Consternación en Zimbabue: Cazaron a Blondie, león que era monitoreado para tareas de conservación



Blondie, un león joven y majestuoso monitoreado con un collar GPS, fue cazado en las afueras del Parque Nacional Hwange, en Zimbabue. Su muerte, ocurrida en junio de 2025, reabrió un viejo debate sobre la caza de trofeos y dejó una profunda indignación entre conservacionistas, científicos y amantes de la naturaleza. Blondie no era cualquier león: tenía cinco años, lideraba una manada con tres hembras y diez cachorros, y era una estrella de los safaris fotográficos. Hoy, su historia se ha convertido en un símbolo de la lucha por proteger a los leones africanos.

por Carolina Gutiérrez Argüelles

Blondie, el león que reinaba en Hwange
Blondie no solo era un animal más del ecosistema africano. Con su melena dorada y su porte imponente, era el favorito de los guías turísticos y de quienes soñaban con verlo rugir en la sabana. A sus cinco años y tres meses estaba en la cima de su vida reproductiva, guiando a una manada de tres hembras y cuidando de diez crías, algunas de apenas dos meses.

Pero a finales de junio de 2025, Blondie cruzó los límites del Parque Nacional Hwange, unos diez kilómetros fuera de la zona protegida. Fue allí donde un cazador de trofeos, con permisos oficiales, lo abatió. Su cuerpo, fotografiado junto al cazador y los guías que lo acompañaron, circuló en redes por unas horas antes de ser borrado ante la ola de indignación global.
Un león con collar GPS y su misión científica
Lo que hace este caso aún más doloroso es que Blondie estaba monitoreado con un collar GPS financiado por Africa Geographic y la Universidad de Oxford, como parte de un proyecto de conservación. Estos dispositivos permiten a los investigadores estudiar los movimientos, territorios y dinámicas de las manadas para diseñar estrategias de protección más efectivas.
El collar era visible, pero ni eso detuvo al cazador. El portavoz de la Agencia de Parques de Zimbabue declaró que “los collares no hacen que el animal sea inmune a la caza”. Sin embargo, para conservacionistas como Simon Espley, director ejecutivo de Africa Geographic, la explicación es insostenible: “Era un macho reproductor en su mejor momento; la caza puede haber sido legal, pero fue profundamente inmoral”.
El eco de Cecil y el debate eterno
La muerte de Blondie recordó inevitablemente a la del famoso león Cecil, también cazado en Zimbabue en 2015 en circunstancias parecidas. Cecil se convirtió en un símbolo mundial contra la caza de trofeos y su historia inspiró protestas, documentales y hasta cambios legislativos temporales.
Diez años después, muchos se preguntan si algo ha cambiado. Tricia Croasdell, directora de Protección del Mundo Animal, lo resumió con rabia: “¿Diez años después de la muerte de Cecil, no hemos aprendido nada?”. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la población de leones africanos se ha reducido a la mitad en los últimos 25 años, y hoy quedan entre 23.000 y 39.000 ejemplares en libertad.
¿Legal o ilegal? La grieta en Zimbabue
La Asociación de Guías Profesionales de Zimbabue (ZPGA) afirmó que la caza fue “legal”, ya que el cazador tenía los permisos correspondientes. Sin embargo, la normativa indica que los leones solo pueden ser cazados como trofeos a partir de los seis años. Blondie tenía cinco años y tres meses, lo que reaviva sospechas de que las reglas son flexibles cuando hay dinero de por medio.

El país defiende estas prácticas argumentando que la caza genera ingresos para la conservación y las comunidades locales. Pero críticos como Mark Jones, de la organización Born Free, son tajantes: “Esta actividad irresponsable no tiene cabida en el mundo moderno”. Para muchos expertos, extraer leones de los parques nacionales es prueba de que ya no quedan suficientes ejemplares en las zonas habilitadas para la caza, lo que agrava aún más la crisis de la especie.
Un rugido que no se apaga
La historia de Blondie no es solo la de un león, sino la de un sistema que enfrenta tensiones entre economía, tradición y conservación. Para los turistas que lo admiraron, los guías que lo seguían y los científicos que lo estudiaban, Blondie representaba el futuro de su especie. Ahora, sus diez cachorros y su manada quedan a la deriva, vulnerables sin el liderazgo de su macho alfa.
Blondie era más que un león: era un líder, un padre y un icono de la sabana africana. Su muerte legal, pero profundamente inmoral, nos recuerda que la caza de trofeos sigue siendo una amenaza para especies ya debilitadas. Diez años después del caso Cecil, la pregunta sigue abierta: ¿cuántos rugidos más tendrán que apagarse para que entendamos que no hay justificación para matar a los guardianes del reino animal?

Fuente: https://ecoosfera.com/medio-ambiente/natura/cazaron-blondie-leon/

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