Canal de navegación amenaza con degradar el primer sitio Ramsar de Venezuela

La obra atraviesa un sector del Parque Nacional Morrocoy así como el Refugio de Fauna Silvestre Cuare, amenazando el hábitat de aves playeras y tortugas amenazadas. La empresa LakeBlue, del grupo Hesperia, dice que es víctima de una campaña de desprestigio mientras que distintos activistas han interpuesto denuncias en instancias internacionales por la presunta complicidad de autoridades ambientales nacionales.

por Jeanfreddy Gutiérrez Torres

El Refugio de Fauna Silvestre Cuare, ubicado en el Estado costero de Falcón, en el noroccidente en Venezuela, exhibe una belleza tan exuberante como su rica biodiversidad. Cerca de 300 especies de aves, reptiles y mamíferos —algunos de ellos en peligro de extinción— conviven con comunidades de pescadores, agricultores y decenas de desarrollos turísticos en un territorio de 11 825 hectáreas, donde también hay dos albuferas, una red de caños y lagunas que drenan el agua de lluvia y mareas hacia un golfo con conexión al mar Caribe y cinco cayos de arena blanca. Esta área protegida, además, el Cerro Chichiriviche funciona como uno de los límites con el Parque Nacional Morrocoy, otra área costera pero altamente impactada por el turismo.
Cuare fue declarado como Refugio de Fauna Silvestre en 1972 y es un humedal de importancia mundial que recibe aves migratorias de Norteamérica que viajan cada año atravesando el Caribe y el Golfo de México, pasando por Panamá y Colombia. Es un importante lugar de alimentación para especies como el flamenco del Caribe (Phoenicopterus ruber) y la corocora roja (Eudocimus ruber), además de poseer un área virgen rodeada de manglares dentro del golfo en el que, según su Plan de Ordenamiento, no se puede explotar y solo se permiten visitas guiadas con interés científico.  Estas son algunas de las razones por las que el Refugio fue declarado en 1988 como el primer sitio Ramsar de Venezuela.
De acuerdo con el biólogo Jorge Naveda, experto en ordenamiento del territorio y áreas protegidas, el atractivo de las playas de arenas suaves y blancas de carbonato de calcio con aguas azul verdosas transparentes se combina con una mala gestión del Estado para limitar el impacto del turismo desde la década de los sesenta.
El proyecto turístico afectaría un humedal Ramsar, sitio importante para aves acuáticas. Foto: Frank Espinoza.

Ahora, este refugio de fauna se ve amenazado por la construcción de un canal de navegación de 1,5 km  de extensión y 1,5 metros de profundidad que lo atraviesa completamente, nace en una parcela privada y termina en el mar Caribe. Esta obra realizada por una empresa que promete convertir el área en “la nueva Punta Cana” puede poner en riesgo la hidrodinámica y la biodiversidad del área protegida.
Cuare es una importante área de desove y cría de tortugas verde (Chelonia mydas), carey (Erectmochelys imbricata), cardón (Desmochelys coriacea) y cabezona (Caretta caretta), todas en peligro de extinción.
Durante los seis meses de sequía tropical, cuando el agua de las salinas está más baja, incluso se pueden ver aves pequeñas comiendo de la superficie del espejo de agua, así como habitantes de comunidades vecinas extrayendo sal marina o capturando moluscos como el botuto (Strombus gigas), la ostra de mangle (Crassostrea rhizophorae) y la quigua (Astrea caelata), populares entre los turistas.
La infraestructura turística, especialmente en las poblaciones de Chichiriviche y Tucacas, van desde una carretera construida hace cuarenta años que divide las salinas sur y norte, hasta un tendido eléctrico levantado en 2015 que, aunque no funciona, ha causado decenas de muertes de flamencos cuando se estrellan contra los cables mientras vuelan en busca de comida.
El parque Morrocoy y el refugio Cuare sufren de problemas ambientales asociados a la mala planificación del turismo: acumulación de desechos sólidos y vertimiento de aguas negras por falta de plantas de tratamiento en las instalaciones hoteleras, agrotóxicos de las granjas vecinas, y aceites y diésel provenientes de las lanchas. Esto incluso ha producido un herbazal, por el exceso de nitratos y fosfatos, en una de las orillas de la carretera que divide a Cuare de las propiedades privadas.
Hoy se suma una nueva amenaza que ha levantado las alarmas de la comunidad ambiental. En mayo de 2019, la empresa LakeBlue —propiedad de la cadena hotelera española Hesperia— inició la construcción de un canal de navegación de 1,5 kilómetros que atraviesa ambas áreas protegidas. Parte desde un terreno de 277 hectáreas de propiedad de la compañía y termina en el golfo, brindando una conexión al océano. La preocupación es mayor pues el canal está completamente construido, salvo la última conexión al mar.
“Explotar turísticamente Cuare no es tan sencillo por la ubicación de los terrenos, separados del mar Caribe por un área protegida que no permite ningún tipo de explotación turística y conectados con la playa más cercana por una carretera de tierra con servicios públicos deficientes. Por eso es que construyen este canal,  porque le da acceso al Parque Nacional Morrocoy, un exabrupto que es quizás único en el mundo”, alerta el biólogo Naveda.
Una vez finalizado, el canal impediría el paso de agua dulce desde los caños a las salinas, lo que causaría la muerte de manglares en la zona virgen de Cuare, afectando además el hábitat del caimán de la costa (Crocodylus acutus), considerado Vulnerablepor la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN).
Esta afirmación se desprende del informe publicado en diciembre de 2019 por el investigador Frank Espinoza, exdirector del Refugio Cuare y experto en humedales y flamencos. Su análisis está basado en el Estudio de Impacto Ambiental que presentó la empresa LakeBlue. El documento, conocido por Mongabay Latam, le fue filtrado al investigador desde el Ministerio de Ecosocialismo, aunque según la legislación venezolana debería ser de dominio público.
Las obras del canal iniciaron en mayo de 2019 con maquinaria pesada. Foto: Victoria González.

En entrevista con este medio, Frank Espinoza desestimó completamente los presuntos beneficios de la construcción del canal. Así mismo, alertó que no se han estudiado sus impactos ambientales ni se ha notificado a la Convención Ramsar sobre la modificación de este humedal de importancia internacional.
Y no solo eso, la investigadora María Beatriz Barreto de la Universidad Central de Venezuela mencionó en un estudio, en 2004, que la alteración en los niveles de inundación de las salinas también reduciría la abundancia de cianobacterias, invertebrados y peces de aguas poco profundas, alimentos esenciales para una gran variedad de aves acuáticas. Así lo confirmó también a Mongabay Latam la investigadora Sandra Giner del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Universidad Central de Venezuela.
La empresa LakeBlue pretende construir el complejo turístico más grande de Latinoamérica y cuenta con un importante apoyo del gobierno, tanto así que el presidente de la compañía, el ciudadano español Jesús Rodríguez Álvarez, sembró árboles de samán acompañado del gobernador del estado Falcón, Víctor Clark, y el viceministro de Ecosocialismo, Josué Lorca, en un acto de presentación del proyecto el 5 de junio de 2019.
La televisora estatal de noticias difundió el encuentro y señaló que la empresaconstruirá 5000 viviendas, dos campos de golf, tres hoteles cinco estrellas, centros comerciales y piscinas con una inversión de 400 millones de dólares.
Maqueta del desarrollo Lake Blue con canales en los linderos.

El diario Notitarde, propiedad de la cadena hotelera Hesperia a la que pertenece LakeBlue, también reseñó el apoyo oficial, incluyendo declaraciones del gobernador Clark sobre la posibilidad de construir un aeropuerto internacional en el área para apoyar el crecimiento del turismo.
Otros voceros estatales como el viceministro de Comunas, Edwin Velásquez, que coordina las distintas formas de organizaciones comunitarias creadas por el entonces presidente Hugo Chávez, se ha reunido con las comunidades de la zona para presentar los presuntos beneficios económicos que produciría el desarrollo turístico, así como los programas de responsabilidad social y ambiental que se desarrollarían.
Activistas y científicos han denunciado que se estaría violando el Plan de Ordenamiento del Refugio de Cuare para construir “ilegalmente” el canal de navegación. Sin embargo, LakeBlue ha señalado en un comunicado que es víctima de una campaña de desprestigio y asegura que cuenta con todos los permisos del Instituto Nacional de Parques y el Ministerio de Ecosocialismo.
Según la empresa, el canal solo tendrá 1,2 metros de profundidad para el “control de las inundaciones del río El Tocuyo y los caños Dieguito y Los Merecures en el sector El Torito-Tibana” y asegura, además, que mejorará el paso de agua dulce de los caños hacia las salinas.
Mongabay Latam tuvo acceso a la resolución ministerial 942 del Ministerio de Ecosocialismo, que da permiso para la excavación de canales de drenaje dentro de los linderos del terreno de la empresa. El texto legal no hace alusión al canal que atraviesa a Cuare aunque sí a “obras de saneamiento y control de inundaciones dentro del Refugio”. Tampoco especifica la dimensión, trazado o tipo de obras pero aclara que “no debe alterar las condiciones de manejo del Refugio”.
Para defender su posición, LakeBlue ha emprendido una campaña en medios sociales en la que asegura que el canal brinda beneficios ambientales como el regreso de moluscos al golfo, lo que atraería a flamencos y garzas para “recolonizar” las zonas de manglares.
Así mismo, el pasado 30 de enero, la empresa organizó el “Conversatorio Ambiental Internacional” en el Hotel Hesperia Valencia. A pesar de presentarlo como un encuentro de ambientalistas, los ponentes fueron cuatro ingenieros sanitaristas, quienes hablaron sobre la “valoración económica de los residuos y la modernización de las empresas públicas de agua, saneamiento y ambiente”.
Para Alicia Villamizar, experta en ecología de manglares, no tiene sentido prometer su reforestación. “Restaurar áreas de mangle requiere experiencia, no es solo sembrar plántulas”, dice. Destaca que para esto se requieren especialistas en patrones hidrológicos y oceanográficos y la cuantificación de sedimentos y escorrentías, así como largos períodos de monitoreo y seguimiento.
Área del canal de navegación. Foto: Frank Espinoza.

“He trabajado ininterrumpidamente desde 1985 con manglares, llegando a la conclusión que la mejor opción de manejo en áreas degradadas es dejar que el ecosistema se recupere por sí mismo al eliminar o minimizar las tensiones que lo llevaron a ese estado, haciendo el trabajo gratis y más rápido que si intervenimos”, detalla Villamizar, también directora del Departamento de Estudios Ambientales de la Universidad Simón Bolívar.
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Vecinos críticos
La excavación del canal ha sido denunciada también por activistas como Victoria González de Azul Ambientalistas por, presuntamente, aumentar el riesgo de inundar las comunidades. Las dudas de González aumentan pues la Alcaldía no ha mostrado públicamente los estudios y permisos.
La ONG Observatorio Penal Falconiano planea acudir a la Corte Penal Internacionalpara denunciar al Grupo Hesperia, mientras que el Observatorio de Ecología Política y la Fundación Caribe Sur también han documentado las presuntas irregularidades legales e impactos ambientales de esta obra.
El agrónomo Henderson Colina, de la Asociación Ecologista para la Preservación Ambiental Falcón (AEPA-Falcón) y miembro del Consejo de la Red Manglar Internacional, le dijo a Mongabay Latam que envió una carta a la Convención Ramsar solicitando una comisión de expertos para evaluar los impactos de la construcción sobre el humedal. Sin embargo, todos los miembros de su organización salieron de Venezuela por amenazas, según revela.
Algo similar le sucedió al dirigente político Alberto Caro, quien en entrevista con El Pitazo aseguró que tuvo que exiliarse tras ser amenazado de muerte por las denuncias de una presunta trama de corrupción que involucraría a las autoridades del Ministerio de Ecosocialismo, las gobernaciones de Falcón y Carabobo, así como diputados del partido de gobierno. Denunció que con “el permiso de salida al mar aumentaron un negocio en más de 250 millones de dólares para un solo bolsillo”.
Mongabay Latam se comunicó con la empresa LakeBlue para tener su opinión, más allá del comunicado que ya había emitido, y le preguntó por todos estos señalamientos. En respuesta la compañía dijo que “hay dos estudios de impacto y dos resoluciones” pero que “no están obligados a publicar documento alguno”. Aun así indican que los documentos se pueden consultar en las oficinas donde se han entregado. Así mismo señalan que no hablan en nombre del grupo Hesperia, que no han usado maquinaria pesada en sus obras y que desconocen los nombres de los activistas que denuncian daños ecológicos o haber sido perseguidos.
A pesar de que el canal está construido casi en su totalidad, los científicos y activistas siguen denunciando la obra. Todos coinciden con lo señalado en el informe de Frank Espinoza: el canal debe ser rellenado, restituido el paso de agua dulce y hacer labores de restauración ecológica con un equipo multidisciplinario. También piden que se investigue a quienes dieron las autorizaciones y se sancione a “los responsables de este daño al patrimonio ambiental del país”.

https://es.mongabay.com/2020/05/proyecto-turistico-en-humedal-ramsar-de-venezuela/
*Imagen principal: El terraplén levantado para el canal de navegación impide el paso de agua dulce hacia las salinas y el golfo. Foto: Amigos de Cuare.

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