Jardines polinizadores, espacios donde facilitar la reproducción y alimento a las abejas

 

Más del 40 % de los polinizadores están en peligro de extinción acelerado por la utilización de agroquímicos en los cultivos extensivos desde el siglo pasado. Para contrarrestar las acciones humanas y esa pérdida han surgido pequeños jardines polinizadores. Uno de ellos es el “Bij-ZZZaak”, una iniciativa que se encuentra en Nederweert, un municipio de 17.000 habitantes, en la provincia de Limburgo (Paises Bajos), y lo gestiona Lei Reemers, un “amante de la naturaleza y los animales”.

Lourdes Uquillas

Jardines polinizadores para ayudar a las abejas, abejorros, mariposas…

Imagen de uso editorial facilitada por Lei Reemers (izquierda), del jardín polinizador “Bij-ZZZaak”, en Nederweert (Holanda). EFE


Reemers explica en entrevista virtual con la Agencia EFE que el aumento del uso de los agroquímicos para la agricultura en la zona donde él vive y en todo el mundo, ha provocado un “descenso vertiginoso” de polinizadores, abejas, abejorrros, mariposas…  Señala que en su niñez podía “ver miles de insectos en el campo”, cientos de ellos se pegaban a la parrilla frontal del vehículo mientras viajábamos por carretera, algo que se ha dejado de observar actualmente.  Sin embargo, la proliferación de macrocultivos y la utilización de productos químicos han provocado el descenso de su población, por lo que el objetivo del jardín polinizador “Bij-ZZZak” (abeja en holandés y la onomatopeya de su zumbido) es “ayudarles a encontrar comida y reproducirse”.
Existen entre 25.000 y 30.000 especies de abejas, según datos de la ONU, y según la FAO, los polinizadores intervienen y “afectan al 35 % de las tierras dedicadas a la agricultura en el mundo”, lo que significa que dependen de ellos aproximadamente la producción de 87 de los principales cultivos alimentarios.   
Abejas salvajes y solitarias

Imagen de uso editorial facilitada por Lei Reemers (izquierda), del jardín polinizador “Bij-ZZZaak”, en Nederweert (Holanda). EFE

El jardín polinizador “Bij-ZZZaak” es un espacio para la abejas solitarias o salvajes, que son las “tropas auxiliares” de las abejas mielíferas, porque no viven en colonia como aquellas, “viven solas, no conocen a una abeja reina” organizadora, explica Reemers. Tras aparearse, la hembra busca un lugar donde anidar, como un tronco de madera, piedras o hacen su nido en el suelo, y una vez que la hembra ha puesto el huevo, agrega una cantidad de polen y cierra la celda con arena, arcilla, trozos de hojas o pequeños guijarros. Del huevo sale la larva, que come el polen, y solo un año después, la joven abeja solitaria puede salir del nido y “el proceso se inicia de nuevo”, dice  Reemers, y añade, eso es lo que “facilitamos en el jardín”, porque los grandes cultivos, con sus tractores y químicos dificultan la labor de estos polinizadores. 
Lei Reemers se dedicaba a la carpintería. Sin embargo, hace unos años, tras ser “diagnosticado con la enfermedad de Parkinson”, tuvo que abandonar su taller, y tras un año de investigación sobre la desaparición de las abejas, “decidí dedicarme a su cuidado en el jardín polinizador”. Reemers, padre de tres hijos, quien gracias a una intervención quirúrgica ha logrado controlar su enfermedad, señala que esta situación le ha permitido estar en un “estrecho contacto con la naturaleza y sus ritmos” y divulgar su labor a las personas, algo que “le ha ayudado mucho”.
Ralentizar el ritmo de crecimiento económico

Imagen de uso editorial facilitada por Lei Reemers, del jardín polinizador “Bij-ZZZaak”, en Nederweert (Holanda). EFE 

“Es necesario parar y empezar de nuevo”, asegura, “hay que ir al ritmo de la naturaleza, hay que parar este ritmo de crecimiento económico actual”, sostiene este defensor del “Slow movement”, movimiento que promueve ir con el ritmo natural. No obstante, subraya que lo que más le satisface es que al jardín llega gente de todas las edades, y familias con niños pequeños, y algunos “afirman haber aprendido más en quince minutos de charla con él sobre las abejas que en toda la vida escolar”.
La labor del jardín “Bij-ZZZaak” -conformada por seis personas, entre ellas, además, el dueño de la parcela Geert Parren- por dar a conocer la importancia de los polinizadores está también en los centros educativos de Neederwert y de localidades colindantes, donde Reemers imparte charlas explicativas e instala “casas para insectos y abejas”, para que “los niños aprenda de cerca cómo funcionan”. Reemers no solo pretende la protección de los polinizadores, si no también mejorar la calidad de vida de los vecinos y ayudar a otros a crear nuevos espacios como el jardín que gestiona, afirma.   Es necesario “transformar la agricultura hacia prácticas más ecológicas”, sostiene Reemers, quien junto a la Fundación Bij-ZZZaak han recibido muchos reconocimientos de las autoridades locales y nacionales, así como el “Pulgar verde”, un galardón que se otorga a “un héroe de la naturaleza”.
Gracias a una colaboración estrecha entre la Fundación Bij-ZZZaak y la Asociación Boeren van Nedeweert (Agricultores de Nederweert), veinte agricultores de la localidad han sembrado más de 15.000 metros cuadrados de tierra con semillas de flores.

Fuente: EFEverde - Imagen de portada: Jardín polinizador "Bij-ZZZaak", en Nederweert (Holanda). EFE

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