Agua, tierra y minería: Ecuador se moviliza en marchas encontradas





Pese a una aparente normalidad, que no impidió a fanáticos del fútbol celebrar el triunfo en el estadio Atahualpa del equipo local Deportivo Quito contra el argentino Vélez Sarsfield, nadie subestima lo que se ha denunciado como intento desestabilizador.
El Gobierno espera este jueves una multitudinaria concentración en la capitalina Plaza de la Independencia y los simpatizantes del gobernante Movimiento PAIS se movilizan en todo el territorio nacional, mientras una marcha indígena opositora comenzará en la provincia Zamora Chinchipe.
La marcha convocada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE) recorrerá varias provincias hasta llegar a Quito el 22 de marzo próximo, y aunque sus dirigentes lo han negado, sectores de derecha y extrema derecha le brindan apoyo.
La consigna de la marcha indígena "en defensa del agua y la tierra" y en rechazo a la política minera, impulsada por el Gobierno del presidente Rafael Correa, se enrarece con declaraciones de dirigentes opositores que llaman claramente a derrocar a la administración del país.
Para la ministra coordinadora de la Política, Betty Tola, es significativo que se junten en la marcha indígena "el agua y el aceite", al referirse a sectores opositores en permanente conspiración contra el Gobierno y al respaldo de una fuerte campaña de manipulación mediática.
Tuvimos un momento crítico el 30 de septiembre de 2010 (en el que se registró un intento de golpe de Estado) y creo que sectores de poder están permanentemente al acecho de un momento en el que pueda volverse a generar desestabilización, subrayó Tola por Ecuadorinmediato Radio.
Humberto Cholango, presidente de la Conaie, aseguró que no existe ningún afán golpista y rechazó cualquier intento de la derecha oligárquica de reacomodarse para aprovecharse e intentar derrocar al gobierno, lo cual contradicen en sus declaraciones otros dirigentes opositores.
"Si ellos son cuatro mil, nosotros seremos 40 mil", dijo el sábado pasado el presidente Correa, al pedir a sus simpatizantes continuar movilizados hasta el venidero 22 de marzo en una vigilia permanente y pacífica por la democracia, y a estar alerta ante provocaciones.
Las protestas indígenas tuvieron un rol protagónico durante los derrocamientos de los mandatarios Abdalá Bucaram (1997) y Jamil Mahuad (2000), pero la caída de Lucio Gutiérrez en 2005 por el movimiento popular de "Los forajidos" fue un golpe para sus estructuras.
Según el criterio de académicos y estudiosos nacionales, el movimiento indígena se encuentra fraccionado y no constituye por sí mismo una amenaza seria contra el Gobierno, pero subrayan el interés de la oposición en debilitarlo con vistas a las elecciones de 2013 en la que se da por segura su victoria.
Por el contrario, la movilización convocada por Correa y una agresiva campaña de información gubernamental sobre los avances en temas sensibles para la población como el progreso económico, la disminución de la pobreza, y la minería responsable, refuerzan el apoyo popular a su gestión.
Los próximos 15 días serán un termómetro del respaldo nacional a Correa y la Revolución Ciudadana, frente a una oposición dividida y acéfala, empeñada en crear incidentes violentos que impidan encontrar cauces de diálogo con sectores sociales y agudicen las tensiones.
La captura por la policía de grupos conspirativos y la desarticulación de un complot, en el cual presuntamente estaban implicados algunos militares en servicio pasivo, demuestran las denuncias del Ejecutivo y justifican el llamado al pueblo a movilizarse en defensa de su proceso de cambio.

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