En las plataformas petrolíferas del Mar del Norte cada semana se produce un derrame



En las explotaciones de los yacimientos petrolíferos y gasíferos del Mar del Norte cada semana se produce un derrame de magnitud importante. El público no es informado de la mayoría de ellos. El diario inglés The Guardian ha tenido acceso a documentos que revelan por primera vez los nombres de las empresas responsables de más de cien derrames de hidrocarburos potencialmente letales en el Mar del Norte en 2009 y 2010.
En estos documentos están registradas las filtraciones de crudo y gas declaradas voluntariamente por las empresas petroleras a la autoridad reguladora de seguridad en el Reino Unido, la Health and Safety Executive (HSE), en una base de datos creada después del desastre de la plataforma Piper Alpha, que se produjo el 6 de julio de 1988 y en el que murieron 167 trabajadores.
Como informa el periódico, las plataformas de perforación en las que se producen más frecuentemente derrames de petróleo son propiedad de Shell y el grupo francés Total. Brent Charlie, plataforma de Shell ubicada 180 kilómetros al noreste de Escocia, se lleva la palma: en un periodo de dos años, en ella se han producido siete fugas, la peor de ellas el 26 de abril de 2010. Asombra que se haya permitido a esta plataforma seguir operando hasta ahora. El viernes pasado, el HSE formalmente amenazó con cerrar algunas de sus operaciones en un plazo de dos semanas por cuestiones de seguridad no reveladas.
Los documentos de HSE también socavan las afirmaciones de seguridad que las principales compañías petroleras se apresuraron a hacer el año pasado, a raíz de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México, asegurando que tal accidente nunca podría producirse en sus plataformas. Parece que, en el Mar del Norte, esto podría suceder en cualquier plataforma de las construidas en los años 70, cuando fueron descubiertos sus yacimientos de petróleo.
El periódico cita a trabajadores que afirman que muchos accidentes son mantenidos en silencio por temor a que hacerlos públicos pueda implicar la pérdida de puestos de trabajo. Un veterano de estas plataformas declaró al diario que, a pesar de que todo el mundo tiene la orden formal de informar de todo lo que sale mal, el personal se adhieren a un código informal de guardar silencio para no detener la perforación, pues ello comporta pérdida de dinero a la empresa.
Vía | www.guardian.co.uk
Fotografía | tjodolv

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