Saltan las alarmas ante la acumulación de grandes cantidades de mercurio en el Pacífico

 

Una investigación ha revelado la presencia de depósitos de mercurio altamente tóxico en las fosas más profundas del océano Pacífico. Una situación sin precedentes que supera cualquier valor jamás registrado en sedimentos marinos remotos

 
Por Sarah Romero


Un equipo internacional de científicos con expertos de Dinamarca, Canadá, Alemania y Japón, ha publicado las primeras mediciones directas de la deposición de mercurio en uno de los entornos logísticamente más desafiantes para examinar y analizar de la Tierra, y también el más profundo, en torno a 8-10 kilómetros bajo la superficie. Los investigadores, liderados por el profesor Hamed Sanei, director del Laboratorio de Carbono Orgánico Litosférico (LOC) del Departamento de Geociencias de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), afirmaron haber detectado unas cantidades de mercurio que jamás se habían contabilizado en sedimentos marinos remotos y superan con creces incluso en áreas contaminadas directamente por la actividad industrial.
«No esperábamos que hubiera una cuantía cercana a esa cantidad de mercurio en el agua glacial», comenta Rob Spencer, autor principal del estudio. «Naturalmente, tenemos hipótesis sobre lo que está dando lugar a estas altas concentraciones de mercurio, pero estos hallazgos han planteado una gran cantidad de preguntas para las que aún no tenemos las respuestas». Se trata de un problema que no habíamos considerado anteriormente. El agua procedente del deshielo de Groenlandia cuenta con niveles de mercurio disuelto de más de 150 nanogramos por litro, lo que supone hasta 150 veces más que en un río promedio. Un hallazgo alarmante, pues este alto contenido en mercurio podría tener consecuencias muy graves para la industria pesquera local. «La mala noticia es que estos altos niveles de mercurio pueden ser representativos del aumento colectivo de las emisiones antropogénicas de Hg (mercurio) en nuestros océanos», aclara Sanei. «Pero la buena noticia es que las trincheras oceánicas actúan como un vertedero permanente, por lo que podemos esperar que el mercurio que termine allí permanecerá enterrado durante muchos millones de años. Las placas tectónicas llevarán estos sedimentos a las profundidades del manto superior de la tierra».


Las cantidades son alarmantes
Pese a que el mercurio pueda eliminarse de la biosfera mediante este proceso natural (y teniendo en cuenta que la actividad humana es la principal responsable de las emisiones de mercurio donde el Convenio de Minamata sobre Mercurio lucha por reducirlas), la gran cantidad de mercurio tóxico que ha acabado en las fosas oceánicas es realmente alarmante; podría ser un indicador de la salud general de nuestro planeta, pues ni siquiera nuestros océanos se salvan de tener sus profundidades llenas de este metal plateado brillante.
placeholderPequeñas bolas de mercurio, un metal líquido a temperatura ambiente, tóxico y muy pesado. 

Pequeñas bolas de mercurio, un metal líquido a temperatura ambiente, tóxico y muy pesado. (Flickr)


“Los resultados de esta investigación ayudan a cubrir una brecha de conocimiento clave en el ciclo del mercurio, es decir, la tasa real de la eliminación de mercurio del medio ambiente global en sedimentos de las profundidades del océano. Hemos demostrado que los sedimentos en las fosas oceánicas son ‘puntos calientes’ de acumulación de mercurio, con tasas de acumulación de mercurio muchas veces más altas de las que se creía que estaban presentes», comenta Peter Outridge, científico investigador de Natural Resources Canada y autor principal de la Evaluación Global del Mercurio de las Naciones Unidas.


¿De dónde procede este mercurio?
Los científicos dudan de que este mercurio provenga de la actividad humana, algo que podría ser una buena noticia, pero, en esencia, dificulta el control de la situación. Si su origen no está en la actividad antropogénica directa, ¿de dónde viene el mercurio? Y otra pregunta se nos viene a la mente. ¿A dónde va todo ese mercurio?
A todos preocupa que el metal pesado tóxico presente en las fosas oceánicas pueda acabar en la red alimentaria acuática y con ello, a nuestra mesa; a nuestros propios platos; ya que recordemos que Groenlandia es un importante exportador de productos procedentes del mar. Habrá que investigar a fondo estas posibilidades y evaluar su posible impacto en la salud humana.
Sea como fuere, los investigadores están de acuerdo en que se necesita más investigación para confirmar estos resultados: «Este documento requiere un muestreo adicional extenso de las profundidades del océano y, en particular, las trincheras abisales para respaldar este trabajo preliminar. En última instancia, esto mejorará la precisión de los modelos ambientales de mercurio y la gestión de la contaminación mundial por mercurio»


Fuente: elconfidencial.com
 

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