El ser humano sigue siendo el peor enemigo de las ballenas francas glaciales

La ballena franca glacial (Eubalena glacialis) estuvo a punto de extinguirse a principios del siglo pasado debido a la caza masiva. Luego la población se fue recuperando hasta alcanzar casi los 500 ejemplares, una cifra que pronto volvería a decrecer debido a la presencia del ser humano en el océano, hoy lleno de buques y artes de pesca que ponen en jaque el devenir de la especie.
 
Elena Martínez Batalla
 
Es cierto que estos misticetos dejaron de cazarse hace décadas pero también lo es que su población sigue recuperándose, a día de hoy, a un ritmo muy lento en comparación con otras especies de ballenas, como es el caso de la ballena franca austral, su homóloga en el hemisferio sur. Su población ronda los 15.000 ejemplares y la principal diferencia entre ambas es que esta está mucho menos expuesta a la presencia en alta mar de la especie humana.
Así lo recoge un estudio publicado este mes de noviembre en la revista especializada Royal Society Open Science en el que han participado expertos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, que lleva un seguimiento exhaustivo del estado de conservación de esta especie, hoy considerada “En Peligro” en la Lista Roja de especies amenazadas de la UICN.
Según la NOAA, entre 1990 y 2014 nacieron unas 17 ballenas de la especie cada año, si bien en 2017 se contabilizaron sólo 5 nacimientos y durante la última temporada de apareamiento no se reprodujo ningún ejemplar. Asimismo, la organización asegura que el pasado ejercicio murieron de forma prematura 18 ballenas francas glaciales, el 82 % de las cuales fallecieron tras quedar atrapadas en redes de pesca.
Ante este escenario, los autores del trabajo apuestan por centrar los esfuerzos de conservación en las aproximadamente 100 hembras que se encuentran actualmente en edad reproductiva, pues de no cambiar el escenario actual, la NOAA calcula que la especie podría desaparecer en unas dos décadas, antes del año 2040.
Para la elaboración del estudio, los expertos compararon el número de nacimientos anuales de la población del hemisferio norte con los nacimientos en el hemisferio sur durante los últimos 30 años y advirtieron que la tasa de reproducción de las ballenas australes dobla la de las del Atlántico Norte.

¿La causa? El elevado tráfico de embarcaciones que surcan el Atlántico Norte y el gran número de artes de pesca abandonados que flotan en la columna de agua y que atrapan, en ocasiones incluso durante meses, a las ballenas. Muchas de ellas mueren intentando escapar de la trampa y las que sobreviven quedan gravemente heridas y tardan incluso años en recuperarse.
De hecho, se sabe que más del 80 % de las ballenas se han enredado en alguna red alguna vez, mientras que más de la mitad de ellas han pasado por esta amarga experiencia más de dos veces, algo que según los expertos de la NOAA estaría desalentando a estas criaturas a reproducirse.
La ballena franca glacial es más conocida como ‘ballena de los vascos’, que fueron los primeros en cazarla para venderla en el mercado, ya que es fácil de capturar debido a su condición de especie dócil, lenta.
Además, posee un alto contenido en una grasa -representa entre el 36 y el 45 % del peso total del cetáceo- que se emplea hoy para engrasar máquinas, lo que la convierte en una especie de especial interés.

Artículo científico de referencia:
Corkeron, P. The recovery of North Atlantic right whales, Eubalaena glacialis, has been constrained by human-caused mortality. Royal Society Open Science. DOI: 10.1098/rsos.180892: Fuente: https://www.lavanguardia.com/natural/animaladas-videos/20181110/452794564636/no-caza-pero-humano-peor-enemigo-ballenas-francas-glaciales.html
Imagen de portada: Quedan sólo 100 hembras de la especie en edad reproductiva (NOAA Fisheries)

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