Cuanto más se conoce sobre riesgos del cambio climático, más se contamina...

Una investigación realizada por el sociólogo mexicano del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Omar Ernesto Cano Ramírez, revela que la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo ocurrieron entre 1990 y 2020.

Por Renata Bessi

El sociólogo analizó el histórico mundial de emisiones de gases de efecto invernadero desde 1750, destacando dos fechas importantes. Una a partir de 1960. Desde esta fecha se registra el “82% de las emisiones debido a los proyectos de industrialización, de urbanización, recomposición de la economía después de la Segunda Guerra Mundial para producir máxima cantidad de mercancías”, explica Cano Ramírez. El otro periodo de ascenso notorio es a partir de 1990, “desde entonces se emitió la mitad de los gases de efecto invernadero”.

El investigador apunta una contradicción en estos datos ya que, según él, la aceleración más acentuada de las emisiones de los gases de efecto invernadero ocurrió justamente en el periodo donde la comunidad internacional más tenía conocimiento sobre los riesgos del cambio climático para la vida del planeta. “Es cuando más se ha investigado, discutido y se ha buscado establecer acuerdos y planes internacionales sobre el medio ambiente”, sostuvo.
En la década de 1990 es cuando se inician las Conferencias del Clima o Conferencias de las Partes (COP), organizadas periódicamente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 1994, que buscan establecer acuerdos entre los países para la reducción de la emisión de gases y para limitar el aumento de la temperatura media global del planeta en 2oC. “A cada año se realiza conferencias y a cada año se incrementa las emisiones”, sostiene.
Lo que demuestra el investigador es que existe una manipulación de las COP por parte principalmente de las petroleras, “tratando de que las ‘soluciones’ al colapso ambiental no afecten a las corporaciones transnacionales, las industrias de plástico, de cemento, a las petroleras, a los bancos y a los países más ricos”, explica.
Las empresas más contaminantes “han estado participando dentro y muy activamente en estas cumbres”. El investigador cita el ejemplo de la organización Global Climate Coalition, formada por empresas como Amoco, ExxonMobil, Chevron, BP.
De acuerdo con un estudio de Climate Investigations Center Asociaciones, citado por el investigador, de la COP 1 (1995) a la COP 24 (2018), asociaciones industriales y comercio enviaron 6.400 delegados a las Cumbres. Por ejemplo, Exxon envió 20 delegados, Shell, 137 delegados, BP, 26 delegados.

Emisiones de gases de una fábrica en Toronto (Canadá). Foto: Kibae Park/Sipa Press

Además del esfuerzo de las empresas en “manipular, influencias y presionar las cumbres climáticas de la ONU”, en el sentido de frenar las políticas ambientales, también lanzaron campañas, de acuerdo con el investigador, para deslegitimizar el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés), un cuerpo colegiado de científicos internacionales de la ONU para informar la gravedad del problema climático a nivel planetario. “Los primeros ataques fueron para desprestigiar el IPCC. Ataques contra científicos y sus publicaciones y campañas agresivas en medios de comunicación”, sostiene Cano Ramírez.
En su análisis histórico, el sociólogo registra un cambio de estrategia de estas empresas en los últimos años. Si en la década de 1990 la estrategia era frenar los avances de la ciencia climática y avances reales en los acuerdos establecidos por la comunidad internacional, “en el siglo 21 se han dedicado a incorporar ‘falsas soluciones’ en las COPs y en los reportes del IPCC para mantener sus negocios fósiles”, sostiene.
El sociólogo sostiene que la crisis ambiental que vivimos no es de ahora, es un problema que se viene produciendo sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial y alerta que el tiempo para aplicar soluciones efectivas se está acabando.
“Los estudios prospectivos de diferentes centros internacionales, antes ponían el año de 2050 como el punto de inflexión, como el punto donde todo se iba a agravar peligrosamente, ahora se ha recurrido a 2030”, afirma.
Sin embargo, el escenario para que haya una acción mundial efectiva no es de los mejores. “La emergencia climática se da en el momento en que las élites corporativas, políticas y militares son más fuertes que nunca. No ha habido en la historia grupos que han concentrado tanto poder y tanto privilegio como ahora”, sostiene.

El análisis del investigador fue sostenido en una ponencia en la mesa La situación mundial de emergencia ambiental, durante en el Coloquio Latinoamericano: Cambio Ambiental, Global y Metabolismo Social Local, promovido por el Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, entre 19 y 21 de abril.

Fuente: Avispa Midia
 

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