Conocer el genoma de la Xenopus tropicalis podría ayudar a la conservación de las ranas




Después de los servicios prestados, generación tras generación, ya tocaba que los laboratorios hicieran algo por las pobres ranas. Ahora que se ha secuenciado por primera vez el genoma de un anfibio, la Xenopus Tropicalis, los conservacionistas albergan esperanzas de que el análisis de sus genes podría ayudar a preservar a la especie.
Los enemigos de la rana son muchos, y muy peligrosos. Algunos de ellos amenazan con acabar con borrarla del mapa y, de hecho, los activistas medioambientales siempre andan locos buscando maneras de ponerles freno. Además de la pérdida de hábitat y de la calidad de éste, de la contaminación acústica y de los atropellos que sufren, una de las mayores amenazas es el hongo de la quitridiomicosis, una enfermedad mortal que podría atajarse.
Al menos, es la esperanza que tienen los científicos tras haberse publicado la primera secuencia del genoma de un anfibio, que tiene cerca de 20.000 genes, casi lo mismo que un ser humano. Así, los conservacionistas esperan que el análisis de los genes pueda llevar a nuevas maneras de combatir enfermedades como la quitridiomicosis, o también que ayude a entender mejor cómo afectan al sistema endocrino los productos químicos, a los que los anfibios son especialmente sensibles.
En la secuenciación del genoma de la Xenopus tropicalis han participado 48 científicos de 20 instituciones, una investigación dirigida por el Departamento de Energía Instituto Conjunto del Genoma (JGI, sus siglas en inglés) de Walnut Creek, California.
La especie elegida es una pariente cercana de una de las ranas más usadas en laboratorios, la Xenopus laevis, en distintos tipos de investigaciones como la clonación o las pruebas de embarazo precoz.
Tras la secuenciación del genoma, los científicos han hallado similitudes con los genomas de pollo y el ser humano, a pesar de que sus linajes se separaron unos 360 millones de años. Es decir, entonces “compartimos un antepasado común aves, ranas, dinosaurios y mamíferos que alguna vez poblaron la Tierra”, dicen los científicos.
Sin embargo, los genes específicos de los anfibios son los que han emocionado a los conservacionistas, porque, como hemos dicho, su conocimiento abre una puerta a la posible curación del hongo asesino (batrachochytrium dendrobatidis), que no sólo afecta a las ranas, pues en las últimas décadas está causando la muerte masiva a muchas otras especies.

Vía | news.bbc.co.uk
Fotografía | Tim Vickers

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