México: se pierden áreas boscosas a un ritmo de 600 mil hectáreas anualmente






La Confederación Nacional Campesina (CNC) denunció que en México los bosques y selvas desaparecen en más de 600 mil hectáreas por año y que la producción forestal ha decrecido en los últimos ocho años 30 por ciento, debido al aumento acelerado de los desiertos, la pérdida de la fertilidad de los suelos y la corrupción de programas como Pro-árbol
En ese sentido, Manuel Montes Núñez, presidente de la Unión Nacional de Ejidos y Comunidades Forestales (Unecof), acusó al gobierno federal de carecer de una política federal y calificó de “un fracaso total” la reforestación a través de sus programas como el mencionado Pro-árbol, el cual requirió de 2 mil 700 millones de pesos y se caracterizó por “la distribución de los apoyos económicos que nunca llegaron a los productores”.
El cenecista sostuvo que aunado a la corrupción de dicho programa, está las producción de árboles en regiones de condiciones ecológicas diferentes al lugar de plantación; la mala calidad de las plantas a reforestar; la falta de seguimiento técnico en las labores de plantación y una reforestación realizada fuera de temporada.
Para el dirigente campesino, de los más de 50 millones de hectáreas de bosques y selvas que existen en el país, sólo 20 por ciento se aprovecha para la exportación de sus recursos naturales. Esto se debe, explicó el líder forestal, a que nuestro país carece de una infraestructura de caminos que permita la extracción eficiente de los productos forestales y que la cadena productiva para efectuar el aprovechamiento forestal se ubica entre las más caras del mundo.
“Por lo general, en México no existe una industria integrada para producir productos aserrados y de alto valor agregado que pueda competir en el mercado globalizado, debido a que la tecnología que se usa es de hace más de 100 años” subrayó.
En cuanto a la baja rentabilidad en el aprovechamiento de la industria forestal en México, sostuvo que las causas principales son la falta de caminos, capacitación y organización; la migración y carencia de mano de obra calificada; la carencia de financiamiento y la ausencia de subsidios adecuados; un sistema de comercialización inadecuada y la clandestinidad de productos forestales.
El dirigente lamentó que los recursos forestales no hayan representado una alternativa de subsistencia para los productoress y que, por ello, algunos habitantes de las regiones sean inducidos al cultivo de enervantes, lo cual provoca desintegración familiar y alta inseguridad en sus comunidades.
La Jornada,

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