Chile: Contaminación atmosférica, el aire que respiramos hoy
Durante los meses de otoño e invierno la contaminación atmosférica sube considerablemente en el territorio nacional, principalmente asociada a materia particulada y en menor medida a gases de efecto invernadero –lo se invierte en verano, donde son los gases los más preponderantes en la contaminación atmosférica– . Procesos industriales, combustión en calderas, hornos y artefactos, emisiones vehiculares, polvo suspendido desde el suelo, uso de chimeneas domiciliarias, quemas agrícolas, emisiones del transporte público y complejos mineros son las principales fuentes emisoras de partículas y gases. Se trata de un tema complejo, que afecta a casi el 99% de los habitantes del planeta y es una de las causas de alrededor de 6,5 millones de muertes humanas prematuras cada año (OMS, 2018). La contaminación del aire es uno de los principales retos a los que nos enfrentamos y sus efectos pueden ser irreversibles para la vida en el planeta.
Texto por Constanza López Cabello
El término “contaminación del aire” incluye una amplia variedad de componentes químicos y biológicos y se define como la presencia en la atmósfera de elementos contaminantes que alteran su composición y que afectan a cualquier componente del ecosistema (Oyarzún, 2010). En este sentido, existen dos clasificaciones de fuentes de contaminación: las naturales (tales como incendios o erupciones volcánicas) y las antropogénicas derivados de la actividad humana, que es precisamente desde donde viene el mayor foco de contaminación en la actualidad. Desde la Revolución Industrial, el desarrollo y producción en diversas industrias se han disparado y con ello los niveles de dióxido de carbono y otros gases contaminantes en la atmósfera. Esto ha provocado que la contaminación en el aire sea ya un problema ambiental global.
Tipos de contaminantes
De acuerdo a la OMS los contaminantes pueden categorizarse según su estado físico en material particulado (PM), es decir, una mezcla compleja de partículas sólidas y líquidas de sustancias orgánicas e inorgánicas suspendidas en el aire, tales como aerosoles o polvo, o en gases como los óxidos de azufre (SOx), de nitrógeno (NOx), el monóxido de carbono (CO), los hidrocarburos y el ozono (O3). En concreto, el material particulado se divide en dos tamaños: PM10 que son partículas iguales o menores a 10 micras (equivalente a la millonésima parte de un metro) y PM2.5 que son partículas de 2.5 micras o menos, es decir, son 100 veces más delgadas que un cabello humano.
Al mismo tiempo, los contaminantes que son emitidos directamente a la atmósfera se denominan contaminantes primarios, mientras que los que se generan a partir de las reacciones químicas de estos se conocen como contaminantes secundarios. Así, los contaminantes primarios son las partículas finas (material particulado), el monóxido de carbono, los óxidos de azufre y de nitrógeno y también los compuestos orgánicos volátiles, mientras que los contaminantes secundarios como es el caso de los O3 y de los ácidos sulfúrico y nítrico (Oyarzún, 2010).
Es importante destacar que según el tamaño de las partículas, estas se depositarán cerca o a cierta distancia de la fuente de emisión. Si son muy pequeñas pueden mantenerse suspendidas y ser transportadas a grandes distancias. Al mismo tiempo, cuanto más pequeñas son las partículas mayor es su capacidad de penetración en nuestro sistema respiratorio y entrar así en la circulación sanguínea, siendo el material particulado PM2.5 el más dañino. Este, además, tiene origen antropogénico en una alta proporción, puesto que en buena medida provienen de las emisiones de los vehículos diésel en la ciudad.
Efectos en la salud humana y los ecosistemas
Entre las consecuencias directas de la contaminación atmosférica, se podría destacar el desarrollo de enfermedades y afecciones en los seres humanos y la biodiversidad, así como la pérdida de visibilidad en zonas de grandes concentraciones o la aparición de olores desagradables. Así por ejemplo, la materia particulada, especialmente la MP2.5, es capaz de penetrar profundamente en los pulmones y entrar en el torrente sanguíneo, lo que afecta a los sistemas cardiovascular, cerebrovascular (accidentes cerebrovasculares) y respiratorio. Y el NO2 se asocia a las enfermedades respiratorias, sobre todo al asma, lo que provoca síntomas como tos, sibilancias o dificultad para respirar, ingresos hospitalarios y visitas a los servicios de urgencias (OMS, 2022).
Algunas medidas que se pueden tomar para limpiar nuestros cuerpos de este tipo de contaminación es consumir ciertos alimentos ricos en vitamina E, por ejemplo. Hay diversos estudios que concluyen que consumir alimentos como la palta y la espinaca, pueden ayudar a contrarrestar los efectos de la contaminación por partículas y ayudar a la regeneración pulmonar (Agler et al., 2011; Barrera-Mendoza et al, 2018). Así también, el sulforafano que posee el brócoli podría ayudar a prevenir o reducir las infecciones pulmonares graves.
©Louis Hansel
Por otra parte, la calidad del aire está estrechamente relacionada con el clima del planeta y, en consecuencia, con los ecosistemas de todo el mundo. Muchas de las fuentes de contaminación atmosférica emiten gases de efecto invernadero principalmente por el dióxido de carbono (CO2), pero también por otros gases como el metano (CH4) o el óxido nitroso (N2O). Lo anterior provoca el aumento de la temperatura global del planeta y por consiguiente efectos climáticos adversos como olas de calor, sequía, inundaciones, etc. Por lo tanto, las políticas orientadas a reducir la contaminación del aire son estrategias cruciales.
Regulación en Chile
En junio de 2022 se publicó en el Diario Oficial la Ley Marco de Cambio Climático (LMCC), la legislación que permite establecer la lucha contra el cambio climático como una política de Estado y definir los mecanismos que utilizará el país para enfrentar este fenómeno. La LMCC fijó la meta de ser un país carbono neutral a más tardar el 2050, esto significa, profundizar el proceso de descarbonización y dejar de quemar combustibles fósiles en todas nuestras actividades para que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) sean iguales o menores que las absorciones de dichos gases por parte de la naturaleza. Dentro de las medidas específicas relacionadas con la calidad del aire, la LMCC establece la obligación de implementar reducción de gases de efecto invernadero con foco en la contaminación local, permitiendo mejorar la calidad de vida de las personas.
En la práctica el gobierno ha puesto a disposición de la ciudadanía una plataforma que informa sobre el pronóstico del aire a lo largo de Chile. Además, de iniciarse el programa piloto de recambio de calefactores implementado por el Ministerio de Medio Ambiente que tiene como objetivo reducir las emisiones de contaminantes generadas por la combustión residencial a leña. Por medio de este programa, los beneficiarios pueden acceder a un nuevo calefactor siempre y cuando hagan entrega de su antiguo calefactor y/o cocina, el cual debe estar instalado y en uso en la vivienda.
Más allá de las medidas del gobierno, sabemos que es importante que como sociedad utilicemos distintas instancias para que estas leyes se respeten y se fiscalicen, como las consultas ciudadanas y la participación de las diferentes organizaciones sociales y comunitarias. Otras medidas tienen que ver con la preferencia del transporte público o compartir vehículos; preferir calefacción certificada en cuanto a emisiones, eficiencia energética y seguridad y privilegiar el uso de combustibles alternativos como: gas, electricidad, briquetas, derivados del petróleo, pellet, entre otros. Si no puedes usar otro medio que la leña, por ejemplo, muy extendida en el sur del país, entonces, prefiere siempre leña seca y picada. Bajo la lógica de que nuestras acciones afectan a otros, el cuidado ambiental y de nuestra salud debe ser una responsabilidad compartida. El primer paso siempre será estar informados para que de esta manera construyamos un cohabitar más armónico y sano.
Referencias:
Agler A. H. et al. (2011). Randomised vitamin E supplementation and risk of chronic lung disease in the Women’s Health Study. Thorax.
Barrera-Mendoza, Columba Citlalli, Ayala-Mata, Francisco, Cortés-Rojo, Christian, García-Pérez, Martha Estrella, & Rodríguez-Orozco, Alain Raimundo. (2018). Vitaminas antioxidantes en asma. Revista alergia México, 65(1), 61-77. https://doi.org/10.29262/ram.v65i1.306
Ministerio de Medio Ambiente. (2022). “La contaminación del aire y su relación con el cambio climático”. MMA https://mma.gob.cl/la-contaminacion-del-aire-y-su-relacion-con-el-cambio-climatico/
OMS. (2018). “Salud, medio ambiente y cambio climático”. 71.ª ASAMBLEA MUNDIAL DE LA SALUD A71/10. https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/276334/A71_10-sp.pdf
OMS. (2024). Contaminación atmosférica. https://www.who.int/es/health-topics/air-pollution#tab=tab_1
OYARZÚN G, MANUEL. (2010). Contaminación aérea y sus efectos en la salud. Revista chilena de enfermedades respiratorias, 26(1), 16-25. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-73482010000100004
Fuente: Revista Endémico: https://endemico.org/contaminacion-atmosferica-el-aire-que-respiramos-hoy/