Proyecto Icebergs: “Toda nación, como témpanos de hielo, está condenada a diluirse”

“La naturaleza de toda nación es líquida e intangible, se sostiene como construcción mental presente únicamente en el imaginario colectivo. Toda guerra, toda violencia de Estado y toda forma de gobierno se apoyan en este concepto. Sin embargo, toda nación, al igual que un témpano de hielo flotando sobre el mar, está condenada a diluirse”. A partir de ahí, el artista Rubén Martín de Lucas (Madrid, 1977) ha desarrollado su proyecto ‘Iceberg Nations’.
 
por Rafa Ruiz

Hemos regresado al pueblo de Martín Muñoz, en la sierra de Ayllón, cerca de Riaza, para visitar una nueva exposición de Martín de Lucas (antiguo miembro del colectivo Boa Mistura). Nos gusta volver allí, salir de la gran ciudad y dejarnos envolver por la belleza que proyecta la AP Gallery, ese espacio entregado al arte y el paisaje que abriga entre el frío y los robles, entre las casas de hiedra y piedra de un pueblo con un puñado de habitantes. Ahí, en sintonía con la tierra y la Tierra, cala mejor el mensaje de este artista contra el afán destructivo por crear himnos y plantar banderas.  
Hace justo tres años presentó en Martín Muñoz su proyecto Stupid Borders para arremeter contra las fronteras. Ahora da un paso más: “Todo estado es efímero, como ese hielo, que a pesar de haberse fraguado durante miles de años, se diluye en el agua del mar. Es intangible, ilusorio, ficticio”.
“Cuánto daño nos infligimos luchando por un país, cuánto dolor por un concepto como nación”.
El proyecto está compuesto por una serie de 12 bellas fotografías y una instalación de vídeos en pantallas led de pequeños pedazos de hielo desgajados de Groenlandia, esa inmensa isla –más de cuatro veces España– con una población de poco más de 50.000 habitantes y una densidad de 0,026 habitantes por kilómetro cuadrado, y a la deriva por el mar hasta diluirse. Pedazos de hielo flotante en los que Martín de Lucas –junto al expedicionario Hilo Moreno y el realizador y director de fotografía Fernando Martín Borlán– planta banderas ficticias para transmitir el sentido del sinsentido de los nacionalismos. La muestra se completa con varios lienzos con banderas y otro que es una gran mancha negra con estas frases a modo de epitafio: “Dejad de morir por la patria. Dejad de matar por la patria. Vivid y dejad vivir, porque breve es el tiempo de las cerezas”. Incluida esa escueta referencia, el tiempo de las cerezas, que nos traslada a las reivindicaciones globales –otro tipo de globalización que no es la de ahora– de paz, amor y libertad de los 60.
Otra de las fotografías de Rubén Martín de Lucas.

Con estas imágenes aéreas –tiradas con la ayuda de drones– de hipnotizantes blancos y negros, y grises casi negros y azules turquesa y azules cobalto, Martín de Lucas fusiona además dos de los temas de más candente actualidad: los debates sobre los nacionalismos y sobre el cambio climático. Porque no podemos dejar de ver en esos icebergs que se derriten también una metáfora del absurdo de plantar banderas en pedacitos de hielo, o de tierra, cuando todo pertenece al mismo glaciar que se va desmoronando, y sin apenas percatarnos, o no querer percatarnos, nos vamos hundiendo, todos juntos, pero, eso sí, cada uno en su trozo de nación con bandera, himno y alambradas.
Os entregáis a patrias y fronteras, y nos estamos derritiendo todos, parece gritar Martín de Lucas, desde el silencio que cruje de Groenlandia.
Muchos otros lo han gritado frente a la ceguera de muchos y los intereses de manipulación, de unos pocos, de las estructuras del poder y por el poder. Defendamos al individuo, a las personas.
Como Primo Levi: “Los monstruos existen, pero son demasiado pocos para ser realmente peligrosos; los más peligrosos son los hombres corrientes, los funcionarios dispuestos a creer y obedecer sin rechistar”.
Como Emilio Lledó: “El individuo ha de pensar por sí mismo, ha de discutir, reflexionar, pero nunca ha de dejarse llevar por una masa informe, contradictoria y sentimentaloide”.
Como Eduardo Chillida, al que se refirió Martín de Lucas en la presentación de su proyecto a la prensa: “Una vida, cualquier vida, vale más que una bandera, cualquier bandera”.

Fuente: https://elasombrario.com/proyecto-icebergs-nacion-condenada-diluirse/

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