Advierten colectivas sobre el impacto ambiental de las corporaciones tecnológicas; llaman a fortalecer alternativas
A través del informe Acciones para la justicia ambiental desde infraestructuras tecnológicas autónomas y comunitarias, organizaciones y colectivas que trabajan para construir alternativas dentro del internet denunciaron los impactos ambientales y sociales del actuar de las corporaciones tecnológicas y sus infraestructuras: El pasado 17 de julio, se presentó este trabajo, resultado de una investigación participativa llevada a cabo por Sursiendo y Mayfirst Movement Technology, dos organizaciones que trabajan por los derechos digitales colectivos a través del acompañamiento y la provisión de servicios digitales a organizaciones y defensores del territorio y de derechos humanos.
Por Isabel Ortega
Bajo la premisa de que “no hay centros de datos sin tierra ni agua”, el
informe describe cómo las infraestructuras tecnológicas, como los
centros de datos, impactan los territorios y las comunidades locales a
través de la extracción de recursos y la degradación ambiental. Estas organizaciones denuncian la manera en que estos proyectos tecnológicos están siendo construidos en territorios donde los Estados garantizan el acceso a tierra, energía y fuentes de agua, así como libertades fiscales, por lo que las organizaciones afirman que “los centros de datos son infraestructuras técnicas con implicaciones políticas que influyen en el poder, la soberanía y la jurisdicción”.
De igual manera, el informe señala que las soluciones al daño ambiental, propuestas desde las mismas corporaciones, son insuficientes y no cuestionan los problemas de fondo: el modelo económico existente que, en el caso de monopolios tecnológicos como Google, Microsoft y Amazon, toma forma a través de la minería de datos, es decir, la recopilación masiva de datos, y su procesamiento para fines principalmente de marketing y especulación financiera.
Además de la gran cantidad de desechos tecnológicos que producen, otro de los grandes problemas de este modelo es el consumo masivo de energía que tienen los centros de datos y otras infraestructuras tecnológicas centralizadas, que se ha intensificado con la masificación del uso de la llamada Inteligencia Artificial. Para sostener su funcionamiento, estas corporaciones tecnológicas pueden llegar a consumir más energía que países enteros o, dicho de otra manera, “si internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo en términos de emisiones”, como se afirma en la investigación desarrollada por Sursiendo y Mayfirst.
Frente al uso masivo de diversos servicios de Inteligencia Artificial y la necesidad de expansión de las infraestructuras de las corporaciones tecnológicas del norte global, las fronteras se abren en América Latina. Por nombrar algunos ejemplos, a principios de este año se anunció la creación de 18 nuevos centros de datos en el territorio mexicano, mientras que ya existen 33 de estos proyectos funcionando en Chile, alrededor de 30 en Brasil, y más de 20 en Colombia.
En este contexto, el informe resalta la necesidad de crear e impulsar alternativas de servicios de internet que respondan a las necesidades y demandas de justicia social de comunidades y organizaciones, y pongan al centro la sostenibilidad ambiental.
Redes digitales autónomas y comunitarias
El informe reúne las experiencias de al menos 18 iniciativas ubicadas en una docena de países de América Latina, Europa y Estados Unidos - entre plataformas, proveedores, colectivos, cooperativas y organizaciones sin fines de lucro -, dedicadas a ofrecer infraestructuras tecnológicas a colectivos, movimientos y organizaciones que trabajan alrededor de diversas causas sociales y ambientales.
Estos colectivos tienen en común algunos principios sobre el uso del internet, tales como priorizar la seguridad y privacidad de los usuarios, así como desarrollar apuestas en lo local, no expansionistas, que estén al servicio de los movimientos sociales, feministas, etcétera, mientras forman parte de las diversas comunidades que surgen alrededor delsoftware libre y otras expresiones de conocimiento compartido.
En relación a lo ambiental, por ser proyectos pequeños y medianos, tienen y procuran mantener un menor consumo energético, y priorizan la reutilización y reparación del hardware, así como la adopción de energías renovables y la utilización de recursos compartidos.
Siendo muchas veces esfuerzos aislados, los proyectos que ofrecen o impulsan la creación de infraestructuras digitales autónomas enfrentan barreras económicas, así como dificultades de difusión y alcance derivadas del dominio de las grandes corporaciones tecnológicas. Aún así, sueñan con desarrollar redes con el mínimo impacto ambiental, alimentadas por sistemas locales de energía renovable, y que utilicen hardware reparable y de un origen más ético.
De esta manera, las colectividades que desarrollan infraestructuras autónomas disputan el territorio digital y hacen frente a las narrativas dominadas por las grandes corporaciones, que promueven un uso del internet ilimitado y sin responsabilidades. Las organizaciones proponen pensar el internet no como un recurso infinito, sino como un bien común que puede ser gestionado colectiva y comunitariamente.
Fuente: Avispa Midia