Los hongos de 1,000 millones de años de edad encontrados en el Ártico

Durante décadas, los biólogos creían qué organismos como los hongos y las levaduras habían aparecido en la Tierra hace aproximadamente 500 millones de años. Sin embargo, una serie de hallazgos en microfósiles congelados en el hielo del Ártico podría demostrar que los hongos llevan en el planeta mucho más tiempo del que se pensaba.    

Según una nueva investigación publicada en la revista Nature, la presencia de quitina en una serie de fósiles recientemente descubiertos de la variedad Ourasphaira giraldae, indica que los microfósiles tienen una edad de entre 900 y 1,000 millones de años.


Las paredes celulares de los hongos presentan quitina, la cual fue hallada en los microfósiles del Ártico (Imagen: Nature)
La quitina es una sustancia fibrosa que se forma en la pared celular de los hongos, y su datación fue posible gracias apruebas de radioactividad en las rocas en las que fueron hallados.
Para Corentin Loron, candidato doctoral de la Universidad de Lieja, en Bélgica, el hallazgo es capaz de “replantear nuestra visión del mundo” natural, pues en el “árbol de la vida”, los hongos son parte del mismo tipo de organismos eucariontes al cual pertenecen también las plantas y los animales.
“Esto significa”, afirma Loron, “que no sólo los hongos ya estaban presentes hace 900-1,000 millones de años, sino también los animales”.
A decir de los investigadores, encontrar este tipo de hongos fosilizados en la formación ártica de Grass Bay, Canadá, puede indicar que los hongos fueron los precursores y colonizadores principales de los hábitats terrestres durante las primeras etapas de la biosfera terrestre. Loron espera que futuros hallazgos fósiles del período apoyen esta hipótesis.
Aunque microscópicos, estos fósiles pueden replantear toda la escala evolutiva como la conocemos 
(Imagen: Nature)

Durante el eón proterozoico (de hace aproximadamente 2,500 a 540 millones de años antes de nuestra era), los hongos habrían tenido un papel vital para preparar el suelo y establecer relaciones simbióticas con organismos vegetales, además de procesar el suelo para crear nichos ecológicos. Desde entonces, su función es vital para los ecosistemas, al “mejorar el sutrato, aportar nutrientes y mejorar la productividad de la superficie”.
Los hongos en el planeta conforman 12 de los 550 gigatones (1×10⁹) de la biomasa terrestre; se estima que su masa en conjunto es seis veces mayor que la de todos los animales terrestres (incluyéndonos), y son el tercer organismo más abundante en el planeta, sólo detrás de las plantas y las bacterias.

Fuente: https://ecoosfera.com/2016/06/ya-no-hay-lugares-virgenes-en-el-planeta-estudio/
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La Tierra estuvo poblada por hongos gigantes (y eso formó al mundo como lo conocemos)
Los hongos fueron, mucho antes que los árboles, los primeros pobladores gigantes del mundo.
Los hongos son un vibrante reino natural que nos sigue intrigando. Sabemos que con ellos podemos curarnos, alimentarnos y hasta salvar a las abejas de la extinción. Y también que algunos son venenosos –incluso mortales–, mientras que otros abren compuertas desconocidas de nuestra psique. Pero tan sólo en México existen más de 100,000 tipos de hongos, de los cuales únicamente han sido estudiados 3,000.
Esto quiere decir que aún desconocemos muchísimo de los hongos: esos seres que el profesor Gerry Wright llama “químicos notables”, ya que producen moléculas que todavía no es posible reproducir en un laboratorio.
No obstante, también sabemos otra cosa: que los hongos fueron una de las primeras formas complejas de vida.


Hace aproximadamente 400 millones de años, la Tierra estuvo poblada por hongos gigantes que medían hasta 9 metros de alto. Estos hongos prehistóricos, como los de hoy en día, también extraían los nutrientes de la tierra, lo que favoreció la formación del suelo. De esta forma también proporcionaron minerales esenciales para las plantas terrestres, los cuales permitieron a éstas expandirse y volver verde al planeta.
Esto fue esencial para la evolución… pero se trata de un hallazgo sobre el que aún se sabe muy poco.
El primer fósil de hongo gigante, llamado Prototaxites, fue descubierto en Canadá en 1859 –país donde, por cierto, existe una sinfonía multicolor de hongos endémicos–. Pero en aquel entonces, los paleontólogos no pudieron descifrar la anatomía del extraño fósil en forma de espina. Fue así que, según la Universidad de Chicago, el misterio sobre qué era el Prototaxites permaneció vigente durante 130 años, tiempo durante el cual la comunidad científica siguió debatiendo si el fósil era realmente un hongo prehistórico, un tipo de árbol primigenio o un alga.
No fue sino hasta 2007 que un estudio concluyó que el Prototaxites sí era un hongo prehistórico, ya que diversos estudios sobre nuevos fósiles ayudaron a concluir que esta especie careció de fotosíntesis y, contrario a las plantas, absorbía su carbono de fuentes distintas a la de la atmósfera. Sin embargo, aunque este organismo fue catalogado como parte del reino fungi, el verdadero hongo sólo estaba bajo tierra, en forma de filamentos.
¿De qué servía entonces la estructura gigante del Prototaxites? Ese es uno de los tantos misterios que todavía falta esclarecer. Algunas hipótesis apuntan a que el Prototaxites es una especie de híbrido de hongo y liquen; pero lo que es seguro es que estos ancestros de los hongos fueron esenciales en la evolución, lo cual demuestra que sin el reino fungi ni siquiera existiríamos.
Así, esto nos recuerda algo que solemos olvidar: todo empieza y acaba con los hongos. Son ellos el ciclo primigenio de la vida.

Fuente: EN Natura,* Imágenes: 1) Blender; 2) Edward Weston; 3) CC

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