¿Una política sin ‘millennials’? Los nacidos a partir de los años ochenta son ya la generación más descontenta con la democracia.

 

La generación hiperconectada ha desconectado de la política. No es un fenómeno exclusivo de España, donde la crispación y el tacticismo electoral se han adueñado de la esfera pública, sino que tiene una preocupante dimensión global. La desafección de los jóvenes se extiende por los cinco continentes –con distinta intensidad–, hasta el punto de que los millennials , nacidos entre 1981 y 1996, son ya la generación más descontenta con la democracia, no solo comparados con sus coetáneos, sino también respecto a generaciones anteriores en el mismo momento de sus vidas.

Silvia Hinojosa

Esta es una de las conclusiones de un estudio del Instituto Bennett de Políticas Públicas de la Universidad de Cambridge, titulado “Juventud y satisfacción con la democracia: ¿Cómo revertir la desconexión democrática?”, liderado por el profesor Roberto Foa, director del Centro para el Futuro de la Democracia de esta universidad inglesa. El trabajo ha analizado las respuestas de más de 4,8 millones de encuestados, de 160 países, entre 1973 y 2020, y categoriza los cambios en la vida de cuatro generaciones: millennials , generación X (1965-1980), baby boomers (1945-1964) y la generación de entreguerras (1913-1944).

 "La desafección joven es global pero en Europa avanza en el sur y frena en el norte"

Con estos datos, han dibujado el mapamundi de la desafección de los jóvenes, en el que se identifican cuatro regiones impulsoras: la Europa del sur, Latinoamérica, el África subsahariana y las democracias anglosajonas. En las tres primeras, han detectado que en las democracias jóvenes, el descontento surge a medida que las generaciones que carecen de la memoria de la dictadura alcanzan la mayoría de edad. En las democracias anglosajonas, “hay un patrón constante de disminución”, cada generación está menos satisfecha con la democracia de lo que lo estaban sus mayores a esa edad. “Sin embargo, otras regiones muestran una tendencia de mejora, observada notablemente en el norte de Europa, Asia Oriental y en las democracias poscomunistas del antiguo bloque soviético”, detallan.

Entre las causas de la desafección, destacan en las democracias desarrolladas las dificultades económicas, en concreto el alto nivel de desempleo juvenil actual. “Los jóvenes siempre se han enfrentado a una lucha en la vida. Pero la insatisfacción política de la generación del baby boom cayó drásticamente en los ochenta cuando las economías europeas crecieron rápidamente, los precios de la vivienda se mantuvieron asequibles y se introdujeron beneficios en países (incluidos Francia, Grecia, Italia y España) que apoyaron la seguridad laboral, el aumento de salarios y un bienestar social más amplio –detalla por e-mail Roberto Foa–. Pero la situación es distinta para los millennials , especialmente en el sur de Europa. Muchos han llegado a mediados de los 30 sin contratos de trabajo formales, viviendo con sus padres y sin poder avanzar en la vida. Eso crea sensación de fracaso y frustración.”
El sistema electoral, asegura, influye también en el declive de satisfacción con la democracia, que “es especialmente agudo en países con sistemas mayoritarios, que crean ‘ganadores y perdedores’, más que en sistemas proporcionales que conducen a un gobierno de coalición”. Una de las razones, apunta el politólogo, es que “frente a un entorno de redes sociales responsable de polarizar a la población, una coalición lo compensa porque ayuda al diálogo en aras del consenso”.
Pese a todo, Foa se muestra optimista sobre el futuro de los millennials . “Los del baby boom , por su peso demográfico, siempre han tenido una influencia política desproporcionada, y beneficios –pensiones, condiciones laborales...–. Pero eso no es para siempre. Cuantos más jóvenes tengas en una sociedad económicamente excluidos más cerca estarán de formar una mayoría política. Y en ese punto, se producirá un cambio en el equilibrio de las políticas públicas”, asegura.

Más allá de razones económicas, el desencanto tiene también su origen en la propia política. Lo apunta Víctor Climent, profesor de Sociología de la Universitat de Barcelona: “La desafección tiene características culturales y sociales, y cuando la analizamos tenemos que olvidarnos de aspectos como la renta. Es cierto que nuestros hijos tienen la convicción de que vivirán peor que nosotros, pero hay gente con diferentes niveles de renta que vota distintas opciones. La participación y el interés por la política viene determinado por el marco cultural y las propuestas y proyectos que les pongas delante –detalla–. Y en España y muchos otros paises tenemos un problema serio con una parte del espectro político del país, que está polarizando a la sociedad”.
Climent constata que la política se ha convertido en un “espectáculo lamentable”. “Tendríamos que retirar a una serie de políticos mediocres, muy tóxicos, que secuestran la política para sus propios intereses y harán lo que sea para mantenerse dentro de la estructura que les da legitimidad –plantea–. Si esto desanima a las generaciones que tenemos una cultura política arraigada, es lógico que los jóvenes directamente desconecten.” También es muy crítico con los medios de comunicación que hacen de altavoz de esta política que va siempre a la contra. “¿Cómo quieren que los jóvenes participen en esto?”, se pregunta.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/politica/20201122/49599147424/millenials-desafeccion-descontetos-democracia-politica.html - Imagen de portada: Manifestación por el clima en Barcelona (Ana Jiménez) -
 

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