Comunicación y pandemia en Argentina: el virus de la información


Las universidades nacionales del Comahue y La Matanza publicaron estudios sobre producción, circulación y consumo de información durante el aislamiento por el coronavirus. Entre otras conclusiones, detectaron cambios en la forma de buscar las noticias y en la elección de formatos y de medios.

Por Gabriel Dávila

   
Las vidas de todos cambiaron con la pandemia. También la manera de informarse. A lo largo del aislamiento obligatorio, la relación con las noticias vinculadas al coronavirus pasó de ser “la ñata contra el vidrio” a un descreimiento total, según días y circunstancias. Por eso, distintas universidades nacionales estudian y analizan el impacto social de este fenómeno.
El Observatorio de Comunicación y Temáticas Sociales dependiente de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue indicó que “el consumo de medios con una mirada más global fue una de las prácticas que más aumentó”, y analizó: “Creemos que esto se debe a una lectura del proceso, con todo lo que eso implica, donde la tensión está puesta no solo en la localidad donde vive cada una de las personas (cuáles son las medidas de prevención y cómo está afectando la economía), sino también en los impactos y descubrimientos a nivel nacional e internacional”. No solo se incrementó el tiempo de consumo de noticias (lo que podría tener que ver con la mayor permanencia en los hogares), sino las formas de consumirlas. El 60 por ciento de las personas admitió haber realizado modificaciones al respecto: el 55 por ciento de los encuestados dice leer nuevos medios, mientras que el 23 por ciento asegura que en este contexto elige noticias más largas.
También hay una búsqueda de evitar la desinformación y la infoxicación, este concepto que utilizó la Organización Mundial de la Salud (OMS) para caracterizar el exceso de información sobre el COVID-19 que termina estresando a las personas. En este sentido,“se mostró una predisposición de las audiencias a verificar las fuentes por la cuales reciben las noticas. Tiene que ver con el grado de credibilidad que tiene las fuentes y la actitud no pasiva de los ciudadanos. Una buena parte de los encuestados nos decía que la responsabilidad del chequeo de la información era de ellos y que la ejercían en ese sentido, entonces vimos una tendencia a chequear lo que les llega”, comentó el investigador. El 37,5 por ciento de los encuestados admite que disminuyó su interés por las noticias sobre el COVID-19 desde el comienzo de la cuarentena. Y sólo el 23,8 por ciento aprueba la cobertura que hacen los medios tradicionales.
El impacto en la opinión pública
“Vemos que se mantienen las dos dimensiones principales que vienen afectando la opinión pública que son la salud, en primer lugar, y luego la situación económica. Y aparece una tercera dimensión emergente que tiene que ver con lo emocional que, si bien no está a la altura de las otras dos variantes, empieza a impactar fuerte”.
De los estudios que realizaron, rescatan un dato como fundamental: “Las personas no tienen un pensamiento dicotómico entre salud y economía, como parece estimularse desde algunos medios de comunicación. Hay una aprobación muy alta de las medidas de aislamiento y de su eficiencia en términos sanitarios, pero a la vez se reconocen problemas económicos y estarían de acuerdo con algunas aperturas con controles”. “En un escenario que comienza a activar una polarización que parecía puesta en suspenso, se observan que encuadres mediáticos en competencia —como salvar vidas versus evitar una crisis económica— pueden alterar las percepciones de ciudadanos identificados con distintos partidos políticos. Concretamente, los oficialistas observan mayores riesgos sanitarios y menores riesgos laborales que los votantes opositores”.
La autora de "Fake news, troll y otros encantos" agregó que “si atendemos a la reacción de las personas a los mensajes que circulan en redes sociales, encontramos además que la propensión a compartir información es mayor cuando los mensajes muestran a los partidos políticos colaborando entre sí para definir políticas integrales de manera conjunta (una expresión elocuente en Argentina por parte del presidente Fernández podría ser ‘cerrar la grieta’) que frente a mensajes negativos en los que se observan críticas y acusaciones entre rivales (Imaginemos el hipotético caso en el que Alberto Fernández dijera algo así: ‘En lugar de tomar deuda hubieran invertido en hospitales’)”.
Enredados
Qué pasa con el flujo de información en las redes sociales. Según el estudio realizado por la UNComa, el 79,4% por ciento de los encuestados no confía en la información que llega por ese medio y el 10 por ciento reconoce haber dejado grupos digitales por saturación de información no chequeable. En tanto, mientras que los periodistas y comunicadores formales tienen un nivel de confianza aceptable, los “influencers” tienen un grado negativo de confianza del 73,7 por ciento.
Además, sólo el 7,8 por ciento utiliza las redes para sólo para informarse, mientras que el 23 por ciento solo lo hace para esparcimiento y “compartir memes”.
Sin embargo, la baja confianza que genera la información que circula por las redes no se condice con un menor uso de estas herramientas. De hecho, los contactos de cada uno en las redes sociales son la principal vía de acceso a la información, que suele ser compartida según el 55 por ciento de los casos. “Resultado de esto, tenemos el fenómeno de ‘noticia incidental’. Es decir que las noticias aparecen en el muro de cada uno. Como dice Pierre Bourdieu en ‘Sobre la televisión’ se ve una especie de circulación circular de la información”, cuenta Pablo Scheiffer.
“La tendencia a compartir la información desde las redes, aún a pesar de la desconfianza que generan, también tiene que ver con que en la mayoría de casos se comparte información de medios en los que la confianza es mayor”, añadió.
De acuerdo a los estudios de la UNLaM, puede concluirse que ninguna red social parece generar confianza a la hora de informarse. Como el más fiable aparece Facebook, con un 13 por ciento, y en último lugar WhatsApp, con un 2,2% por ciento. Todos muy alejados del medio tradicional de comunicación de menor confianza que es la radio, con un 19 por ciento.La tele encendida
Según los estudios, la televisión no solo sigue siendo el medio preferido para informarse, sino qué aumentó su encendido significativamente durante la pandemia.
Si bien las plataformas de video adquirieron un papel más protagónico, ya que el 81,1 por ciento afirma haber utilizado alguna y el 73,1 por ciento asegura seguir utilizándola en el futuro, la televisión sigue siendo el formato más usado para informarse. La mayoría elije como primera opción los canales de noticas de cable (42,7 por ciento) y como segunda, la televisión abierta (40 por ciento). Más atrás aparecen los buscadores de internet, los portales digitales y las redes sociales.
En el sur del país, el 58,6 de los encuestados también eligió la tele como medio principal para informase, mientras que la radio se queda con un 32,8 por ciento y la gráfica un 5,3 por ciento. “La televisión tuvo un aumento exponencial con el encierro, lo cual es lógico si pensamos que la radio se suele escuchar mucho en el auto y al diario hay que salir a comprar”, analizó el investigador. La caída del papel es estrepitosa, pasó del 18,1 por ciento al 5,3.
Otro punto que llama la atención, es que a pesar de la preponderancia de la televisión, casi la mitad de los encuestados rionegrinos y neuquinos (el 46 por ciento) cuestiona que el modo de comunicar de la televisión es alarmista, y solo el 15 por ciento cree que lo hacen de forma responsable.

Fuente: Pagina 12
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El discurso del odio le sale caro a Facebook: pierde 7.000 millones en anuncios

La Liga Anti-Difamación y el movimiento Black Lives Matter están consiguiendo que distintos anunciantes suspendan su relación con Facebook, la plataforma publicitaria más importante del mundo. Una campaña de boicot está costando miles de millones de dólares a la empresa de Mark Zuckerberg.

Unilever, Coca-Cola, Levi’s, Honda, Diageo o Verizon han comenzado una campaña para limpiar su imagen. El resultado es que varias compañías han tomado distintas medidas para retirar temporalmente su publicidad de las aplicaciones de Facebook, a la que acusan de no tomar en serio medidas para perseguir los discursos de odio en sus plataformas. Compañías como Pepsico han optado por una retirada “discreta” de sus anuncios.
El fundador de la red social, Mark Zuckerberg anunció el pasado viernes nuevas medidas para controlar la expansión de esos discursos, pero estas no pasarán de etiquetar como “violación de las políticas de Facebook” post que incluyan discursos de odio contra minorías o migrantes. Se mantendrán los post por mor de la libertad de expresión, defendió Zuckerberg. Los organizadores de la campaña de boicot han manifestado que las nuevas medidas anunciadas son insuficientes.
La multinacional de productos alimenticios y de higiene Unilever ha sido una de las últimas en anunciar el periodo de pausa de sus inversiones en la publicidad de Facebook. La compañía denuncia que, como ya sucedió en 2016, se está utilizando la plataforma para condicionar las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos. Unilever ha extendido su decisión a Twitter, una compañía mucho menor en cotización bursatil pero influyente en términos periodísticos y comunicativos, ya que es la plataforma utilizada por Donald Trump para lanzar sus comunicaciones políticas.
La retirada de anuncios por parte de estas grandes marcas obedece a una movilización online bajo el lema #StopHateForProfit (stop odio por beneficio), que surge en el contexto de las protestas Black Lives Matter. A través de Facebook y Twitter, Trump lanzó sus primeros mensajes contra los “saqueadores” y el movimiento antifascista. La liga Anti-Difamación ha centralizado el llamamiento al boicot, que suma ya a más de 150 compañías.
Las acciones de Facebook han caído un 8,3% en la última semana, según el medio especializado Bloomberg. El impacto directo de la retirada de los anuncios es de 7.000 millones de euros, pero en los mercados el golpe ha sido aún mayor, Facebook ha perdido 56.000 millones como consecuencia de la pérdida de confianza en la compañía. Se estima que Facebook aglutina uno de cada cuatro anuncios en soportes digitales en Estados Unidos.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/redes-sociales/el-discurso-del-odio-le-sale-caro-a-facebook-pierde-7.000-millones-en-anuncios  - Imagen de portada: Mark Zuckerberg frente al logo de la red social Facebook. Imagen de Alessio Jacona.

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