De preservar los aullidos del lobo a retratar al ser humano como un animal más

El cine de naturaleza y animalista en España explora estos últimos años nuevas vías para la divulgación, el debate o transmitir al gran público la experiencia. Algunos de esos caminos son más clásicos; otros, más experimentales o polémicos: «Mi cine es explícitamente conservacionista», explica Arturo Menor, director de Iberia, naturaleza infinita (2023), nominada a Mejor Documental en los Goya 2024, un hito poco habitual para el cine de naturaleza. «Elijo un problema de conservación y entorno a él monto una historia que busque implicar al público a través de una naturaleza maravillosa».

Jose A Cano

En su largometraje se cuenta la historia de un águila real que viaja desde la Cordillera Cantábrica hasta el Estrecho de Gibraltar recorriendo los diferentes ecosistemas de la península y esquivando a otras rapaces… y al tendido eléctrico, que ha acabado con la vida de su compañera. Una celebración de la diversidad natural ibérica, con planos secuencia espectaculares y una fotografía muy cuidada, como cuando se exploran los bosques aragoneses o volamos dentro un pueblo cordobés reproduciendo el punto de vista de una golondrina.
El cine de naturaleza y animalista en España ha elegido diferentes caminos en los últimos años, algunos más accesibles o prestigiosos, otros más polémicos e incluso alejados de esas etiquetas, aunque en última instancia sus objetivos no queden lejos de ellas. Desde hace un tiempo, un puñado de títulos ha explorado diferentes vías para reflexionar sobre la relación entre los seres humanos y el resto de animales, que van desde las más clásicas a las más experimentales.

Fotograma de Iberia, Naturaleza Infinita, de Arturo Menor. Cedida por © Acajú Comunicación Ambiental.

Aunque su director no considera Iberia, naturaleza infinita exactamente un documental, y nos recuerda que todo en ella está guionizado y recreado, en este caso tiene muchos elementos de la película de naturaleza más canónica: voz en off –del locutor y actor de doblaje Jesús Olmedo–, encuadres espectaculares, contenido divulgativo…
«Mi trabajo se basa en el de Félix Rodríguez de la Fuente. Soy biólogo porque siendo niño me impresionó El hombre y la Tierra», admite Menor. Antes de Iberia, firmó otros trabajos como WildMed, el último bosque mediterráneo (2014) y Barbacana, la huella del lobo (2018), con enfoque idéntico.
«Me centro en la península ibérica porque es mi entorno inmediato y mi objetivo siempre es que las películas se usen con propósito educativo, por eso cada documental incluye unidades didácticas y otros elementos», explica. «Las imágenes espectaculares buscan a los niños y a los jóvenes: nada te implica más que aquello que te fascina, y quiero motivarlos para querer preservar toda esa belleza».
Todas las personas, humanas o no
La misma línea de trabajo que Menor sigue, por ejemplo, Joaquín Gutiérrez Acha, que cuenta en su haber títulos como Dehesa, el bosque del lince ibérico (2020), Cantábrico (2017) o Guadalquivir (2013) –esta última también nominada al Goya en su año–. Documentales cercanos a los clásicos, que se declaran deudores de Rodríguez de la Fuente y con enfoque conservacionista.
Un paso más allá en ese compromiso activista lo presenta Persona [No] Humana (2022), de Alejandro Cuéllar y Rafa G. Sánchez. Una película (nacida de la ONG Proyecto Gran Simio, producida por Dacsa Producciones y financiada en parte por crowdfunding) que cuenta la historia de la orangután Sandra y la chimpancé Cecilia, dos grandes simias recluidas en zoológicos de Argentina que fueron reconocidas legalmente como personas no humanas y, por tanto, sujetos de derechos, en el año 2015. Un tema al que llegan en parte por el padre de uno de ellos, Paco Cuéllar, fundador de la ONG.

Imagen de la película Persona [No] Humana, de Alejandro Cuéllar y Rafa G. Sánchez.

Una historia contada casi como un thriller legal «porque queríamos que el activismo no fuese muy evidente, que fuese el subtexto», explica Rafa Sánchez. «Queríamos que la película fuese accesible a alguien que no fuese militante, que no lo echase para atrás. Por razones de producciones no se pudo incluir más voces contrarias a nuestro enfoque, pero la idea siempre fue que estuviesen ahí y hablar de las personas y las relaciones entre sí. Todas las personas, y todos sus derechos».
De hecho, Persona [No] Humana tarda más de diez minutos en aclarar que la persona a la que quiere librar de un encierro injusto y de la tortura no es un ser humano, sino una gran simia. Su punto de partida era el libro El Proyecto Gran Simio: La Igualdad más allá de la Humanidad, de Paola Cavalieri y Peter Singer.
«Somos conscientes que el público mayoritario que ha acudido a ver la película es el que le interesa el tema desde antes», admite Álex Cuéllar, si bien «mucha gente que no lo conocía nos ha venido a felicitar y debatir. Es de lo que estamos más orgullosos». Sánchez añade que «no queremos convencer a nadie, pero sí que se plantee cómo esta decisión legal, reconocer que los animales tienen derecho a la vida y a no ser torturados, podría cambiar las reglas del juego».
La respiración del lobo
Películas como Iberia, naturaleza infinita o Persona [No] Humana son rentables gracias al llamado circuito cultural –proyecciones en asociaciones, instituciones educativas, etcétera– o las ventas para su proyección fuera de España. Menor añade que salir nominado al Oscar «como mucho sirve para saber que vas a poder producir la siguiente película, pero no garantiza nada».
Con una filosofía animalista muy similar pero un enfoque tanto artístico como estratégico diferente se encuentra Salvaxe, salvaxe (2024), de Emilio Fonseca. Una película experimental, un poema audiovisual que mezcla dos líneas narrativas: la de una investigadora sobre la conservación del lobo ibérico y la de una manada de estos animales que se enfrenta a un paisaje transformado por el hombre en los montes de Galicia y Portugal.
Fonseca explica a Climática que considera su película «una llamada a la empatía, a ponernos en lugar del otro. No solo de los lobos, si no de cualquier criatura no humana». La película reproduce las sensaciones del lobo a través de recursos de imagen y sonido, sumergiendo al espectador en un espacio sensible diferente al que está acostumbrado. La armonía del rastreo en el territorio propio o el choque violento con el terreno violentado por la acción humana llegan lo mismo mediante cámaras de visión nocturna o ruido blanco que por un texto más cercano a veces a la poesía que a la divulgación. Aunque no renuncia a esta última.

Salvaxe, salvaxe, de Emilio Fonseca. Imagen cedida por © Walkie Talkie Films.

«Divulgar es dar a conocer, hacer accesible el conocimiento. Hay mil maneras de hacerlo», sostiene Fonseca, pero «sobre todo es importante comprometerse con ofrecer y exigir datos contrastados. En Salvaxe, salvaxe hemos querido emular también los tiempos de espera y la calma del campo, no solo abrumar con cifras. Un documental de hora y media para cines no es el mismo género que una tesis doctoral escrita y está bien que no lo sea».
De momento, su película no ha pasado por salas comerciales: el objetivo es aprovechar el impulso de los festivales, donde su propuesta arriesgada –y no es una forma de hablar– está teniendo gran acogida: ha recibido premios en el Festival de Málaga, el Festival Play-Doc de Tui (Pontevedra) y el Festival de Guadalajara (México). «Creo que precisamente el formato experimental nos está permitiendo llegar más lejos de lo que hubiéramos hecho con un relato más convencional», gracias al amplificador en la industria audiovisual que son los festivales.
Salvaxe, salvaxe solo plantea explícitamente una pregunta, que Fonseca nos recuerda: «Hay 300 manadas de lobos en una península ibérica donde los humanos matan cada año 10 millones de cabras y ovejas, 60 millones de cerdos o 1.000 millones de aves para su consumo propio». Así que la cuestión sería: ¿quién extermina a quién y para qué?
Los humanos son un animal en territorio ajeno
Menor, Sánchez, Cuéllar o Fonseca, además del mencionado Gutiérrez Acha, son directores que también se producen a sí mismos. Unos consiguen financiación para rodar gracias al apoyo de instituciones como la Junta de Andalucía, o las célebres ayudas del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA). Pero, sobre todo, han buscado la independencia para rodar el tipo de cine que ellos querían, por una vía u otra.
El director Álex Galán, que acaba de proyectar Territory (2024) en el Atlàntida Mallorca Film Fest después de estrenarlo en el Festival Internacional de Cine de Moscú, explica que fundó junto a otros su firma Nunatak Films «para sacar adelante estos proyectos que llamamos de ‘naturaleza humana’. Queríamos rodar documentales en los que el ser humano fuese tratado como un animal más y retratar formas de vida tradicionales de relacionarse con la naturaleza sin idealizarlas ni condenarlas».
Territory sigue al actor serbio Darko Perić, conocido por su papel de Helsinki en La casa de papel, en su viaje a Asia Central, donde convive durante meses con un grupo de pastores kirguís para tener la oportunidad de observar a un leopardo de las nieves. «No la vemos tanto como una película sobre el animal, que apenas aparece, como sobre las personas que viven en el territorio del leopardo de las nieves», afirma Galán. Antes, desde Nunatak han producido otros documentales como Salvajes, el cuento del lobo (2021), sobre la convivencia entre humanos y lobos dando voz desde al cazador más recalcitrante hasta el animalista más radical, pasando por el vecino indiferente, o Xalda, experiencias de una raza (2023), sobre la recuperación de una raza de oveja autóctona de Asturias.
«No diría que sean documentales particularmente divulgativos o militantes, porque nuestra idea es generar más dudas que otra cosa en el espectador», afirma Galán. «Si tuviese que dejar una reflexión en común es que estamos en un momento en que la forma de relacionarse del ser humano con la naturaleza y los otros animales tiene que cambiar. E igual todas las formas actuales no son las más adecuadas, porque no son sostenibles, pero algunas de las sostenibles más tradicionales tampoco, porque pueden no resultarnos éticas. No sé las respuestas, así que intento plantear las preguntas».
Sin pedigrí y sin manada
En terreno pantanoso se metió también el director menos habitual del género que hemos entrevistado para este reportaje, Marcel Barrena, cuando rodó Hermano Caballo (2023). Llegó a ella a propuesta de la productora Nostromo Pictures, que quería una película sobre el domador Santí Serracamps, considerado el mejor del mundo… y conocido por trabajar con celebrities como Victoria Federica de Maricharlar, entre otras.
Barrena, aunque tiene algún documental en su haber, como Món petit (2012), es conocido por sus películas de ficción, casi siempre con enfoque social. Estuvo nominado al Goya por Mediterráneo (2021), sobre el caso real los socorristas catalanes que se fueron voluntarios al Egeo en 2015 durante la crisis de los refugiados, y estrenará este año El 47 (2024), sobre el movimiento vecinal en la Barcelona de la Transición.

Imagen de Hermano Caballo, de Marcel Barrena. Cedida por © Nostromo Pictures

«Llegué con muchos prejuicios y conocí a un chaval de Llagostera [municipio de 9.000 habitantes en la provincia de Girona] que vivía en una granja con su hermano y sus animales», explica Barrena. Serracamps trabaja desde 2005 entrenando caballos, la mayoría rescatados tras ser abandonados o estar enfermos, sin usar sillas ni cabezales o ningún otro tipo de restricciones, y los mantiene en libertad. Sus métodos son imitados y los financia con espectáculos de doma que son criticados desde círculos animalistas.
«Entiendo esas críticas, pero la película que rodé fue la historia de amistad entre Santi y Mabrouk, un caballo que rescatamos en un viaje a Marruecos», explica Barrena. «Era un animal flaco, enfermo, al que le daban de comer cartón…. Y lo rescata y convierte en un caballo de competición sin ponerle una brida, solo comunicándose con él. Es un mensaje contra toda idea elitista o de diferencia entre especies. Cuando le dijeron a Santi que era un caballo sin pedigrí ni manada, dijo: pues como yo».

Fuente: https://climatica.coop/cine-de-naturaleza-animalista-espana/ - Imagen de portada: 'Persona [No] Humana' cuenta la historia de dos grandes simias recluidas que fueron reconocidas legalmente como personas no humanas. Foto: Cedida por ©Dacsa Producciones.

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