Argentina, Chaco. El Ministerio de Ambiente negó indicios de una pulverización: Murieron las abejas del apicultor que denunció una fumigación ilegal

Se trata de Juan José Rajoy, de Colonia La Pastoril, a pocos kilómetros de la localidad de Colonias Unidas. Hace poco más de diez días denunció una pulverización ilegal en un campo lindero, sin embargo el Ministerio de Planificación y Ambiente negó que existieran indicios de aplicación de agroquímicos. Ahora, comenzaron a morir sus abejas.
Juan José Rajoy, el pequeño apicultor que hace poco más de diez días denunció una fumigación ilegal con agroquímicos en un campo lindero al suyo, informó que comenzaron a morir las abejas de sus colmenas. Cabe recordar que desde la Dirección de Fiscalización Ambiental del Ministerio de Planificación y Ambiente del Chaco, luego de realizar una inspección, informaron oficialmente que no se hallaron indicios de aplicaciones de agroquímicos. Las colmenas son la única fuente de subsistencia de Rajoy, de su esposa y sus dos hijas, una de ellas con problemas cardíacos, presuntamente a causa de las fumigaciones.
CHACO DIA POR DIA había visitado el jueves de la semana pasada la chacra de Rajoy, quién cuestionó la inspección realizada por el personal de la Dirección de Fiscalización Ambiental, a tal punto que se negó a firmar el acta elaborada por los técnicos por considerar que no fue adecuado el método utilizado para medir la distancia de la pulverización con respecto a su chacra.
Según reveló Rajoy, los inspectores señalaron que la distancia era de 800 metros y no menor 100 metros como lo denunciara el apicultor. No obstante lo cual, luego difundieron oficialmente que no se había encontrado ningún indicio de pulverizaciones con agroquímicos. La diferencia era que los “inspectores” midieron la distancia entre el ingreso a la chacra de Rajoy y el ingreso a la estancia Santa Frida, del productor Juan Manuel Morano, y no desde la chacra, donde además habita Rajoy junto a su familia, al campo lindero, que sólo se encuentra separado por una calle de tierra y una pequeña cortina de árboles a no más de 100 metros -como se observa en una de las fotografías que acompañan esta nota-.
Tarde y mal
El caso vuelve a dejar al desnudo la laxitud de los sistemas de control para la aplicación de la ley de Biocidas en el Chaco. Si bien hubo avances a partir de la sanción de la norma, como la delimitación de las líneas agronómicas de los municipios, quiénes siguen padeciendo las lagunas en la legislación son los pequeños productores y agricultores familiares en las zonas rurales adonde el Estado suele llegar tarde y cuando los daños ya están consumados.
Este tipo de situaciones, que se repiten en distintos puntos del interior provincial, debieran llevar a revisar ciertos vacíos que exhibe la aplicación plena de la ley de Biocidas cuando los sectores campesinos más vulnerables se ven expuestos a situaciones de indefensión que sólo se pueden compensar con una acción comprometida y eficiente por parte de los funcionarios del Estado provincial.
--------------------------------------
Argentina, Chaco. Desde el Centro Nelson Mandela: Alertan sobre el uso de envases de agrotóxicos para almacenar agua


El Centro de Estudios e Investigación Social "Nelson Mandela" Chaco difundió un documento elaborado en base al recorrido realizado en distintos parajes del interior y alertando sobre la utilización de envases de agrotóxicos para el acarreo de agua por parte de familias campesinas.
Publicamos el documento elaborado por el Centro Mandela, que lleva la firma de su coordinador Rolando Núñez:
Fabricantes, distribuidores y sembradores de envases tóxicos
"Encontramos cientos de envases de agroquímicos desparramados y acumulados en el campo; y, lo más grave, es que hallamos muchos envases tóxicos en las viviendas de las familias campesinas pobres o humildes, que los están re-utilizando para abastecerse y conservar agua para consumo humano, para sus pocos animales y para los quehaceres de la casa. Por la larga sequía que azota una gran parte del territorio chaqueño los campesinos re-utilizan más envases de agroquímicos, lo que agudizan los riesgos y daños sanitarios y ambientales.
Esta vez el recorrido comprendió los predios rurales ubicados entre Concepción del Bermejo, Pampa del Infierno, Los Frentones y Río Muerto. Para mencionar uno de los casos extremos, visitamos la casa de Carlos Hudec, en el paraje Pampa Unión, ubicado entre Concepción del Bermejo y Pampa del Infierno. Es increíble la cantidad de envases de agrotóxicos que colonizaron su casa y su entorno extendido. Dijo que eran de fertilizantes. No hay lugar libre de agroquímicos en su hogar. Desde el pozo de agua, ubicado a trescientos metros de la vivienda, pasando por la cocina y el baño, se acumulan y diseminan los recipientes tóxicos. Desamparada ante el arsenal químico, la esposa de Hudec falleció hace poco de cáncer de garganta, según refirió este campesino que no se dedica a la agricultura. Su hogar está rodeado de chacras transgénicas cercanas, que son de propiedad de grandes productores sojeros, que masivamente usan pesticidas y fertilizantes y que no aseguran el destino final de los envases, quizás adiestrados en la impunidad.
Graves problemas sociales, sanitarios y ambientales
Los graves problemas sociales, sanitarios y ambientales que provoca el uso masivo de agroquímicos se profundizan y perduran como consecuencia de la acumulación de sus envases por la falta de soluciones para su manejo. En general, es riesgosa la disposición final de tales recipientes, lo que ha permitido que se constituyan en potenciales fuentes de daños para las salud humana y para el ambiente. La población más expuesta y el ambiente más sometido es el rural, especialmente aquellos que se encuentran dentro de la frontera agropecuaria, mayoritariamente transgénica. Sin embargo, hasta ahora la problemática que generan los envases de agrotóxicos no ha sido integralmente abordada desde el origen de los pesticidas y fertilizantes hasta la disposición final ambientalmente adecuada de los mismos. La realidad es claramente negativa. En la práctica diaria, la disposición final de los envases tóxicos está a cargo del productor rural, que no generó una solución confiable y no contaminante.
Residuos peligrosos que no son monitoreados
Mayoritariamente no se cumplen las normas regulatorias, a pesar de que los envases de agroquímicos fueron calificados como residuos peligrosos por haber contenido sustancias tóxicas. Se le suma la posible toxicidad derivada de su misma composición química y el manejo inadecuado para la disposición final. Se agregan los vacíos legales, que son muy graves y que permiten los destrozos sociales, sanitarios y ambientales que se multiplican por el mal manejo y destino de los recipientes tóxicos, que cuentan con etiquetas de plástico, colocadas por presión pero no pegadas, por lo que es fácil que sean retiradas o que se rompan. Cuando los envases son abandonados a campo, las etiquetas se desprenden por la acción del sol y del viento, con lo que se potencia su peligrosidad tóxica. Además, no se monitorea la producción de estos recipientes, ni se hace un seguimiento continuo del ciclo de vida de los mismos, a pesar de su alta peligrosidad tóxica y contaminante. No se monitorea la integridad de los envases, etiquetas y marbetes de los productos. Tampoco se controla el uso, re-uso, reciclado de los mismos, ni la aplicación de los materiales de fabricación. No se someten los envases a los tratamientos adecuados para su posterior disposición final.
Mal destino final
Los fabricantes de agrotóxicos y los organismos estatales que debieran asegurar el cumplimiento de las normas recomiendan que una vez finalizada la tarea del triple lavado se proceda a la inutilización de los envases vacíos, perforando los fondos de los mismos, para luego colocarlos en depósitos transitorios. Indican que tales  depósitos estén lejos de las explotaciones agropecuarias, cubiertos con materiales que impidan los efectos del viento y agua, bien resguardados. Aconsejan que la eliminación de los envases existentes en los almacenamientos transitorios sean realizados en centros de acopios o empresas habilitadas para tal fin, que reúnan condiciones de seguridad e higiene, que no existen. Sin embargo, salvo muy pocas excepciones, no se cumplen ninguna de estas recomendaciones. Los productores, y quienes trabajan para ellos, no perforan los envases. Muchos los dejan tirados en las chacras, principalmente en las cortinas vegetales, mientras que otros los acumulan a cielo abierto o los queman, también a cielo abierto o los entierran en pozos de poca profundidad, sin ningún tipo de tratamiento. Luego de estar expuestos a la intemperie durante cuatro años o más, los envases tóxicos terminan por cuartearse y romperse, continuando con sus efectos contaminantes porque no se neutralizó el principio activo.
Riesgos y daño a la salud y al ambiente
Gradualmente se deterioran las condiciones de salud de las familias campesinas, fundamentalmente las que viven dentro de la frontera agropecuaria. No se puede negar la contaminación ambiental. Las poblaciones más expuestas y vulnerables son los minifundistas, pequeños productores y familias campesinas pobres o humildes porque no tienen como defenderse de la agresión que deriva del uso de agrotóxicos y de los envases.
A pesar de las recomendaciones, no se realizan los triples lavados de los envases de los productos fitosanitarios y fertilizantes, por lo que quedan los remanentes tóxicos de los agroquímicos. Muy pocas personas respondieron que conocían el triple lavado. Algunos escucharon esas palabras. Sin embargo, es muy simple la realización del triple lavado, que consiste en enjuagar tres veces el envase vacío hasta que solo queden trazas de los agroquímicos. Se debe llenar el envase con agua hasta una cuarta parte de su capacidad, luego se coloca la tapa y se debe agitar con fuerza. El agua utilizada se debe volcar en el tanque de la pulverizadora para que sea utilizada en la aplicación sobre el cultivo o el suelo.
Sojización del campo y población de alto riesgo
No existen prácticas preventivas. Sin embargo, se puede representar la magnitud de los riesgos sanitarios y ambientales derivados de los descartes de los envases. Es posible establecer un diagnóstico en base a la tasa de uso por litro, cultivos y hectáreas para determinar la población más vulnerable, de alto riesgo, sobre las que lamentablemente no se realizan acciones de prevención, por lo que quedan expuestas a los efectos de los agroquímicos y de los residuos peligrosos que genera la utilización de tales productos.
No se realizan evaluaciones sobre el uso de los agroquímicos y el manejo de sus envases; no se efectúan estudios epidemiológicas locales; no se realizan estudios toxicológicos, dosajes y bio-ensayos en aguas y suelos donde se aplican agrotóxicos y de los componentes que los acompañan, como son los coadyuvantes y antiderivas; no se analizan los agroquímicos utilizados en todo el ciclo de comercialización, ensilado, transporte y los residuos que quedan sobre los granos; no se mejoran los registros hospitalarios y no se cruzan las informaciones.
En definitiva, los desmontes, las prácticas agrícolas y la ineficiencia en la actividad de control por parte del Estado generaron riesgos sociales, sanitarios y ambientales. La fuerte expansión de la frontera agropecuaria, fundamentalmente de la mano de la soja, ha provocado un aumento sostenido en el uso de los agrotóxicos. Queda claro, entonces, que no contamos con una estrategia de gestión en el manejo de los agroquímicos y de los envases, a pesar de los mortales efectos tóxicos para la salud humana y contaminantes para el ambiente y la biodiversidad".

Fuente: CHACO DIA POR DIA - Imagenes: reduas.fcm.unc.edu.ar - elmuertoquehabla.blogspot.com

Entradas populares de este blog

Científicos declaran oficialmente el fluoruro (flúor) como una neurotoxina

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Japón decidió deshacerse de todos los hornos de microondas en el país antes de finales de este año