Los datos por satélite muestran una sequía persistente en Europa

Aunque los fenómenos meteorológicos extremos con inundaciones ofrezcan temporalmente una imagen diferente, Europa sufre una grave sequía. Los niveles de las aguas subterráneas en Europa han sido bajos de manera sistemática desde 2018. El inicio de esta tensa situación está documentado en un estudio liderado por el Instituto de Geodesia de la Universidad de Tecnología de Graz (Austria) y otras instituciones europeas, que publicó en la revista  Geophysical Research Letters

La investigación señala que se produjo una llamativa escasez de agua en Europa Central durante los meses de verano de 2018 y 2019. Desde entonces, los niveles se han mantenido bajos de forma constante. Así lo demuestran los análisis de datos realizados por Torsten Mayer-Gürr y Andreas Kvas, del Instituto de Geodesia de la Universidad Tecnológica de Graz. Los efectos de esta prolongada sequía se hicieron patentes en Europa en el verano de 2022. Cauces secos, aguas estancadas que desaparecían poco a poco y, con ellas, numerosos impactos sobre la naturaleza y las personas. La escasez energética ha empeorado y muchas especies acuáticas perdieron su hábitat y los suelos secos causaron muchos problemas a la agricultura. Las centrales nucleares de Francia carecían de agua de refrigeración para generar electricidad suficiente y las centrales hidroeléctricas tampoco podían cumplir su función sin agua suficiente.
Medición de aguas subterráneas desde el espacio
En el centro del proyecto G3P se encuentran dos satélites gemelos llamados Tom y Jerry, que giran alrededor de la Tierra en una órbita polar a una altitud de casi 490 kilómetros. La distancia entre los satélites, de unos 200 kilómetros, es importante. El que va detrás no debe alcanzar al que va delante, de ahí que se les haya dado el nombre de Tom y Jerry en referencia a los personajes de dibujos animados.
La velocidad de los satélites aumenta en proporción a la masa de tierra que sobrevuelan. Por ejemplo, si pasan por debajo de una montaña, el satélite que va delante comenzará a ir más rápido que el de detrás y después volverá a reducir su velocidad. Luego sucede lo mismo con el satélite trasero. Cuando ambos han superado la montaña, su velocidad relativa vuelve a establecerse. Estos cambios de distancia son las principales variables de medida para determinar el campo gravitatorio terrestre y se constatan con precisión micrométrica.
Con una velocidad media de unos 30.000 km/h, los dos satélites realizan 15 órbitas terrestres al día, lo que significa que al cabo de un mes cubren toda la superficie de la Tierra. Por tanto, la TU Graz puede proporcionar un mapa gravitacional de la Tierra cada mes. “El procesamiento y el esfuerzo computacional aquí son bastante grandes. Tenemos una medición de distancia cada cinco segundos y, por tanto, alrededor de medio millón de mediciones al mes. A partir de ellas determinamos mapas del campo gravitatorio“, explica Torsten Mayer-Gürr.

Ya en 2019, la cantidad de agua subterránea en Europa Central era muy baja. / Kvas – TU Graz

El resultado de esta cooperación técnico-científica internacional demuestra que la situación del agua en Europa es muy precaria. Torsten Mayer-Gürr no se lo esperaba a tan gran escala. “Hace unos años, nunca habría imaginado que el agua sería un problema aquí en Europa, especialmente en Alemania o Austria, explica.
Referencia:
Boergens, E. et al “Quantifying the Central European Droughts in 2018 and 2019 With GRACE Follow-On”. Geophysical Research Records (2020).
Fuente: Ecoportal.net

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2022, quinto año con la temperatura promedio más elevada desde 1880

De acuerdo con un estudio llevado a cabo recientemente por investigadores de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), 2022 ha sido, junto con 2015, el quinto año con la temperatura promedio más elevada desde 1880. Cabe añadir que, luego del lapso de inactividad mundial propiciado por la pandemia de Covid-19, 2022 también fue el año en que se registraron las emisiones de dióxido de carbono más altas de toda la historia.

 
“No hay duda: El aumento de la temperatura promedio registrada el año pasado se debió básicamente al crecimiento de las concentraciones de gases de efecto invernadero de origen antropogénico en la atmósfera terrestre”, afirma Francisco Estrada Porrúa, investigador del Departamento de Ciencias Atmosféricas del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático.
Sin embargo, en este tema también hay que tomar en cuenta otros fenómenos de variabilidad natural, como el denominado La Niña, el cual se asocia a temperaturas más frescas a nivel global. “El episodio más reciente de La Niña en el océano Pacífico ya lleva tres años y, de alguna manera, ha ocultado un poco el aumento de la temperatura, pero en cuanto termine, lo que se espera que suceda después del primer trimestre del presente año, es muy probable que aquélla se eleve aún más”, apunta Estrada Porrúa. Según las bases de datos disponibles, desde el comienzo de la Revolución Industrial (1750) hasta la fecha, la temperatura de la Tierra ha aumentado entre 1.1 y 1.3 grados Celsius.
Estamos hablando de alteraciones muy drásticas en el clima y los eventos hidrometeorológicos, cuyas consecuencias podrían dejarse sentir con

Por Roberto Gutiérrez Alcalá Fuente:  Gaceta UNAM
 

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