La plaga de los productos comestibles

Los productos comestibles están suplantando poco a poco a los alimentos. 
Un producto comestible es un simulacro de la comida construido científicamente sumando componentes de toda clase (saborizantes, proteínas, espesantes, 
vitaminas, emulgentes, polisacáridos, endulzantes, texturizantes, etc.).

El resultado final es un producto diseñado específicamente para disparar nuestros receptores de placer alimenticio, estimulándolos a base de grasa y azúcar, o de textura crujiente y sabor salado. Este producto comestible debe cumplir otras condiciones: debe ser muy barato de fabricar y casi imperecedero. Un producto así puede dar mucho dinero si se vende bien. Y se venderá bien porque los presupuestos en promoción y publicidad de la industria alimentaria son enormes, y sus sistemas de distribución hacen que el producto esté rápidamente disponible en la última tienda de las más remota localidad.
 
Los productos comestibles avanzan pausadamente para ocupar hasta el último nicho de la alimentación. Ya se han adueñado de la mesa del desayuno, poseen gran parte de la cena y están presionando fuerte en la comida del mediodía. Vamos a ver algunos ejemplos. La lista de ingredientes canónicos del pan (harina de trigo, levadura y sal) se completa en el producto comestible derivado (pan de molde) con aceite (en el mejor de los casos, girasol) y azúcar. Para redondear, emulgentes y conservantes.
La pizza campestre lleva en la base, además de harina, levadura y sal, azúcar, aceite vegetal (*) y dextrosa. En la cobertura de salsa de tomate lleva más azúcar y más dextrosa. La dextrosa es una presentación comercial de la glucosa, un azúcar. Las Croquetas de Cocido Casero con Jamón Serrano llevan, además de lo que deberían llevar, almidón de trigo y azúcar, aderezados con ascorbato sódico, ácido ascórbico, nitrato potásico y nitrito sódico.
Los nuggets de pollo y queso llevan un 31% de pollo y un 5% de queso. El resto es una mixtura de harina de trigo y de maíz, almidón de trigo, almidón modificado de patata, proteína de soja, sólidos lácteos, etc, hasta un 64% del producto. Los fingers de pollo llevan almidón, jarabe de glucosa,  proteína de soja y ocho aditivos, entre estabilizadores, espesantes, colorantes y emulgentes.
Los productos comestibles son baratos y gustosos, lo malo es que todos saben más o menos a lo mismo, es decir a la mezcla de almidón, grasa vegetal, sal, azúcar y saborizantes. Sobre una base de comida real (por ejemplo, carne de pollo o atún) que no suele superar el 40% del contenido, se rellena el resto con productos industriales baratos como proteína de soja y jarabe de glucosa de maíz, y se obtiene un producto que dará grandes alegrías a los accionistas de las grandes empresas de alimentación.
Los productos comestibles no tienen nada que ver con las conservas. Las conservas suelen ser superalimentos, concentrados de ricas sustancias necesarias para la vida (no hay más que ver una lata de sardinas en aceite de oliva).
Los productos comestibles no resultan tan baratos como parecen, aunque el kilo de pizza cuatro estaciones congelada salga a poco más de 4 euros el kilo. En realidad resultan caros, en términos de gasto sanitario, hasta el punto que muchos gobiernos, incluido el español, están planeando gravar con impuestos los productos comestibles implantando tasas al contenido de azúcar o de grasas.
Además de los problemas de salud que estos productos comestibles producen el problema es que están sustituyendo a la comida de verdad. Es un gato por liebre de proporciones gigantescas, que está aniquilando la cocina mediterránea en nuestro país y en general la comida de calidad en todo el mundo.
La solución es sencilla: cocinar. He aquí una receta de pechugas de pollo rebozadas que sólo necesita cuatro ingredientes (aceite, huevo, pollo y harina) y aliños al gusto. Listas en 15 minutos y a buen precio. Te ahorras los 25 ingredientes espúreos de los nuggets comestibles.

(*) Desde diciembre de 2014 ya no se puede decir “aceite vegetal” a secas en la etiqueta. Hay que detallar si se trata de aceite de oliva, palma, girasol, etc.
Fuente: http://www.vidasostenible.org/

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