Colombia: “Sin importar la tristeza o la pobreza, acá avanzamos”

Erikstan Rodríguez nació y creció en el corregimiento de Tasajera, Colombia. Vive para defender su territorio y la Ciénaga Grande, que cada día se deteriora por los abusos ambientales y la corrupción. La Ciénaga hoy es un territorio sobre-diagnosticado. Vienen todas las universidades, hacen estudios y sacan un diagnóstico sobre otro, pero nadie hace nada. Cuando vi que esto pasaba, comencé a crear grupos de defensa.

Por: Juanita Rico

Yo, Erikstan Rodríguez Rodríguez de 52 años, nací y crecí en Tasajera, un corregimiento de Pueblo Viejo al lado de la Ciénaga Grande de Santa Marta en el caribe colombiano. Mi mamá era una ama de casa y mi papá un empleado de una empresa de construcción del Estado. Mi infancia fue normal, pero desde joven vi lo que faltaba acá y quise ayudar a mi territorio. Cuando me gradué comencé un técnico en ciencias y ahí también comencé la defensa del medio ambiente. Más adelante hice una carrera en administración y una maestría en administración también. La realidad es que para defender, hay que educarse y luchar.
Lo que más me impactó fue la degradación de la Ciénaga Grande, que es reserva de la biósfera. Lo que más la afectó fue la construcción de la Troncal del Caribe que arrasó los manglares, el hogar de los peces que sostienen a Tasajera.
Deja de hablar Erikstan
Durante décadas, el complejo de bosque húmedo de la Ciénaga Grande de Santa Marta ha sufrido las consecuencias del desarrollo vial de la región. Entre 1956 y 1995, las grandes vías cementadas atravesadas en el curso de sus aguas ocasionaron la muerte del 70 % del manglar.
Entre 1995 y 1998 se realizan las obras hidráulicas propuestas en el marco del proyecto PROCIENAGA, que consistieron en el dragado de una red de cinco caños: Clarín, Alimentador-Almendros, Torno, Aguas Negras y Renegado, que restablecieron los intercambios hídricos entre el Río Magdalena, los diferentes cuerpos de agua de todo el complejo lagunar de la Ciénaga Grande de Santa Marta y el mar Caribe. Luego, entre 2003 y 2008, se registraron 244 hectáreas de manglar devastadas. Finalmente, en 2017 la cifra había ascendido a unas aterradoras 8.000 hectáreas de manglar perdidas que, según Invemar, pudo haber sido causado por hipersalinidad prolongada.
Lo anterior es grave porque los manglares juegan un rol esencial en la regulación de gases y de regulación del clima, los cuales son funciones ecosistémicas relacionadas directamente con el cambio climático. Además, actúan como una barrera natural, previniendo la erosión costera y estabilizando los sedimentos, reduciendo los efectos de las inundaciones y las tormentas, manteniendo la calidad del agua y soportando un amplio rango de vida salvaje. Asimismo, los manglares pueden tener un valor de uso indirecto a través de la protección de las propiedades costeras y de las actividades económicas, como la pesquería en el caso de Tasajera

Manglares en la Ciénaga Grande | Cortesía Parques Nacionales Naturales

Habla Erikstan
La construcción de la Troncal también hizo que se taponaran los intercambios de agua entre el mar Caribe y la Ciénaga Grande. Eso ha afectado los manglares aún más, hasta el punto en que disminuyen los peces. Por eso, los pescadores tiran redes más pequeñas en las que atrapan peces más jóvenes. Eso ha hecho que no haya casi peces maduros en la Ciénaga acá en Tasajera, que es muy grave porque no se cumple con el ciclo de vida de los peces y disminuye la capacidad pesquera del lugar.
Eso también ha hecho que la calidad de vida de todos disminuya y ahí a los pescadores les toca buscar una opción diferente para vivir. Ahí es cuando entidades como Corpamag se vuelven de papel porque no ayudan con nada.
La Ciénaga hoy es un territorio sobre-diagnosticado. Vienen todas las universidades, hacen estudios y sacan un diagnóstico sobre otro, pero nadie hace nada.
Cuando vi que esto pasaba, comencé a crear grupos de defensa. El primero se llamaba Misión Futuro. Hacíamos brigadas de aseo tanto en la Ciénaga como en la carretera troncal del Caribe, en los lugares que se habían vuelto una cloaca y que, por ende, también eran generadores de pobreza.
Al terminar mis estudios de ciencias contables comenzó ese proceso de fortalecimiento de buscar algo que promoviera la búsqueda de alternativas económicas para la población. Así que me gradué de administrador e hice la maestría. Luego creamos la Fundación Desarrollo Social para Colombia. Su logo es un mangle porque representa las raíces de nuestra tierra, la fortaleza y resistencia de la gente de acá para avanzar.
Independiente de la tristeza o la pobreza, acá avanzamos.
Con la Fundación hemos incursionado, ahora en pandemia, en mecanismos para darle a las personas tapabocas, alcohol, guantes, en fin, elementos de bioseguridad acá.
Posteriormente, la tragedia de Tasajera ocurrió, en la que un camión cisterna cargado de gasolina que se volcó en una vía del municipio, explotó y ocasionó la muerte de 45 personas. Siete murieron ese 6 de julio cuando, al ver el accidente, intentaron sacar combustible del vehículo que luego se prendió en llamas. Otras 59 resultaron heridas con quemaduras de gravedad, un grupo de enfermeras voluntarias de la Fundación comenzó a ayudar á los que quedaron heridos. Y con ellos buscamos formas de obtener insumos y de hacer vacas para ayudarlos.
Ahora estamos en una crisis profunda y solo vamos a salir a través de la educación, por eso también hicimos unas conferencias y paneles donde estuvo el decano de la facultad de ciencias de la educación de la Universidad del Magdalena y otros profesores que evaluaron la educación en Pueblo Viejo en tiempos de crisis.

Desastre en Tasajera | Guillermo Torres

Independientemente de la pandemia, hay que seguir insistiendo en la educación. Sabemos que los niños son de los sectores sociales más vulnerables. Por eso comenzamos a ver que de las viudas de la tragedia, muchas estaban embarazadas. Hicimos un convenio con una fundación de médicos y logramos que su tratamiento durante el embarazo fuera gratuito. También comenzamos a buscar formas de conseguir alimentos y medicamentos, elementos básicos e hicimos un convenio con la Universidad del Magdalena para lograr su bienestar.
Hemos promovido la defensa de nuestros hermanos de tierra, sin atacar a nadie. Vemos cómo atacan a otros líderes, pero entre nosotros nos hemos cuidado. Por eso no hemos tenido un atentado grave.
Tasajera ha vivido siempre en un olvido total por parte del Estado, representado en la administración central, la presidencia y sus ministerios. A nivel local, de la gobernación hemos recibido ayudas alimentarias al comienzo, pero ya, no más. Por parte del municipio, igual.
Las cosas que se han dado han sido porque esto ha resignificado un nuevo proceso de administración, donde se detuvieron todas las obras de infraestructura y todo tipo de eventos culturales. Durante la pandemia lo que recibimos fue irrisorio; pusieron lavamanos en un lugar donde no hay alcantarillado ni acueducto. Nos entregaron unos potes de alcohol y ya. Eso es entregar por entregar, sin visión o contexto.
Nosotros pedimos que nos den estas cosas: suministro de agua, un proceso de recolección de residuos sólidos y educación. Pero educación en contexto en donde no solo se ofrezca el pensum de calidad, sino que también se le enseñe a los niños sobre la Ciénaga, que es su herencia. Porque la realidad es que solo se protege lo que se conoce y se ama, y acá necesitamos eso: protección y educación.

Fuente: https://www.opendemocracy.net/es/sin-importar-tristeza-pobreza-avanzamos/ - Imagen de portada:
Erikstan Rodríguez, archivo personal

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