Horror en Sudáfrica: 34 mineros mueren a manos de la policía



78 heridos y 34 mineros muertos es el saldo del más brutal hecho de represión, desde los tiempos del apartheid, que sufrió un grupo de mineros de platino en una mina al noroeste de Sudáfrica, en Marikana -cerca de Pretoria-. Los trabajadores no sindicalizados, exigían un aumento de salario por sus trabajos en las minas de la región, donde se encuentra el 70 por ciento de los recursos mundiales del mineral.
Impresionan las imágenes y el ensordecedor ruido de los disparos que quitaron la vida a 34 mineros. Las fuerzas antidisturbios aseguraron que fue en defensa propia. Defensa de machetes y palos con los que estaban armados los mineros  fuera de la mina de la empresa Lonmin, en el complejo minero Bushveld, en Rustenberg, en la zona holandesa de Sudáfrica.
El hecho ocurrió este jueves, cuando más de tres mil mineros protestaban desde el viernes 10 de agosto, por mejoras salariales. Ante la negativa de los mineros a dispersarse, la policía les arrojó gases lacrimógenos y les disparó balas de goma, antes de abrir fuego usando basas reales, bajo circunstancias que no quedan aún claras. La descarga de balas levantó una nube de polvo, que se despejó para revelar las cadáveres tendidos en el suelo.
Los hechos de sangre comenzaron a raíz de enfrentamientos entre los dos sindicatos rivales, desatándose peleas entre sus afiliados que han dejado una decena de muertos desde el pasado domingo, entre ellos dos agentes. El gobierno desplegó un amplio dispotivo policial para contener a los manifestantes.
“Nos explotan, ni el gobierno ni los sindicatos han acudido a ayudarnos”, había declarado el miércoles pasado uno de ellos, Thuso Masakeng. “Las mineras hacen plata gracias a nuestro trabajo y no nos pagan casi nada. No podemos tener una vida decente. Vivimos como animales con salarios miserables”, dijo el minero.

LAS REACCIONES
El presidente Jacob Zuma (del gobernante partido African National Congress), interrumpió una visita a una cumbre regional en la vecina Mozambique, para decir que estaba “horrorizado y consternado” por lo que parece ser una de las operaciones policiales más sangrientas desde el fin de los gobiernos de minoría blanca en 1994 en la mayor economía de Africa.
“He ordenado a las agencias de la ley que hagan todo lo posible por controlar la situación y que los perpetradores de la violencia rindan cuentas ante la justicia”, dijo en un comunicado, sin mencionar una palabra sobre el irracional actuar de la fuerza policial.
“Creemos que hay espacio suficiente en nuestro orden democrático para cualquier controversia que se resuelvan mediante el diálogo sin ningún tipo de violación de la ley o la violencia”, agregó en el comunicado.
Pese a las promesas de una vida mejor para todos los 50 millones de habitantes de Sudáfrica, el ANC ha tenido problemas para proporcionar servicios básicos a millones de personas en los municipios pobres negros. Los esfuerzos para corregir las desigualdades económicas del apartheid han tenido resultados mixtos.

ORÍGENES DEL CONFLICTO
A pesar de que los mineros exigen un notable aumentos de salario, una de las raíces del problema radica en la enemistad existente entre la recientemente creada Asociación de Trabajadores Mineros y de la Construcción (AMCU), quienes desean hacer frente a la dominación de 25 años de la Unión Nacional de Mineros (NUM), un aliado cercano del partido gobernante.
Además, la minera Lonmin, de capitales británicos, se encuentra hace más de un siglo explotando las reservas de ese sector, y el desarrollo del conflicto se entendió como una crítica particular alas facciones radicales del ANC  que avalan el “capital monopolista blanco”, representado por la compañía que maneja el 80% de los recursos del grupo de metales del platino (PGM) encontrados hasta ahora.
La compañía registró ingresos durante el 2011 por US$1992 millones, con utilidades de US$311 millones, con más de 27 mil empleados. Cabe destacar que la minera anglo-suiza, Xstrata, , mantiene una  participación del 24,9% en Lonmin, a raíz de una oferta pública de adquisición que  fracasó en 2008.
Lonmin, señaló en uno de sus últimos comunicados, que esperan reconstruir las confianzas por “un sector minero estable estable es vital para el futuro económico de este país. Si la industria sigue siendo dañada por acciones ilegales no es sólo la economía, que sufre, sino todos nuestros empleados, sus familias y dependientes. Necesitamos que nuestros empleados vuelvan al trabajo, necesitamos seguir haciendo minería”, finaliza el comunicado.
LRM – @leoretamalm
El Ciudadano

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