Indígenas no contactados del Pueblo Indígena Hongana Manyawa en Indonesia sobreviven acorralados por la minería

Indígenas no contactados de Indonesia, que eligen vivir en la selva lejos de los foráneos, podrían ser aniquilados por un proyecto minero de extracción masiva de níquel. Muchos ya están huyendo de la minería que está devastando sus tierras ancestrales y dañando sus ríos.

 
Se calcula que entre 300 y 500 hongana manyawas viven en la selva tropical del interior de la isla de Halmahera. Enormes extensiones de su territorio han sido concesionadas a empresas mineras, y en algunas zonas las excavadoras ya deforestan el territorio.

El proyecto forma parte del plan de Indonesia de convertirse en un gran productor de baterías para coches eléctricos, mediante la extracción y fundición de níquel y otros minerales. En este plan empresas internacionales como Tesla ya están invirtiendo miles de millones de dólares. Corporaciones francesas, alemanas y chinas participan en la explotación minera de Halmahera, donde los hongana manyawas no contactados, a pesar de no contribuir en nada al cambio climático, corren ahora el riesgo de ser exterminados por el nuevo modelo automovilístico basado en vehículos eléctricos.
Los hongana manyawas necesitan nuestro apoyo urgente.
Los hongana manyawas, o “gente del bosque” en su propia lengua, son uno de los últimos pueblos indígenas nómadas de cazadores-recolectores de Indonesia, y muchos no han sido contactados.
Sienten un profundo respeto por su selva y por todo lo que hay en ella: creen que los árboles, como los humanos, poseen alma y sentimientos, así que en lugar de talarlos para levantar sus casas, construyen sus moradas con palos y hojas. Y cuando usan materiales de la selva, realizan rituales para pedir permiso a las plantas y dejan ofrendas por respeto.
Las vidas de los hongana manyawas están profundamente arraigadas a la selva, desde su nacimiento hasta la muerte. Con cada nacimiento la familia planta un árbol como señal de agradecimiento y entierra bajo él el cordón umbilical de la niña o el niño: este nuevo ser humano crece junto al árbol que marcará su edad. Al final de sus vidas, sus cuerpos se colocan en los árboles, en una zona especial de la selva reservada a los espíritus.
Los hongana manyawas se alimentan casi exclusivamente de lo que cazan y recolectan, y son nómadas. Se instalan en una parte de la selva y tiempo después se trasladan a otro lugar para permitir que la primera se regenere. ¡Conocen la selva de Halmahera como nadie! Cazan jabalíes, ciervos y otros animales, y mantienen una estrecha relación con los árboles de sagú que constituyen su principal fuente de hidratos de carbono, y que ahora están amenazados por la deforestación que causa la minería. También tienen increíbles conocimientos medicinales y pueden tratar muchas enfermedades con plantas autóctonas, aunque esto se ha vuelto cada vez más difícil a raíz de las nuevas enfermedades que contraen por el contacto forzoso y de su reasentamiento en aldeas.
La llegada de empresas mineras es solo la última amenaza para los hongana manyawas y su tierra. En las últimas décadas, los sucesivos gobiernos indonesios han intentado, en repetidas ocasiones, forzar el contacto con los hongana manyawas con el objetivo de poner fin a su modo de vida nómada y expulsarlos de su hogar ancestral en la selva. Dicen que es para “civilizarlos”: han intentado sedentarizar a los hongana manyawas y les han construido casas de estilo indonesio. Pero los hongana manyawas sostienen que estas nuevas casas, con tejados de chapa en vez de hojas de palmera, les hacen sentirse “como animales enjaulados”.
Como les sucede a los pueblos indígenas no contactados de todo el mundo, el contacto forzoso ha tenido un impacto devastador en los hongana manyawas. Desde finales de la década de 1970 hasta principios de la de 1990, las comunidades recién sedentarizadas se vieron afectadas por terribles brotes de enfermedades a las que los hongana manyawas se refieren como “peste”, y que provocaron un enorme sufrimiento, y hasta muertes.

Hongana manyawas no contactados durante un encuentro con indonesios (delante) en 2009. Los encuentros entre hongana manyawas no contactados y foráneos son muy poco habituales, a menudo violentos y siempre peligrosos. © Survival

Los hongana manyawas contactados también han sido utilizados como chivos expiatorios para la policía. Esta a menudo los culpa de delitos con los que no tienen nada que ver. Varios han sido encarcelados por asesinatos que no cometieron y han languidecido en prisión durante muchos años.
Lejos de ser respetados por su modo de vida único y autosuficiente, los hongana manyawas son víctimas de un racismo atroz. Los funcionarios indonesios y los medios de comunicación a menudo los describen como “primitivos”. Existe la creencia generalizada de que se beneficiarían de ”integrarse” en la sociedad, lo que tiene consecuencias desastrosas y mortales.
Muchos hongana manyawas viven ahora en aldeas construidas por el Gobierno. Otros, traumatizados por los intentos gubernamentales de obligarlos a asentarse, han regresado a su selva, al igual que les ha sucedido a tantísimos indígenas no contactados en otras partes del mundo.
Los hongana manyawas no contactados han dejado claro una y otra vez que no quieren sedentarizarse ni que entren foráneos en la selva. Son muy conscientes de los peligros, incluidas las epidemias de enfermedades mortales, que el contacto forzoso trae consigo. Como en el caso del pueblo indígena sentinelés de la India, no es de extrañar que defiendan sus tierras y disparen flechas a quienes entran por la fuerza.
Pero ahora se enfrentan a la amenaza, no solo de verse obligados a abandonar el bosque que los sustenta, sino de ver cómo este es arrasado por las empresas que se apresuran a proporcionar un estilo de vida supuestamente “sostenible” y “respetuoso con el medio ambiente” a gente que vive a miles de kilómetros de distancia.
La minería “verde” amenaza las vidas de los indígenas no contactados
La mayor amenaza actual para los hongana manyawas proviene de una industria aparentemente “verde”.
Su selva tropical se asienta sobre tierras ricas en níquel, un metal cada vez más codiciado para la fabricación de baterías para coches eléctricos. Indonesia es en la actualidad el mayor productor mundial de níquel, y se calcula que Halmahera contiene algunas de las mayores reservas de níquel sin explotar del planeta. El níquel no es esencial para estas baterías, pero ahora que el mercado de níquel está en auge, las empresas mineras se están lanzando a la conquista de enormes extensiones de selva.
Y los hongana manyawas no contactados huyen... Sin su selva, no sobrevivirán. Estos coches se comercializan como alternativas ecológicas a los que funcionan con combustibles fósiles, pero la forma en que se extrae el níquel en Halmahera no tiene nada de ecológica.
Ni que decir tiene que los pueblos indígenas no contactados no pueden dar su consentimiento libre, previo e informado a la explotación de sus tierras, que es un requisito legal para cualquier proyecto de “desarrollo” en territorios indígenas, según el derecho internacional.
Sin embargo, Weda Bay Nickel (WBN), empresa que posee en parte la minera francesa Eramet, tiene una enorme concesión minera en la isla que se solapa con los territorios del Pueblo Hongana Manyawa. WBN comenzó la explotación minera en 2019, y desde entonces ya se han destruido enormes extensiones de selva que los hongana manyawas consideran su hogar. La empresa planea multiplicar el ritmo actual de extracción y operar en la región durante 50 años.
El Gobierno indonesio afirma que la extracción de níquel es “fundamental para las tecnologías de energía limpia“, pero en el IWIP se están construyendo centrales eléctricas de carbón para procesar el níquel. La Agencia Internacional de la Energía calcula que se emiten 19 toneladas métricas de CO2 por cada tonelada métrica de níquel fundido, y hay pruebas de que un proyecto similar en Sulawesi ha provocado enfermedades respiratorias entre la población local. Esta explotación minera (acompañada de carreteras, fundiciones y otros enormes proyectos industriales) no sólo está devastando la selva de los hongana manyawas, sino que también está contaminando el aire y perjudicando a los ríos. El procesamiento del níquel es a menudo sumamente tóxico, e implica una gran cantidad de productos químicos que producen casi dos toneladas métricas de residuos tóxicos por cada tonelada métrica de mineral procesado.
Survival lucha contra las falsas soluciones a la crisis climática, que están destruyendo las tierras y las vidas de los indígenas.
Eramet, Tesla y empresas vinculadas
Hay empresas internacionales implicadas, directa o indirectamente, en la explotación minera de las tierras de los hongana manyawas no contactados.
WBN la conforman varias compañías, pero la francesa Eramet es copropietaria y responsable de la propia explotación minera. Eramet se enorgullece de sus credenciales medioambientales y de derechos humanos, y afirma que “marcará la pauta” y “será una empresa de referencia” en materia de derechos humanos. Sin embargo, sigue explotando minas en el territorio de los hongana manyawas sin contactar.
Survival ha averiguado que la empresa química alemana BASF también planea asociarse con Eramet para construir una refinería en Halmahera y que una posible ubicación podría ser el territorio no contactado de los hongana manyawas. Esto sería devastador para los hongana manyawas no contactados de la zona, que ya se huyen y se esconden de la minería.  
En esta entrevista de Voz Indígena dos ancianos hongana manyawas denuncian la destrucción de su selva y afirman con rotundidad que no dan su consentimiento para que las empresas mineras de níquel ocupen sus tierras.
Según hemos podido saber en Survival International, los hongana manyawas no contactados, en su huida, cada vez se adentran más en la selva traumatizados por los ataques a sus bosques y a su modo de vida.

Deforestación por la minería en Halmahera. © mongabay.co.id

Tesla, la mayor empresa de vehículos eléctricos del mundo, ha firmado contratos por valor de miles de millones de dólares para comprar níquel y cobalto indonesios para sus baterías. Su consejero delegado, Elon Musk, también ha mantenido negociaciones al más alto nivel con el Gobierno indonesio para abrir una fábrica de baterías de coches eléctricos en el país. El presidente de Indonesia, Joko Widodo, incluso ha ofrecido a Tesla una “concesión minera de níquel”.
La política de Tesla en materia de derechos de los pueblos indígenas establece: “Para toda extracción y procesamiento de materias primas utilizadas en los productos Tesla, esperamos que nuestros proveedores de la industria minera se comprometan con los representantes legítimos de las comunidades indígenas e incluyan el derecho al consentimiento libre e informado en sus operaciones”.
Sin embargo, Tesla ha firmado acuerdos con las empresas chinas Huayou Cobalt y CNGR Advanced Material, ambas vinculadas a la extracción de níquel en Halmahera. Aunque las cadenas de suministro son secretas y a menudo oscuras, los intereses de Tesla en Indonesia y la escala prevista de actividad minera en Halmahera hacen probable que el níquel extraído de Halmahera pueda acabar en los coches de Tesla.

El consejero delegado de Tesla, Elon Musk, y el presidente indonesio, Joko Widodo, reunidos en Texas en 2022. Tesla ha firmado acuerdos para comprar miles de millones de dólares de níquel de Indonesia. © Merdeka.com

La demanda de coches eléctricos está provocando la destrucción de las tierras de los indígenas no contactados.
En vez de destruir aún más el mundo natural, y a las personas que lo defienden, en nombre de la lucha contra el cambio climático, deberíamos apoyar a los pueblos indígenas no contactados para que defiendan sus selvas y sus derechos sobre la tierra; ellos son los guardianes de los pulmones verdes del planeta.
A los hongana manyawas se les está acabando el tiempo... y el bosque. Necesitan desesperadamente apoyo internacional para detener la destrucción de sus tierras antes de que sea demasiado tarde.
Los derechos territoriales de los hongana manyawas deben ser reconocidos. Survival pide la declaración de una zona de emergencia para los hongana manyawas no contactados. En todo el mundo, Survival ha luchado con éxito por los derechos territoriales de los pueblos indígenas no contactados, defendiéndolos de la llegada de invasores que propagan enfermedades letales para ellos y proyectos de “desarrollo” devastadores que podrían destruirlos.
Hacemos un llamamiento para que:
- Eramet y las demás empresas mineras de Halmahera acaten de inmediato el derecho internacional y detengan la minería y otros proyectos de “desarrollo”en las tierras de los indígenas no contactados.
- Tesla y otras empresas automovilísticas se comprometan públicamente a garantizar que ninguna cantidad de níquel o cobalto adquirido procede de las tierras de los hongana manyawas no contactados de Halmahera.
- Al Gobierno indonesio que establezca una “Zona de exclusión para indígenas no contactados” para proteger a los hongana manyawas no contactados y sus territorios.

 

Fuente: Survival International. es - Imagen de portada: Mujer hongana manyawa contactada en la selva de Halmahera © Nanang Sujana Guardianes de su selva

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