El silencio de las izquierdas ante el inminente colapso planetario

A propósito de una nueva versión del Foro de Sao Paulo, realizado esta vez en Venezuela, es bastante condenable que en su declaración final no esté en el centro de la discusión los múltiples conflictos socioambientales de la región y el aumento de asesinato de líderes y lideresas defensores de los territorios, como consecuencia de un extractivismo cada vez más brutal en América Latina. Esto considerando que ha sido una instancia regional impulsada desde 1990 en adelante, que supuestamente busca agrupar el pensamiento crítico latinoamericano y generar así alternativas de manera colectiva.

Andres Kogan Valderrama

De ahí que en la declaración final solo plantee escuetamente el “Defender el acceso al agua como derecho humano y como derecho de los pueblos para desarrollar su actividad agrícola, fuente de riqueza y trabajo que asegura la soberanía alimentaria, así como defender el medio ambiente, la tierra y los territorios”, omitiendo en el documento la denuncia de distintas formas de colonización de bienes comunes, a través de la megaminería, el fracking, el agronegocio, el monocultivo.
Por el contario, el documento lo que busca finalmente es blindar a los llamados gobiernos progresistas de la región, abiertamente extractivistas, a través de una retórica antiimperialista, anticapitalista y antineoliberal, que pareciera que viviera en otro planeta, literalmente hablando, ya que no es capaz de ver que lo que está en disputa en el mundo, con la aparición de China, no es solamente la hegemonía de Estados Unidos, sino la reproducción de la vida misma, por todo el impacto socioambental de las políticas ecocidas implementadas.
Asimismo, el documento se usa la idea de autodeterminación de los pueblos, como si fuera un apéndice de los estados, reproduciendo un discurso estadocéntrico, que como se ha visto con los gobiernos progresistas, no ha hecho más construir dinámicas clientelares, autoritarias y corruptas, que han facilitado la militarización de territorios indígenas y la profundización de la explotación y acumulación de los llamados commodities. Por eso resulta insólito que el documento plantee también “Defender, respetar y garantizar los derechos y la cultura de los pueblos originarios y afrodescendientes”.
Ante esta parálisis política de la izquierda más partidista en América Latina, habría que preguntarse si lo noción misma de izquierda y sus distintas manifestaciones históricas desde los estados (socialismo, comunismo, socialdemocracia, populismo) nos sirven en la actualidad a articular miradas y experiencias de lucha alternativas a la crisis civilizatoria actual, dentro de un momento histórico en donde colapso planetario pareciera ser cada vez más inminente.
Si bien no se puede reducir a las izquierdas a lo realizado por distintos gobiernos y estados históricamente, ya que ha sido también una bandera de lucha de parte de distintos movimientos sociales anti-sistémicos, populares y alternativos en toda América Latina, así como también de múltiples colectivos anarquistas, ecologistas, feministas, anti-coloniales, su origen deriva de un proceso ideológico de no más de 230 años de historia.
En otras palabras, su origen derivó del binomio izquierda-derecha, construido durante la Revolución Francesa de 1789, en donde se dividió en dos el mundo, en quienes por un lado defendían valores como progreso, solidaridad e igualdad, mientras que en el otro se defendían valores como orden, seguridad y tradición. Por su parte, valores como libertad y justicia se ubicaron en ambos lados, al ser considerados universales tanto por conservadores como por progresistas.
El problema con esa oposición política es que ha sido por siglos quizás el instrumento político más eficaz del eurocentrismo para expandirse. Es decir, en llevar la idea de izquierda y derecha a todo el mundo como si fuera algo universal y encubrir así que no es más que una construcción en y para occidente. La colonización ideológica por tanto ha sido una constante en nuestros territorios, despojados históricamente tanto por derecha como por izquierda, ya sea en nombre de la sociedad sin clases desde el marxismo, la defensa de la nación y familia desde el conservadurismo, la libertad individual desde el liberalismo y la desregulación de los mercados desde el neoliberalismo.
En consecuencia, seguir replicando un racismo ideológico a través de la dicotomía izquierda-derecha, como se sigue planteando desde el Foro de Sao Paulo, es profundizar el colonialismo interno regional, el cual ha sido una constante en las políticas implementadas en toda Abya Yala.

Fuente: Rebelión - Imagenes: ‪iberoamericasocial.com‬
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El nuevo Presidente de Ucrania sorprende al mundo con refrescantes ideas
Ya no queremos castigar a unos para premiar a otros, y eventualmente castigar a los segundos para privilegiar, una vez más a los primeros. Estamos hartos de la siempre decepcionante alternancia. No importa si es izquierda, derecha o “centro”, pareciera que desde hace tiempo todas las partes políticas juegan, a fin de cuentas, dentro de la misma cancha. Una, por cierto, indudablemente fallida.
 
No, ya no necesitamos ídolos ni salvadores. Estamos cansados de radiantes abstracciones y promesas vacuas. En cambio, estamos urgidos, más que nunca, de ideas frescas y actos honorables, de sensibilidad e inteligencia, de empatía práctica y nuevos paradigmas.
El pasado mayo, tras triunfar en las elecciones presidenciales de su país, el actual mandatario de Ucrania, Volodymyr Zelensky, emitió un discurso donde se delinearon un par de las facetas que esperaríamos de la “nueva política”. El también actor y comediante, que asume el poder en medio de un conflicto armado, apeló a un par de ideas fundamentales para la política hoy: la colectividad por sobre ídolos o salvadores, y la necesidad de pensar en términos de generaciones y no de elecciones.
Se trata de nociones bastante simples, pero que proyectan una visión que atiende ingredientes indispensables:  la empatía, el incluir y hacer responsable a toda la población, una visión no “inmediatista”, sino que asume un compromiso con las futuras generaciones, y una especie de rehumanización de la práctica política.
Obviamente su discurso inaugural (que puedes leer completo aquí, en inglés), no es garantía de que su gobierno se vaya a verdaderamente regir por estos preceptos. Sin embargo, tiene algo refrescante escuchar fragmentos del mensaje que Zelensky dio, y aprovechar la ocasión para reflexionar un poco sobre el espíritu de la política en nuestros días.
Tras mi victoria en la elección, mi hijo de sis años me dijo: “Papá, dicen en la TV que Zelensky es Presidente; eso quiere decir que yo también soy Presidente?” En ese momento me pareció chistoso, pero luego me di cuenta que era verdad. Por que cada uno de nosotros es Presidente. No sólo el 73% que votaron por mi, sino el 100% de los ucranianos. Esto no es sólo mío, esto es una victoria común. Y esta es una oportunidad que compartimos y de la cual todos somos responsables.
Desde ahora, cada uno de nosotros es responsable por el país que dejaremos a nuestros hijos. Cada uno de nosotros, desde su propio lugar, podemos hacer todo por la prosperidad de Ucrania.
Por eso no quiero imágenes mías en sus oficinas, por que el Presidente no es un ícono, ídolo o retrato. En su lugar, cuelguen fotos de sus hijos, y mírenlas cada vez que vayan a tomar una decisión.

Fuente: ‪Ecoosfera‬ - : https://ecoosfera.com/ucrania-presidente-discurso-politica-futuro/

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