Una manera de abordar la crisis energética en la Educación Secundaria

¿Cuál debe ser la finalidad de la educación formal? La respuesta a esta cuestión es más compleja de lo que parece, pero al menos uno de sus objetivos básicos debería ser capacitar a las generaciones más jóvenes para vivir con dignidad. Vivir con dignidad es un concepto un tanto escurridizo, así que igual podríamos hablar mejor de poder satisfacer sus necesidades. Esto requiere, por un lado, que los satisfactores no destrocen las bases de la vida, que no son otras que unos ecosistemas en equilibrio dinámico que puedan realizar correctamente sus funciones. Y, por otro, que todas las personas puedan satisfacer dichas necesidades, pues las sociedades desiguales son intrínsecamente explosivas.

Luís González Reyes

Para todo ello, la energía es determinante. No existe ninguna actividad humana que no requiera energía y, por lo tanto, no hay satisfactores que no estén anclados en consumos energéticos. Pero la energía no solo es indispensable, sino que permite que existan unos satisfactores u otros en función de dos variables: la cantidad de energía disponible y sus cualidades.

De todo esto va la unidad didáctica elaborada desde FUHEM La energía: de educación formal, de satisfactores de necesidades y de disponibilidades cualitativas y cuantitativas de energía en el futuro. La unidad didáctica permite abordar los aprendizajes curriculares, los que marca la ley educativa en 8 materias, mientras analiza la crisis energética presente y futura. Una crisis que nos acompañará toda la vida, pues las sociedades basadas en renovables serán radicalmente distintas de esta y la transición durará décadas.

En el detonante de la unidad, el alumnado aprende a diferenciar entre necesidades y satisfactores y a ver el papel que desempeña la energía en estos satisfactores. Es como si se pusiese las gafas de Matrix y accediese al código fuente energético. Una vez hecho esto, se introduce en la disponibilidad decreciente de combustibles fósiles y los límites de las energías renovables para sustituirlos con las mismas prestaciones. Trabajan ideas como esta:

A partir de ahí, se propone un reto al alumnado: que indague cómo satisfacer sus necesidades en un escenario de disponibilidad fósil decreciente. Cada una de las materias que componen la unidad afronta un desafío diferente.

Para conseguirlo, en las páginas de toda la unidad les acompañarán Pau y Vera. Son dos jóvenes de su edad, pero que tienen personalidades diferentes. Su función didáctica es múltiple: hacer más amena y significativa la unidad, al tiempo que permiten mostrar distintas posturas y opiniones respecto a los problemas que se presentan, abriendo así el campo de opciones del alumnado.
Indudablemente, uno de los desafíos más complicados es el de la movilidad. En matemáticas, mientras el alumnado trabaja el cálculo de proporciones, las potencias y las raíces, se van analizando los límites de las renovables, el hidrógeno y los agrocarburantes para sostener una movilidad masiva como la que permite el petróleo. Pero, lejos de solo generar problemas y desafíos, esta reducción del transporte también implica una gran oportunidad de reducir los fuertes impactos de la movilidad motorizada rápida, a largas distancias y masiva. Sobre todo esto podrá reflexionar el alumnado.

Otro de los aspectos trabajados es la alimentación. En biología se analiza todo lo relacionado con esta función básica y cómo nuestro sistema alimentario industrializado es petrodependiente, con todos los impactos que ello conlleva. Pero el análisis no se queda ahí, sino que aborda la agroecología como posible opción no petrodependiente y, además, sostenible. Todo ello bajo la guía de un delicioso diario escrito por Vera.

Movilidad, alimentación y ¿qué hay de los materiales? En física y química, al estudiar las propiedades de la materia, se abordan elementos como la refrigeración sin combustibles fósiles o, enlazando con biología, la preparación de bebidas energéticas.
También será necesario desarrollar diversos modos de comunicarnos, algo que trabajan en inglés y lengua. Mientras en inglés se aborda la comunicación a larga distancia, en lengua el foco está en la comunicación oral y su perfeccionamiento. Una materia que ha quedado especialmente bonita. En ambas, el estudio del inglés y del castellano se hace desde un enfoque globalizador, entendiendo la lengua como un todo. Esto enlaza muy bien con el trabajo en música, que gira alrededor de la escucha, una escucha sin aparatos petrodependientes.

Inevitablemente, todo esto va a implicar otros órdenes económicos y políticos. Estos dos grandes aspectos son los que se trabajan respectivamente en geografía y educación en valores cívicos y éticos. ¿Qué economías y qué organizaciones sociales son compatibles con un mundo movido por energías renovables y, al tiempo, son justas y democráticas?

En geografía se analiza la Globalización, su dependencia fósil y sus impactos socioambientales, para después descubrir que existen otros sistemas económicos basados en renovables. Para ello, se trabaja con el conocimiento depositado en personas ancianas. Mientras, en educación en valores cívicos y éticos se exploran los órdenes sociales que permiten la libertad, la justicia y la sostenibilidad. Todo un desafío y un tema apasionante para esa edad. Y se hace trascendiendo la mirada eurocéntrica y proponiendo como modelos organizaciones sociales que no son solo los occidentales.
Para practicar todo lo aprendido, la unidad concluye con un desafío: organizar la vida en un pueblo en equipos, pero sin combustibles fósiles.

Todas las imágenes extraídas del libro son de F. Villanueva Palazón © FUHEM.
Fuente: https://www.15-15-15.org/webzine/2022/11/19/una-manera-de-abordar-la-crisis-energetica-en-la-eso/

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