Mercosur: ahorro para la Unión Europea, expolio para Sudamérica

La Unión Europea se vuelve a blindar comercialmente. Tras casi 20 años de negociaciones, este fin de semana se aprobó el acuerdo comercial de la Unión Europea con Mercosur —Mercado Común del Sur, integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, más otros Estados asociados—. Sin entrar en análisis políticos sobre si fue acertado o no expulsar a Venezuela de esta organización, en clave económica la Unión Europea se ahorrará unos 4.000 millones de euros en aranceles, aunque varias cuestiones quedan en el aire. El libre comercio siempre lleva aparejada una injusticia comercial del contratante más fuerte frente al contratante más débil.

Por: Laura Cruz

En este caso, un Producto Interior Bruto más elevado no es la única garantía de la Unión Europea, también ser núcleo central de otros acuerdos comerciales como el CETA (con Canadá), el cuasi fallido TTIP (con Estados Unidos) o el último acuerdo comercial firmado recientemente con Japón.
En términos agrícolas se adivina una desigualdad muy patente en el horizonte. Si la producción de Sudamérica, pese a las altas emisiones de CO2 que serían necesarias para importar sus productos, compensa más económicamente, esto provocará un cambio en el modelo productivo latinoamericano.
Uno de los ejemplos más evidentes es la producción de quinoa, que hace menos de una década era uno de los alimentos base de países como Bolivia o Perú y ahora se consume masivamente en Europa. Por otro lado, la agricultura y la ganadería europeas, ya bastante tocadas y subvencionadas en campos como la producción láctea, se verían resentidas por la importación de productos que ya no sería necesario producir aquí —teóricamente—, bajo la excusa de cumplir con protocolos como los acuerdos climáticos de París. Esto marca una senda peligrosa, con países que pagarán para que otros contaminen más que ellos.
Desde la propia Unión Europea, el comisario de agricultura Phil Hogan ha insistido en que habrá productos europeos especialmente protegidos. Serán los denominados “de alta calidad y regionales, protegidos por su indicación geográfica”. Esta definición es bastante ambigua y un continente en el que cabrían muchas cosas que no se especifican, si finalmente el acuerdo logra salir adelante. Para ello deberá todavía superar muchos trámites parlamentarios y la ratificación de todos los países miembros de la UE.
Respecto a la carne, habrá una tarifa preferencial para 99.000 toneladas —un 1,25 % del consumo total europeo—, cifra sobre la que después es previsible que se aplique algún tipo de gravamen, según las mismas fuentes.
Phil Hogan, comisario europeo de Agricultura y Desarrollo Rural. Foto: Europa Pont

En temas de transparencia, desde las instituciones europeas se advierte de que se protegerán los intereses de los productores de la UE, aunque no se dice nada de los productores sudamericanos.
En contradicción con los ODS
Este acuerdo también choca con algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, agenda impulsada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para sustituir a los Objetivos del Milenio y que los Estados firmantes quieren implantar en 2030. En su segundo punto, se habla de garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
Según informes de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Latinoamérica un 4,7% de sus habitantes estaban en riesgo alimentario en 2014, porcentaje que aumentó en 2016 hasta llegar al 6,4%.
Este indicador también advierte de la propia desigualdad entre países de Mercosur, ya que el riesgo de hambre en Paraguay en 2016 estaba establecido en un 20,20%, mientras que en Argentina no superaba el 6%, cifra, del mismo modo, alarmante.
El punto octavo quiere conseguir la promoción de un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible. Aquí cabe preguntarse lo obvio: ¿es sostenible ese gran volumen de importaciones y exportaciones en condiciones económicas tan favorables? Los datos de la FAO aseguran que en los países en vías de desarrollo la mayoría de su población ocupada trabaja en el sector agrícola y esto supone la mayor parte de su PIB. En Sudamérica, entre el 40 y el 80% de las explotaciones agrícolas proviene de pequeños productores.
Trabajo infantil
Otra de las cuestiones de las que no se ha hablado al exponer este acuerdo ha sido qué pasará con países donde o no es ilegal que los niños trabajen o no se toman las suficientes medidas de control para que eso no ocurra.
La FAO estima que casi el 60% del trabajo infantil mundial se desarrolla en el ámbito de la agricultura, lo que comprendería a unos 100 millones de niños. Además, menos del 20% de los trabajadores agrícolas tiene acceso a protección social básica. Son aspectos que no interesa tratar con profundad en el acuerdo, a sabiendas de que Sudamérica es uno de los continentes con más desprotección laboral y económica.
Ni que decir tiene que la exportación de vehículos sin prácticamente aranceles será una operación económica que beneficiará a Europa, especialmente a Alemania, el mayor productor europeo de utilitarios. Bajo la excusa de un libre comercio, estos intercambios conseguirán no cumplir los acuerdos climáticos de París.
Esta coyuntura es más que previsible porque de esta maximización de los beneficios que supondría la supresión de aranceles también nacerían nuevas operaciones y el comercio entre ambos continentes se intensificaría. No se ha hablado de sanciones por un incumplimiento de emisiones todavía más acusado que el actual. Al fin y al cabo todos los acuerdos comerciales incumplen las emisiones de C02, incluso los propios países internamente, pero este tipo de tratados rompen con una supuesta línea mundial de reversión de los problemas acarreados, entre otras cuestiones, por la contaminación a escala mundial.
Por último, queda en el aire el ya evidente blanqueo de la Unión Europea ante la extrema derecha que representa Jair Bolsonaro. Tampoco se sabe si reclamará medidas especiales. Aunque Brasil es un gran actor económico en expansión, su presidente ya ha dado carta blanca a cuestiones como la esquilmación del Amazonas y ha autorizado operaciones que confrontan radicalmente con la postura —a caravista, aunque privada y económicamente lleve una línea totalmente diversa— de la Unión Europea en el tema medioambiental.

Fuente: El Salto Diario
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Presionado en Francia, Emmanuel Macron prometió una “evaluación completa” del acuerdo UE-Mercosur
 
Ecologistas, agricultores y políticos cuestionan el futuro ingreso de productos fitosanitarios. El presidente francés anunció un análisis del convenio.
Frente al Brexit y el populismo creciente, el Acuerdo del Mercosur y la UE es un “regalo envenenado” que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, les dejó a los franceses antes de la renovación de las autoridades de la UE. Para Francia, habilita el ingreso de casi 240 productos fitosanitarios utilizados en el Mercosur, que estaban prohibidos en la UE.
 
Ecologistas, agricultores, diputados y ex ministros oficialistas están tan furiosos con esta decisión que han forzado al presidente Emmanuel Macron a prometer "una evaluación independiente, completa, transparente de este acuerdo" este lunes, que será puesta en marcha "en los próximos días".
Tres criterios serán tenidos en cuenta en este análisis: la protección de la ganadería, bovina en particular; de ciertas filiales agrícolas y el respeto a los acuerdos climáticos de París.
"Nosotros estamos en un estadio preliminar en relación a este acuerdo. Todavía hay un camino", advirtieron en las cercanías de Macron en relación a este acuerdo, que Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay han celebrado como si estuviera finalizado. 
Francia remarca que el acuerdo debe estar ratificado por cada uno de los estados miembros y luego, por el Parlamento Europeo; para que sea legal.
 Macron cambió el tono desde su llegada del G20 en Osaka. "Siempre dije que un buen acuerdo comercial es bueno para nuestras empresas y empleos. Este acuerdo permitirá abrir mercados agrícolas e industriales y proteger nuestras indicaciones geográficas. En este estadio, el acuerdo es bueno", había precisado el jefe de Estado desde Japón, tras enorgullecerse de haber conseguido que Jair Bolsonaro, su par brasileño, no se fuera del acuerdo del clima de París. Cuando llegó a su país, el presidente francés mutó.

La resistencia a la decisión de Macron no vendrá solamente de los ecologistas, que ganaron las elecciones europeas, sino de su propia mayoría o su ex ministro de medio ambiente, el mediático Nicolas Hulot, cuando se acercan elecciones municipales y regionales.
Para los ecologistas, el acuerdo Mercosur-UE viola los estándares ambientales europeos y de salud por la utilización masiva de productos fitosanitarios de toda clase en los países sudamericanos que son parte de él. Uno de los más furiosos es Jean Baptiste Moreau, diputado de la La República en Marcha, oficialista, y agricultor de profesión. "¿Cuál es el mensaje que nosotros enviamos a los electores de las últimas elecciones europeas, especialmente a los ecologistas?", se preguntó. Y alertó: "Este acuerdo fue firmado por una Comisión Europea al final del camino, con un mandato que tiene más de 20 años. Uno tiene la impresión que fue un pasaje forzado. Es esta Europa la que la gente rechaza después de años. Es esta Europa la que produjo el Brexit".
Para Moreau, el Mercosur tiene capacidad de "invadir" el mercado europeo y duda "de la coherencia ecológica de este acuerdo". Asegura que los países firmantes "tienen la agricultura más nociva del mundo".Según el diputado, habló personalmente con Macron y sin revelar los contenidos de la conversación, adelantó: "El presidente no tiene un entusiasmo desbordante por los contenidos agrícolas de este acuerdo. El ha pedido un estudio independiente sobre los impactos reales Lo vamos a discutir". "Después viene la ratificación por los 27 estados miembros de la Unión Europea, luego la ratificación del Parlamento Europeo. Yo veo mal al Parlamento Europeo, con el equilibrio de fuerzas que tiene hoy, ratificar el acuerdo con el Mercosur", dijo el diputado oficialista Jean Baptiste Moreau. Los liberales y ecologistas pueden tener mucha fuerza en el Parlamento europeo ahora. "Brasil está en una situación agrícola catastrófica, con suelos estériles por el uso masivo de productos fitosanitarios de toda clase", agregó Moreau. Francia se opuso con firmeza al acuerdo y perdió la pulseada porque la Comisión Europea estaba mandatada para firmarlo por 19 años. No lo debía consultar. Pero las críticas contra el acuerdo UE Mercosur hoy son feroces en Francia.
En particular, el acuerdo con Bolsonaro enfurece a los diputados franceses. "Vergüenza a la Comisión Europea de pactar con Jair Bolsonaro, que ataca a los demócratas, a las mujeres, a los LGTB y a la Amazonia y que ha homologado 239 pesticidas desde enero pasado. Los verdes europeos pelearemos para bloquearlo", alertó Yanick Jadot, el verde europeo que ganó las últimas elecciones.
El riesgo que tiene el acuerdo para ser ratificado es que van a tratar de construir un frente común, "que va desde los ecologistas a los agricultores", aseguró Delphine Batho, diputada y ex ministra socialista de Medio Ambiente. Los agricultores protestaron masivamente en el último Salón de la Agricultura y en el anterior.
Para Hulot, ex ministro de ecología francés que renunció durante una entrevista en la radio, "el libre mercado es el origen de todas las problemáticas ecológicas". Considera al acuerdo "incoherente" con los objetivos de recalentamiento climático. "No entiendo cómo podemos firmar este acuerdo. Este tipo de decisión política muestra que no tenemos ningún acercamiento sistémico global a la lucha contra el cambio climático. Estamos lejos de la coherencia. Por una parte, crea dudas sobre las intenciones y las declaraciones políticas, de acuerdo a las prácticas de la realidad", dijo en una entrevista con el diario Le Monde.Y luego apuntó al presidente brasileño: "Dejamos a un presidente, Jair Bolsonaro, destruir la Amazonia, sin la cual no tenemos ninguna capacidad de ganar la batalla climática. Ella representa sola diez años de emisiones mundiales de efecto invernadero. Yo no veo cómo se puede firmar un acuerdo con un país que se burla de estos objetivos. Esto prueba que no se ha tomado en cuenta la medida y, sobre todo, que estamos lejos de la coherencia". La Confederación Paisana francesa y la FNSEA, los dos mayores sindicatos agrícolas, también desaprobaron el acuerdo. "Yo tengo una sensación de asco", dijo Nicolás Girod, portavoz de la confederación paisana. "Los cuestiones de la soberanía alimentaria, de territorio, climáticos son barridos por las ganancias de un comercio internacional y un crecimiento desenfrenado", continuó. Cristiane Lambert, presidente de la FNSEA, se preguntó "¿cómo el gobierno puede decirle a la agricultura francesa que suban el status, menos antibióticos, menos fitosanitarios, más trazabilidad, y abren las venas a Brasil, un país con escándalos sanitarios?”.
Mientras, la Cumbre Europea no consigue un consenso para elegir a sus futuros dirigentes de la Comisión Europea y el Consejo de Europa, después de 17 horas de negociaciones entre jefes de Estado y los gobiernos europeos. La reunión para reemplazar al presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, continuará este martes.

Fuente: elclarin.com

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