas para las piscifactorías, dice que es una de las especies más invasivas y es muy difícil deshacerse de ella.

Vía | www.nytimes.com
Fotografía | Rose Davies

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