El avance silencioso de la otra hidroeléctrica en la Patagonia




También enfrenta críticas de sectores medioambientalistas

Los primeros días de junio, Energía Austral presentará su segunda Adenda por Cuervo, una de las tres centrales de un proyecto que pretende generar cerca de 1.000 MW. Aunque ahora todas las miradas caen sobre HidroAysén, los opositores de las represas en la Patagonia están preparados para enfrentarla.

por ALEJANDRA CARMONA

Los ojos de los ambientalistas –y buena parte de los ciudadanos– están puestos sobre HidroAysén y el gigante energético que quieren construir Endesa y Colbún. Sin embargo, en la misma zona, el proyecto Central Cuervo de Energía Austral, filial de la empresa suiza Xstrata Copper, avanza silenciosamente.
Los primeros días de junio, la compañía entregará su adenda número dos, con respuesta a 228 consultas y observaciones de distintos organismos. ¿La apuesta de la empresa? Que el proceso concluya exitosamente a pesar de lo que suceda con HidroAysén, aunque hace varios meses los equipos técnicos de ambas compañías se reúnen para determinar cómo podrían compartir un corredor común. Desde Energía Austral, estas conversaciones han estado a cargo del gerente de Ingeniería, Jorge Silva, y de Alberto Quiñones.
El proyecto busca instalar tres centrales hidroeléctricas y una línea de transmisión de 800 kilómetros que debería tener un punto de conexión en el Sistema Interconectado Central (SIC), a la altura de la región de los Ríos. Las otras centrales son Blanco y Cóndor y deberían generar en total 1.050 MW.
La empresa en terreno y de cara a los ciudadanos, defiende el proyecto usando dos argumentos: la ubicación, ya que según comentan “está en un lugar poco conocido, que no es emblemático desde el punto de vista turístico y es inaccesible para la gente”. De hecho, ellos llegan en helicóptero a hacer los estudios. El otro punto es la magnitud: la generación de energía y la línea de transmisión son menores.
PATAGONIA SIN NI UNA REPRESA
Aunque aún no ha sido un gran blanco de críticas y protestas como HidroAysén, los ambientalistas miran de cerca el proceso de evaluación del proyecto. La oposición no proviene sólo de ese mundo, sino también del científico.
El año 2009, Claudio Meier, académico de Hidráulica e Hidrología de la Facultad de Ingeniería de Universidad de Concepción, lideró un equipo de expertos de la Dirección General de Aguas (DGA) para evaluar el segundo Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de este proyecto. Meier explica que esta central creará un embalse gigantesco, cuyas cotas fluctuarán a lo largo del año; todo esto en “un lugar completamente prístino, donde no hay especies acuáticas introducidas. Este valle tiene hoy dos lagos grandes, el Yulton y el Meullín, una serie de lagunas, extensos humedales y varios ríos. Todo esto quedaría bajo las aguas del embalse, perdiéndose un paisaje de ensueño, donde el único impacto humano directo que ha habido en la cuenca alta del Cuervo es pastoreo estacional de vacunos, hasta inicios de los años 70”, señala Meier.
Por ese y otros efectos negativos es que Meier dice que la “herramienta más convincente sería negar el permiso ambiental para el diseño y operación actuales, de modo de forzar a la compañía a adoptar un diseño más respetuoso del ambiente”. Según Meier lo que debiera hacerse para minimizar los impactos ambientales de este proyecto es simplemente construir una central de paso, con una presa baja, aguas abajo del desagüe del lago Meullín.
Para el senador Antonio Horvath (RN) el lugar donde se situará el proyecto –el río Cuervo– está armado prácticamente por la naturaleza y se podría hacer una “central de pasada que alimente a la región, una industria ambientalmente atractiva”, comenta y lanza la pregunta que todos se plantean sobre el proyecto: “El tema es qué se hace con esa energía, no se sabe por dónde va la línea de transmisión”, dice.
Las principales observaciones de los organismos tienen relación con de qué forma la empresa establecerá compensaciones y mitigaciones. Según Energía Austral, entre las soluciones que se entregarán están las siguientes: se creará un Área Silvestre Protegida Privada (ASPP) en el entorno del lago Yulton; asimismo, el proyecto contempla la construcción de un centro de rehabilitación de fauna silvestre. En materia forestal, Energía Austral desarrollará un programa de reforestación en la región en aquellas zonas que se vean afectadas por el proyecto. Se trata de un programa que involucra investigación y monitoreo de especies nativas y que generará alrededor de 100 empleos durante en un período de al menos 20 años.
A pesar de este plan, quienes se oponen al proyecto son claros. Patricio Segura, vocero de la Coalición Aysén reserva de vida, es enfático: “Aysén y el país no necesitan de ningún mega proyecto de represas, que interviene nuestra cultura, comunidades y ecosistemas. Somos críticos de cualquier intento de imposición de iniciativas insustentables. HidroAysén y Energía Austral está demostrado que lo son, por lo cual concitan nuestro total rechazo. Además, que ambas requieren inundar tierras, destruir ecosistemas, cruzar Aysén con torres, y cambiar la cultura regional con severos impactos sociales”.

Fuente: Elmostrador.cl


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“El gobierno de Chubut admite los perjuicios que causan las represas”
Por Hugo Rodrigues *

La semana pasada el gobernador Mario Das Neves asistió en Santiago de Chile a una reunión sobre temas de interés binacional en la cual participaron gobernadores argentinos y sus pares, los intendentes chilenos junto con el presidente Sebastián Piñera.

Entre los asuntos tratados, la Provincia de Chubut presentó un informe referido a la preocupación por los perjuicios que acarrearía la construcción de la represa planificada por el estado chileno sobre el río Puelo, perteneciente a una cuenca hídrica binacional.

Según se desprende de la publicación en la página oficial del gobierno de Chubut, el informe alerta acerca de los riesgos que el emplazamiento de una mega-represa conllevaría sobre todo el ecosistema, tanto del lado argentino como chileno.

Dice al respecto: “...de llevarse adelante el proyecto (de represa en el río Puelo) se producirán efectos nocivos tales como: cambios climáticos, impactos sobre ciclos biológicos de las especies, alteración de ecosistemas de huemules, perturbaciones en ciclos de floración y semillazón. Asimismo, la represa alterará los patrones migratorios de aves y salmones, provocando un impacto negativo en el hábitat y la economía de la región”.

Efectivamente, el grave error ambiental de construir una represa sobre el río Puelo, causaría un desastre en toda la cuenca hídrica. Esto fue advertido hace un tiempo a partir de la movilización de ONGs chilenas y argentinas. Se trata de un murallón de concreto de 110 metros de altura fragmentando el río en su curso medio- superior e inundando un área natural boscosa de 5 mil hectáreas, con el propósito de generar electricidad destinada fundamentalmente a empresas mineras: un negocio monstruoso y planteado como implacable, como tantos otros que plagan la Patagonia. Proyectos que se descargan sobre los habitantes de estos frágiles paisajes cuando los grandes capitales junto a los gobiernos de turno están determinados a imponerse sobre cualquier consideración que no mida en kilowatios/dólar (o metros cúbicos, pie cuadrados, onzas, etc.)

El gobierno de Chubut ya había anticipado su discrepancia con la decisión del gobierno chileno, en este caso asociado a Endesa de España, de construir la represa en el Puelo. Eso fue a partir de las gestiones realizadas hace un par de años atrás por el senador Marcelo Guinle.

Asimismo es preciso refrescar aquí los tratados pre-existentes que habría que tener en cuenta antes de producirse cualquier intento de intervención sobre un recurso binacional argentino-chileno, y que, se supone, consta en el informe presentado ahora por Chubut. Tales son los casos del Acta de Santiago sobre cuencas hídricas y el Protocolo sobre Medio ambiente que expresa, entre sus considerandos: “que cada una de las partes se compromete a no realizar acciones unilaterales que pudieran causar perjuicios al medio ambiente de la otra”.

El respeto por los tratados binacionales y la reciente presentación de la provincia de Chubut ponen oficialmente en cuestión cualquier intento de avanzar con proyectos hidroeléctricos sobre aguas compartidas. Tal el caso de los ríos de la llamada cuenca Pacífica: el aquí considerado río Puelo, el río Corcovado/Carrenleufú (represa La Elena ), o el río Pico (dique El Cajón), estos son dos proyectos “en carpeta” de la Argentina.

Está dicho: “El gobernador Mario Das Neves manifiesta su preocupación junto a los habitantes de Lago Puelo y la provincia en general, por el impacto ambiental que generaría la construcción de represas hidroeléctricas en aguas cuya soberanía es compartida entre Argentina y Chile”.

Fuente: PuertaE

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