Ecologistas 'toman' una nuclear gala




Activistas de Greenpeace irrumpen en la planta atómica más cercana a París para denunciar la deficiente seguridad
ANDRÉS PÉREZ 

La organización ecologista Greenpeace logró una más de sus gestas destinadas a poner en duda la viabilidad y la seguridad del sector nuclear al introducir a varios equipos de activistas en el interior de centrales atómicas francesas, violando con toda facilidad las medidas de seguridad. A última hora de hoy, la ONG jugaba al gato y el ratón con la Policía, al afirmar que seguía teniendo al menos un militante escondido en una planta no identificada.
Todo arrancó poco antes del alba, cuando la organización ecologista lanzó al menos tres equipos de activistas al asalto pacífico de otras tantas centrales nucleares, del parque de 19 en actividad con que cuenta Francia. La imagen simbólica llegó pronto: tras pasar las alambradas, nueve activistas lograron en sólo un cuarto de hora penetrar y algunos se subieron encima de la cúpula de la central de Nogent-sur-Seine, la más próxima a París, a 109 kilómetros al sureste de la capital. Sobre ella desplegaron una banderola: "Un sector nuclear seguro no existe".
La ironía y contundencia del mensaje obviamente no gustó nada al Gobierno francés, actualmente enfrascado en una difícil batalla consistente en negar, contra toda evidencia, que el sector nuclear francés esté decayendo. Pese a que en toda una década sólo un reactor ha entrado en construcción en Francia (frente a la media de seis por año durante la década de los ochenta), Nicolas Sarkozy ha decidido intentar transformar el sector nuclear en baza electoral y asegura que él garantizará, con el átomo, "cientos de miles de empleos".
Los militantes escaladores de Nogent-sur-Seine fueron detenidos y expulsados. Tras ello, el ministro de Interior y el gigante eléctrico EDF calificaron de "menor" el incidente, afirmando que estaba "terminado". El ministro de Interior, Claude Guéant, reconoció que había "fallos en la seguridad" y ordenó un "registro a fondo" de todas las centrales.
Tras esas declaraciones, el Gobierno francés en pleno intentó apagar el interruptor sobre el incidente para evitar molestos debates sobre la seguridad de las centrales. Pero Greenpeace colgó un nuevo post en su web: un militante seguía escondido en otra central que obviamente la organización no quiere identificar.
La noticia de la intrusión llegó así caliente al palacio del Elíseo, donde Nicolas Sarkozy ofrecía una rueda de prensa conjunta con Angela Merkel, que ha decidido el cierre del sector nuclear de la primera economía europea. "Es bastante irresponsable que algunos corran riesgos con su propia vida y con la vida de los otros. En cuanto a seguridad nuclear, publicaremos absolutamente todas las auditorías", dijo Sarkozy en referencia a los tests de resistencia ordenados tras el accidente de Fukushima. "Debemos la transparencia a los franceses", añadió.
Para el diputado ecologista Noel Mamère, precisamente de eso se trata: "Los tests de resistencia ordenados no son más que una pantalla de humo, de los que precisamente se ha descartado toda la cuestión de las intrusiones, o por ejemplo la hipótesis de un impacto de avión contra un reactor".
"Apruebo la acción de Greenpeace porque ha probado la vulnerabilidad, ya que podrían haber entrado personas no con intenciones pacíficas, sino terroristas", añadió. "Mientras no haya transparencia, habrá que seguir actuando", señaló.

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