Argentina: La ciencia sin freno

Las ciencias y las tecnologías han sido adoptadas y transformadas para la reproducción, el control y la permanencia de los poderes de turno. Es uno de los ejes del libro del investigador del Conicet Guillermo Folguera, que cuestiona el modelo tecnológico hegemónico, al servicio de las empresas y del extractivismo. “La ciencia sin freno. De cómo el poder subordina el conocimiento y transforma nuestras vidas”, es el título del libro recientemente que escribí durante casi cinco años. Cuenta con un maravilloso prólogo de Raúl Zibechi, quien pone en diálogo los elementos presentes en el libro con los problemas de América Latina. También, la portada de Sergio Langer anticipa este presente en el que los poderes de turno nos han irrumpido de múltiples modos a través de estas ciencias empresariales. Justamente, el libro aborda la pregunta acerca de cómo es la relación entre nuestra vida cotidiana y las ciencias y las tecnologías. Un interrogante con una larga historia y un significativo presente.


¿Por qué discutir ciencias y tecnologías en nuestro momento? ¿O acaso no hay otras prioridades? ¿Por qué es importante hacerlo más allá de si somos o no parte de la comunidad científica? La respuesta es clara: porque afecta nuestras vidas como así también el resto de la naturaleza, y porque las políticas públicas de nuestro país (por acción o por omisión) las involucran.
Durante todos estos años de militancia reconocí que urge que discutamos esta temática, demasiado importantes son las ciencias y las tecnologías en la actualidad como para dejárselo a empresas y a funcionarios. Importante por los efectos que suelen tener las ideas científicas y los productos tecnológicos. Importante también porque en nombre de ellas se silencian reivindicaciones de comunidades en los territorios de nuestro país y del mundo. E importante, finalmente, porque son parte de un terreno de disputa en el que el poder juega mucha de sus fichas.
Por ello, en el libro abro muchas de las preguntas que atraviesan nuestra existencia cotidiana. ¿Qué es la ciencia? ¿Qué son las tecnologías? ¿Qué ha sucedido con el Poder? ¿Cuándo el Poder hizo de las ciencias políticas de Estado? ¿De qué modo las empresas la ajustaron a su imagen y semejanza? ¿Cómo son las lógicas burocráticas y publicitarias que se instalaron? ¿Por qué la innovación y el control se hicieron objetivos primarios? ¿De qué manera la eficiencia se presentó como la lógica fundamental buscando convertir personas e instituciones en empresas?
Todas estas preguntas las abordo a través de una única frase. Una frase en la que la obra se va deteniendo conforme avanzan las páginas a los fines de dar los elementos claves para entender el rol de las ciencias y las tecnologías sobre nuestras vidas. La frase es:
Desde hace algunas décadas, las ciencias, junto con las tecnologías, han sido adoptadas y modificadas desde el poder institucional para incidir de una manera burocrática y publicitaria, centrada en la innovación y en la intensificación del control social, bajo la lógica dominante de la eficiencia.

Con este objetivo, el texto utiliza diferentes herramientas para abordar lo más didácticamente posible este desafío. Así, junto con elementos científicos y tecnológicos, se recuperan otros de la filosofía, el cine, la literatura, las voces en los territorios, la publicidad.
También, se analizan diferentes fotos e imágenes, que han moldeado no sólo nuestra visión acerca de qué es la ciencia sino las formas en que Estados y empresas inciden sobre nuestras vidas. En todos los casos, resulta imperioso volver a nuestra cotidianidad para recuperar las preguntas acerca de lo que comemos, dónde y cómo vivimos, qué consumimos, qué producimos, qué y dónde nos enseñan. Y en ellas aparecen los nombres propios: multinacionales, instituciones estatales, investigadores, universidades, empresarios locales, funcionarios.
Así, los ejemplos conocidos se multiplican. Los efectos de la Barrick Gold en San Juan, el TDAH y la ritalina para niños y niñas en edad escolar, el trigo transgénico de Bioceres, Universidad Nacional del Litoral y Conicet, el contrato entre Chevron e YPF, el acuerdo entre la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) y Benetton, hamburguesas de carne sintética, arroz, pollos y mosquitos modificados genéticamente.
La lista, lamentablemente, sigue. Todo lo que aparenta fragmentado se conecta de diversos modos. Y todo esto motorizado bajo el objetivo de un supuesto desarrollo, ha generado una estrategia general de innovación para sobreproducir, una acelerada generación de necesidades, promesas simplificadas que omiten peligros, una pretensión general de eficiencia, un esquema burocrático y publicitario que lo controla todo.
Ese esquema ha buscado convertirnos ya no sólo en consumidores, sino también en empresarios de nosotros, de nuestras instituciones y, en el mismo sentido, de las ciencias y las tecnologías. Una mercantilización de cuerpos y territorios que lo arrasa todo, que lo consume todo.
El libro asume que las ciencias y las tecnologías requieren ser pensadas para discutir políticas públicas. Y requieren ser pensadas en plural. Esto no es una mera formalidad: es el reconocimiento de que los criterios técnicos que se consideran u omiten ante cada problema podrían ser otros. Preguntarse por qué se consideran algunos criterios y se ocultan otros también es preguntarse acerca de las decisiones y del poder. Y esto anticipa un elemento fundamental para este libro: que las ciencias y las tecnologías han sido adoptadas y transformadas para la reproducción, el control y la permanencia de los poderes de turno. Discutir qué ciencias y tecnologías tenemos y cuáles necesitamos es fundamental para comprender un poco mejor cómo vivimos aquí y ahora. En esa dirección intenta sumar, de alguna forma, este libro.


* El libro está disponible en  versión papel y también para  libre descarga.
Fuente: Agencia Tierra Viva

 

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