Entonces, ¿estamos o no estamos en el Antropoceno?

En marzo, el comité de especialistas encargado de decidir si la Tierra ha entrado en el Antropoceno votó en contra, pero eso no elimina los impactos del ser humano en el planeta: En el Jurásico, los dinosaurios dominaban el mundo. En realidad, estos inmensos seres vivieron también en otros periodos de la historia geológica de la Tierra, como el Triásico y el Cretácico. Pero el Jurásico es el nombre que mejor evoca el reino del diplodocus y el tiranosaurio (aunque este último no vivió en él). Se lo debemos, probablemente, a la novela de Michael Crichton y a la saga de películas iniciada por Steven Spielberg.

Juan Samaniego

El Jurásico es un periodo que dejó su huella en las rocas en forma de fósiles, sobre todo, de unos moluscos llamados amonitas. Estos no estaban presentes en el periodo anterior y se volvieron increíblemente abundantes y diversos a partir de un punto hace 201 millones de años. Ahí está, oficialmente, la frontera entre el Triásico y el Jurásico. Y ahí la definió en su momento, tras años de recopilación de pruebas, la Subcomisión Internacional de Estratigrafía del Jurásico, perteneciente a la Comisión Internacional de Estratigrafía, a su vez parte de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por sus siglas en inglés).
Hasta aquí la burocracia geológica. Durante los últimos 15 años, un grupo de especialistas ha estado intentando llevar a cabo un trabajo similar para trazar una nueva frontera en la historia geológica de la Tierra. Una que tome como referencia la huella del ser humano en los sedimentos del planeta: el Antropoceno. Esta época geológica estaría dentro de la era Cenozoica y del periodo Cuaternario, y sustituiría al Holoceno, época en la que hemos vivido durante los últimos 12.000 años.
Pues bien, hace poco más de un mes, los miembros de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario fueron llamados a las urnas para decidir sobre el Antropoceno. Y 12 de los 18 especialistas votaron que no. Que nos quedamos en el Holoceno, por ahora. ¿Significa eso que nuestro impacto es imperceptible en los sedimentos de la Tierra? ¿Quiere decir que no hemos alterado la historia de nuestro planeta?
Spoiler: no.
Ninguno de los expertos que votaron en contra del Antropoceno niega el impacto del ser humano en el planeta. Pero tienen sus reservas a la hora de definirlo. Vamos con los detalles de la votación que (no) cambió el curso de la historia.
La frontera del Antropoceno
La Comisión Internacional de Estratigrafía decide, desde 1974, qué eones, eras, periodos y épocas existen en la historia de la Tierra. Lo hace a través de un proceso largo y complejo para encontrar y definir las fronteras geológicas del planeta, que deben percibirse claramente en las capas de sedimentos del suelo (los estratos). En 2009, la Comisión creó un grupo de trabajo para buscar las señales de una nueva época, el Antropoceno, y hacer una propuesta detallada que, llegado el momento, habría de votarse.
Las señales, que debían ser perceptibles a escala planetaria, se encontraron en la forma de los isótopos radiactivos de las bombas atómicas, los microplásticos, los pesticidas y los fertilizantes y las cenizas de la combustión del carbón y el petróleo. El grupo de trabajo reunió las evidencias y propuso que el fin del Holoceno y el inicio del Antropoceno debía marcarse en 1952. También fijó un lugar de referencia, un punto en el que puede verse de forma clara y accesible el salto de un tiempo geológico a otro (y que se marca con un clavo dorado), en el lago Crawford, en Canadá.
Así, de forma muy resumida, llegamos al momento de la votación, un proceso que estuvo abierto entre el 1 de febrero y el 3 de marzo, y en el que los 18 miembros de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario debían leer la propuesta (de más de 200 páginas) y darle o no el visto bueno. De haber dicho sí, la propuesta todavía debería ser revisada por la Comisión Internacional de Estratigrafía y la UICG. Pero dijeron que no.

¿Una votación irregular?
Jan Zalasiewicz fue presidente del Grupo de Trabajo del Antropoceno hasta 2020, cuando ascendió y fue elegido presidente de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario. Es un firme defensor del Antropoceno, pero se abstuvo de votar, al igual que uno de los vicepresidentes, Martin Head. Ambos lo hicieron para no legitimar una votación que consideran irregular (muchos de los que votaron habían superado el mandato máximo de 12 años que establecen las regulaciones internas) y prematura. Los otros dos vicepresidentes, Liping Zhou y Adele Bertini, sí votaron y lo hicieron para rechazar la propuesta.
Colin Waters, presidente del Grupo de Trabajo del Antropoceno, que no participó en la votación, denuncia además que el debate ha estado sesgado desde el principio y que la visión contraria al Antropoceno se hizo fuerte dentro de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario mucho antes de que la propuesta formal fuese presentada. Además, señala, los roles con más poder dentro de los estamentos superiores, la Comisión Internacional de Estratigrafía y la UICG, también han mantenido una postura abiertamente contraria al Antropoceno (mostrándola incluso en redes sociales) sin hacer caso a la evidencia presentada por ellos.
“Todavía no hemos recibido notificación oficial de la votación, todo lo que sabemos lo sabemos por la prensa, ni tampoco nos han expuesto oficialmente las razones por las que votaron en contra. En los últimos 14 años no ha habido debate real fuera del Grupo de Trabajo del Antropoceno, nunca hemos debatido abiertamente las evidencias que nosotros reuníamos”, explica Colin Waters. “La sensación es de que la decisión de votar en contra de declarar el Antropoceno una época geológica ya estaba tomada de antemano”, añade.
De acuerdo con Waters, las presuntas irregularidades fueron puestas en conocimiento de la Comisión de Geoética, que publicó un informe en enero reconociendo que el proceso no estaba siendo imparcial. Sin embargo, sus sugerencias fueron ignoradas y el informe solo fue distribuido de forma interna y de forma limitada. Desde Climática, nos hemos puesto en contacto con la Unión Internacional de Ciencias Geológicas para conocer el contenido de dicho informe, sin éxito. Desde la entidad se escudan en que se trata de un documento interno al que no nos pueden dar acceso”
Los argumentos contra el Antropoceno
“La idea del Antropoceno no va a desaparecer. No ponemos en duda el impacto del ser humano en el planeta, pero la pregunta es si las evidencias reunidas son suficientes para declararlo una nueva época geológica. Para mí, no”. Jan A. Piotrowski, profesor de la Universidad de Aarhus, fue uno de los 12 que votó en contra. Insiste en que sus argumentos solo representan su punto de vista, aunque muchos coinciden con los expuestos por sus compañeros.
Para el experto, hay dos grandes problemas de base: la influencia humana en el planeta se ha producido de forma desigual en diferentes puntos del planeta y la fecha elegida para establecer la frontera geológica, 1952. “Me resultaría muy difícil explicar a mis alumnas que la II Guerra Mundial, la llegada del ser humano a América o el inicio de la agricultura fueron previos al Antropoceno”, señala el geólogo. “Para mí, decir que el Antropoceno empezó en 1952 le quitaría importancia como concepto social”.
El experto asegura también que el lago Crawford no reúne los requisitos para ser elegido como clavo dorado del Antropoceno por varias razones: los sedimentos escogidos son muy recientes y superficiales y pueden estar sujetos a cambios en el futuro, como compactación o deformación. “Es una capa bien definida, con un pico en las concentraciones de plutonio, carbono o metales pesados, pero existen peros”, añade Piotrowski. “Además, no es un sitio accesible, porque los indígenas de la zona se oponen a que se realicen más trabajos científicos allí”.
“Por último, hay una cuestión de magnitud. No se trata de ocultar la influencia del ser humano en el planeta, pero por ahora los cambios que estamos viendo no son comparables en magnitud a los experimentados en otras épocas de la historia de la Tierra”, subraya Piotrowski. “Entre el Pleistoceno y el Holoceno, el nivel del mar aumentó unos 40 milímetros al año y la temperatura en Groenlandia aumentó unos siete grados en 50 años. La diferencia con los datos actuales es enorme, por lo que creo que por ahora no podemos hablar de que el Holoceno haya terminado”.
El presidente del Grupo de Trabajo del Antropoceno, Colin Waters, ve algunas incongruencias en estos argumentos. Reconoce que el impacto humano no empezó de la misma manera en todo el planeta. “Es evidente, por eso decimos que eso debe seguir estando en el Holoceno. Pero todo cambia a mediados del siglo XX, con cambios rápidos, de mayor calado y con una huella clara en todo el planeta”, señala. Para Waters, además, no pasa nada por que algunos grandes eventos de la historia humana queden fuera del Antropoceno o, incluso, que una persona pueda haber nacido en el Holoceno y vivir ahora en el Antropoceno.
“Los geólogos trabajamos con cosas que duran millones de años, pero que pueden cambiar de forma repentina. El impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios al final del Cretácico cambió en un instante la historia del planeta y eso no es argumento para no hablar ya no de un cambio de época, sino de periodo”, prosigue Colin Waters. “El planeta ha cambiado para siempre por nuestra influencia, no es algo pasajero. Aunque dejásemos de existir ahora, los cambios en la química de la atmósfera, en las temperaturas o en la diversidad biológica perdurarán en el tiempo”.

¿Estamos o no estamos en el Antropoceno?
La votación parece definitiva, a no ser que haya cambios radicales en la estructura de la subcomisión del cuaternario, la comisión de estratigrafía y la IUGS (se elegirán nuevas ejecutivas en agosto). Existe la posibilidad de que se pueda reevaluar la propuesta original, pero parece poco probable. Además, si se decidiese reabrir el proceso en el futuro, este debería empezar desde cero a reunir todas las evidencias. Otra opción es desplazar el debate y reconocer el Antropoceno como un evento geológico, en lugar de una época, lo que evitaría todo el proceso, ya que los eventos no tienen por qué aparecer bien definidos en los estratos de la Tierra.
“¿Por qué no dejamos este debate para las generaciones futuras?”, se pregunta Piotrowski. “Si continuamos estropeando el planeta tal como lo estamos haciendo, o incluso aumentando nuestro impacto, nuestra huella será evidente en el registro geológico. Dejemos que las futuras generaciones de científicos evalúen esta influencia y decidan dónde poner la frontera con el Holoceno. Siempre nos resulta más fácil ver cambios en los estratos de hace millones de años que en los más reciente”.
Más allá de las huellas geológicas, la influencia de las actividades del ser humano en el clima, en la pérdida de diversidad biológica, en la destrucción de los bosques, en la acidificación de los océanos, en las alteraciones de los ciclos de nitrógeno y fósforo o en la composición de la atmósfera son evidentes. Puede que un pequeño grupo de geólogos no se haya puesto de acuerdo, pero las pruebas científicas del impacto humano en la Tierra son abrumadoras.

Fuente: https://climatica.coop/estamos-o-no-antropoceno/ Imagen de portada: Foto: Muhammad Numan en Unspash.

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