Tras un siglo de ausencia, más de 2.500 ballenas Sei reaparecieron inesperadamente en el mar argentino

Durante décadas, la ballena Sei fue considerada una ausencia definitiva en el mar argentino, una especie borrada por la historia de la caza industrial. Su reaparición masiva en el Golfo San Jorge, con más de 2.500 individuos registrados, reescribe ese relato y abre una nueva etapa para la ciencia marina. Este retorno no solo aporta datos inéditos sobre una de las ballenas menos estudiadas del planeta, sino que también ofrece una señal concreta de recuperación en un océano sometido a presión constante. La ballena Sei vuelve a ocupar un espacio que alguna vez le perteneció.

por Carolina Gutiérrez Argüelles

El regreso de la ballena Sei al mar argentino
La ballena Sei (Balaenoptera borealis) es el tercer animal más grande de la Tierra, superada solo por la ballena azul y el rorcual común. Puede alcanzar hasta 18 metros de longitud y pesar más de 20 toneladas. A pesar de su tamaño, su comportamiento esquivo y su preferencia por aguas profundas hicieron que su presencia pasara inadvertida durante gran parte del siglo XX.

El último registro confirmado de esta especie en la costa atlántica argentina databa de 1929. Desde entonces, no existían observaciones directas hasta que, a partir de 2019, investigadores comenzaron a documentar una concentración inédita de ballenas Sei en el Golfo San Jorge, especialmente frente a Punta Marqués, en Chubut. La magnitud del fenómeno sorprendió incluso a la comunidad científica especializada en cetáceos.
Una especie diezmada por la caza industrial
La ballena Sei fue una de las principales víctimas de la caza ballenera durante el siglo XX. Se estima que más de 300.000 ejemplares fueron cazados a nivel global, principalmente por su grasa, utilizada como combustible y en la industria de la iluminación. En el hemisferio sur, la presión fue especialmente intensa, reduciendo su población en más de un 80%.
Como consecuencia, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la clasifica actualmente como una especie “en peligro”. Aunque la caza comercial disminuyó con el tiempo, el impacto sobre sus poblaciones fue tan profundo que durante décadas se asumió que su recuperación sería extremadamente lenta o incluso inviable. El regreso al mar argentino desafía esa suposición.
Investigación científica y nuevos registros
El redescubrimiento fue posible gracias a un trabajo sostenido de investigación liderado por el biólogo Mariano Coscarella, del CESIMAR-CONICET, junto a equipos de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. El uso de drones permitió registrar imágenes aéreas precisas, mientras que los análisis genéticos confirmaron la identidad de la especie.

Con apoyo logístico de la Fuerza Aérea Argentina, los relevamientos cubrieron más de 200 kilómetros de costa, desde Pico Salamanca hasta el sur de Caleta Olivia. Los datos obtenidos permitieron estimar frecuencias de avistaje nunca antes registradas en la región, aportando información clave sobre su distribución, comportamiento y posibles áreas de alimentación.
El rol ecológico de la ballena Sei
Las ballenas Sei cumplen una función esencial en los ecosistemas marinos. Se alimentan principalmente de krill, pequeños crustáceos y peces, y participan activamente en la regulación de las cadenas tróficas oceánicas. Además, como otros grandes cetáceos, contribuyen al ciclo del carbono mediante el llamado “bombeo biológico”, ayudando a mantener la productividad del océano.

Su esperanza de vida oscila entre los 50 y 70 años, lo que convierte a cada individuo en un componente de largo plazo del ecosistema. La presencia sostenida de grandes grupos sugiere que el Golfo San Jorge podría estar funcionando nuevamente como un área clave para la especie, ya sea como zona de alimentación o de paso migratorio.
Conservación y protección del hábitat
A partir de los nuevos registros, la ballena Sei fue declarada Monumento Natural en la provincia de Chubut, una categoría que reconoce su valor ecológico y la necesidad de protección estricta. También se implementó el primer plan de manejo para el avistaje responsable y se amplió el Área Protegida Punta Marqués.
Estas medidas representan un paso importante, aunque los especialistas advierten que la protección debe extenderse más allá de la franja costera, considerando rutas migratorias y zonas oceánicas profundas. La experiencia demuestra que la investigación científica puede traducirse en políticas de conservación concretas cuando existe voluntad institucional.

El regreso de la ballena Sei al mar argentino es uno de los acontecimientos más relevantes para la biodiversidad marina del Atlántico Sur en las últimas décadas. Después de casi cien años de ausencia, una especie gravemente afectada por la actividad humana vuelve a ocupar su lugar en el océano. Este hecho recuerda que los ecosistemas, aunque frágiles, conservan una capacidad de recuperación sorprendente. La pregunta que queda abierta es si lograremos proteger este retorno para que no vuelva a convertirse en una ausencia.

Fuente: https://ecoosfera.com/medio-ambiente/natura/murio-elefanta-kenya-brasil/

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