"Si las mujeres no apoyamos la defensa de los recursos naturales el planeta se irá al carajo"

Miriam Miranda, "compañera de lucha" de Berta Cáceres y defensora de los derechos indígenas hondureños, habla sobre la violencia que sufren las comunidades locales y sobre la actual crisis climática en los países del hemisferio sur.

Por: Alejandro Tena

Viene desde Honduras, donde los recursos de la tierra son un sinónimo de muerte. Miriam Miranda, que se acuerda de Berta Cáceres, "su compañera de lucha", es una de las defensoras de los derechos humanos más emblemáticas de Latinoamérica. Una de esas mujeres que pelea contra lo que venga y se enfrenta a la muerte a diario. En su país, se produjeron 120 asesinatos de activistas medioambientalistas entre 2010 y 2017. Pero, a ella, el miedo no le frena.
Miranda, que coordina la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH), fue a España para visibilizar la situación de acoso y derribo que vive la comunidad de los Garífunos y cómo las actividades extractivistas están despojando a las sociedades indígenas de sus territorios ancestrales.
Honduras es un lugar letal para los defensores de la tierra. Salvo excepciones como el caso de Berta Cáceres, esta problemática no llega a ser conocida en Europa, ¿por qué?
Hay una intención de ocultar la situación de lo que pasa con las defensoras de la tierra. Honduras no es un país de prioridad en la política geoestratégica internacional. Es por eso que la situación de Honduras no llega a ser conocida. Tanto es así, que, por ejemplo, muy poca gente sabe en España que Honduras ha pasado por varios procesos de golpes de Estado. En estos momentos hay un juicio político en EEUU sobre el hermano del presidente actual, Juan Orlando Hernández, por haber recibido dinero del Chapo Guzmán. Pero eso no es noticia.
En cambio, en España si se habla de otros países como Venezuela o Nicaragua… ¿Tiene que ver con los recursos de estos países?
Absolutamente. Honduras no tiene petróleo. Venezuela, sí. En los últimos años Venezuela y ahora Nicaragua se han convertido en objetivo de la información internacional. Esto tiene que ver con las políticas que imperan a nivel internacional. Los países que están catalogados como socialistas sufren mayor atención de los medios internacionales. Un país pequeño y con tanta desgracia como Honduras no merece atención. Es importante que se sepa que somos uno de los países en el que más personas se marchan hacia EEUU. Tenemos miles y miles de hondureños en las fronteras. La gente vive en unas condiciones extremas y no hay atención sobre ello.
Volviendo a Berta Cáceres, ¿qué supuso su asesinato para los defensores de la tierra? ¿se ha conseguido avanzar desde su asesinato?
"Han sido 27 años de mi vida junto a Berta y no puedo superar todavía lo que fue para mí ese golpe" En un país donde no hay Estado de Derecho es muy difícil que se pueda lograr la justicia. En el caso de Berta, lo que se ha hecho es encarcelar a una serie de personas que son las que la ejecutaron, pero los autores intelectuales, que son personas del poder económico, ni siquiera han sido judicializados. Para nosotros, hay un antes y un después con Berta Cáceres. Ella ha dejado un legado muy importante, pero también ha aportado mucha fuerza a los movimientos sociales. Particularmente, han sido 27 años de mi vida junto a Berta, ha sido mi cómplice y mi compañera de lucha y no puedo superar todavía lo que fue para mí ese golpe. Ella es una persona muy importante para el pueblo hondureño y no dejaremos de luchar por la aplicación de justicia.
Usted también sufre la violencia que sufrió Cáceres: le han secuestrado, le han amenazado, le han golpeado… ¿Se ha planteado renunciar a su lucha?
No, al contrario. Es más, no pienso salir del país. Es una decisión personal. No voy a huir de mi responsabilidad y mi compromiso de luchar por los derechos del pueblo garífuno y del pueblo hondureño. Prácticamente estoy privada de libertad, porque no tengo ningún tipo de seguridad, más que la que yo me pueda generar junto a mi gente. Nosotros merecemos otro destino y por eso voy a seguir luchando.
Hablaba antes del golpe de Estado de 2009, ¿qué significó para los derechos de las sociedades indígenas?
Es un golpe diferente. Significó la destrucción de la institucionalidad. Cuando un país no la tiene, los ciudadanos pierden todos sus derechos. Este golpe de Estado dio legitimidad para que las empresas y poderes corporativos que quieren apoderarse de los recursos naturales de un país tengan la puerta abierta. En el caso de Honduras, uno de los peores problemas al que se enfrenta nuestra comunidad es el hecho de que se haya aprobado una ley para la implementación de las zonas especiales de desarrollo, en las cuales se puede crear un Estado dentro de otro Estado. Lo cual quiere decir que alguien que tiene mucho dinero puede acceder y adquirir todas las cantidades de territorio que le dé la gana para su extracción. Esto está suponiendo un peligro para las comunidades garífunas. Tras el golpe de Estado, se aprobaron muchas leyes como esta, que garantizan la inversión y van en contra de los derechos ancestrales de las comunidades indígenas.
¿Hay empresas españolas implicadas en la violación de derechos humanos en Honduras?
"Sabemos que hay capital internacional en muchas de las empresas extractivas" Hay una presión por los territorios desde las industrias extractivas. Ese es el principal motivo por el que las defensoras de la tierra son asesinadas. Las grandes compañías utilizan a empresas nacionales hondureñas para camuflarse. Cuando tratas de investigar qué agentes internacionales están apoyando los proyectos extractivos hay toda una serie de estrategias para que no los puedas identificar directamente. Hay prestanombres, empresarios que se vuelven socios de compañías internacionales. No podría decirte si hay o no empresarios españoles, no lo hemos conseguido identificar. Pero, sabemos que hay capital internacional en muchas de las empresas extractivas.
Las comunidades indígenas de Honduras también se deben de enfrentar al narcotráfico
Honduras está catalogado como un narcoestado. Usan el acaparamiento de tierras para producir palma africana y lavar dinero. Nosotras, en 2014, fuimos secuestradas por sicarios de narcotraficantes para asesinarnos en una zona muy importante de la costa que se llama Vallecito. Para mí, que lo vivo de primera planta, me es muy difícil hablar de un tema que me toca tan profundo. Estamos tratando de ejercer control en un territorio en el que todos los días incurren personas armadas. Al vivir en la costa, cerca de lagunas y del mar, nos situamos en una zona estratégica para el paso de las drogas. Todos los días aparecen ejércitos con organizaciones perfectas que nos hacen la lucha muy difícil y peligrosa. Pero, es más difícil cuando, encima, sabes que hay autoridades militares y aplicadores de justicia que están corruptos. Si acudes a ellos, pones más en riesgo tu vida. Es la indefensión absoluta.
¿Cómo se defienden de estos ataques?
No podemos responder a la violencia con más violencia. En el caso de Vallecito, hemos hecho un trabajo pacífico. Es importante la solidaridad y, sobre todo, que haya gente que dé visibilidad sobre lo que pueda ocurrir. Es decir, hemos generado un sistema de comunicación con el que podamos dar alertas rápidas. Tenemos nuestras propias estrategias internas que nos han ayudado a liberar territorios de las manos del narcotráfico. Debemos ser creativos y creativas, no puedo revelarte cómo lo hacemos, pero sí te aseguro que lo hacemos de forma pacífica. De hecho la zona de Vallecito la hemos declarado como un lugar donde no puede haber ningún tipo de presencia de armas.
¿Qué papel juegan las mujeres en la defensa de la tierra y las sociedades indígenas?
Se ha demostrado que, si las mujeres no nos involucramos en la defensa de los recursos naturales, que es lo mismo que defender la vida, este planeta se va al carajo. Hoy por hoy, en las luchas territoriales las mujeres estamos presentes. No sólo parimos vida, también parimos movimientos, parimos ideas... Por eso nos están asesinando. El hecho de que estemos más de frente, como sujetas políticas en la defensa de la naturaleza y los seres humanos, nos convierte en simples objetos.
Las mujeres sufrimos muchas cosas que los hombres no sufren. El tema de la estigmatización; las campañas de desprestigio contra las luchadoras no se hacen contra los hombres. Lo sufrió Berta y yo también lo he sufrido.
Esa criminalización, ¿también viene de dentro de vuestras propias comunidades?
"Las mujeres no sólo parimos vida, también parimos movimientos, parimos ideas" Las mujeres que asumen un papel protagonista en las organizaciones mixtas sufren un gran desprestigio y agresiones por parte de sus propios compañeros. Cuando las mujeres sobresalen en su lucha, hay compañeros que se ven en peligro y eso no debería pasar, porque venimos a construir juntos y juntas. Si todas juntas jalamos, la carreta pesa menos. El machismo y el patriarcado hace que las mujeres nos convirtamos en un peligro para compañeros de lucha. Es una cosa que debemos combatir.
En estos momentos hay una creciente movilización climática a nivel mundial, ¿cómo se está viviendo desde la comunidad garífuna?
Nosotros hemos venido luchando por la defensa del clima históricamente. Para algunos es moda, para nosotros es una lucha permanente. Lo que pasa es que, ahora, ante lo que ha sido publicado a nivel mundial, nos damos cuenta de que el planeta está en peligro. Tenemos un trabajo permanente e interseccional en la defensa de los recursos naturales. Cuando defendemos los bosques, los ríos o las montañas, luchamos por el clima. Ahora, con esta campaña internacional, nosotras queremos visibilizar que las comunidades indígenas han defendido el planeta de manera histórica.
Los informes del IPCC dicen que las poblaciones indígenas son mucho más vulnerables a los efectos del cambio climático, ¿es consciente de cómo puede cambiar la vida?
Ya lo estamos sintiendo. Ya tenemos comunidades desplazadas por la entrada del mar en la costa. Sabemos que estamos en una situación irreversible. Honduras es uno de los países más vulnerables en cuanto al clima. Si uno hace un mapeo, descubrirá que las comunidades que más han luchado por proteger el clima son las más vulnerables. Pero, cuando defendemos los recursos ante megaproyectos turísticos, nos dicen que somos antidesarrollo, que somos atrasados. Sin embargo, la ciencia demuestra que lo que defendemos es cierto.
Con el cambio climático amenazando los territorios, con el Amazonas en llamas y con la aparición de gobiernos con sesgos fascistas, ¿hay esperanzas para las sociedades indígenas?
El clima nos va a cobrar factura a los del sur y a los del norte. Tengo esperanzas en que el clima nos dé una lección y nos haga reflexionar sobre nuestro modo de vida. Es importante entender que el clima nos va a dar una lección. No podemos seguir en esta carrera maratónica de autodestrucción.
Los pueblos indígenas vivimos en resistencia y lucha permanente por el clima. Pero, también decimos a las gentes del norte que estamos cansados de sostener esta pelea. Las ciudades dependen mucho de lo que ocurre en las áreas rurales. Las luchas que hacemos en estos entornos ayudan también a la gente que vive en las áreas urbanas.  Es importante que el norte se involucre y se dé cuenta de que también les toca a ellos defender la vida. En resumen, no todo lo va a resolver el capital. Hay cosas que no puede comprar y, a veces, se nos olvida eso. Debemos humanizarnos, si no, no vamos a salvar este planeta.

Fuente: https://www.publico.es/sociedad/miriam-miranda-mujeres-no-apoyamos-defensa-recursos-naturales-planeta-ira-carajo.html - Imagen de portada:
La defensora de los Derechos Humanos y los bienes de la Naturaleza, Miriam Miranda./ Alejandro Tena


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