Buscar el Bosque

Unos años atrás empezamos a preguntarnos cómo sería expandir nuestro contenido hacia otros formatos. Algo más lento, con más profundidad y desde un lugar más sensible. Es decir, algo completamente a contramano del contenido express que pregonan las redes sociales. En esa búsqueda nos propusimos generar una pieza editorial impregnada de nuestra propia mirada: con preguntas, con ciencia pero también con múltiples perspectivas.

En este primer trabajo decidimos hablar de un ecosistema en particular: los bosques. Elegimos este tema porque hablar de ellos no es solo hablar de árboles, sino también una oportunidad para hablar de relaciones cooperativas, de diversidad, de respiración compartida. Además, el bosque como concepto representa, ante todo, la pluralidad. No nos enfocamos en un solo tipo de bosque porque los hay de múltiples formas y características: desde húmedos a secos, desde aquellos que se desarrollan como selvas o manglares hasta los que crecen en las montañas andinas o en zonas áridas. En nuestra búsqueda encontramos que los bosques son paisajes bioculturales con miles de ideas para superar la crisis ecosocial y otras miles de razones para protegerlos.

No es para nada exagerado decir que la supervivencia de los bosques del mundo va unida a la nuestra.

¿Por qué colocar a los bosques en el centro del debate climático global?
Porque son reservas de carbono inmensas, llegando a almacenar en su biomasa y sus suelos hasta el 45 % del carbono terrestre¹. Son sistemas vivientes que proveen funciones ecológicas clave, además de ser hogar de innumerables especies y regular patrones climáticos. Los bosques tropicales, por ejemplo, generan suficiente evapotranspiración como para producir grandes sistemas de lluvia que luego se desplazan hacia otras regiones, regiones que producen alimento y trabajo.
Pero también creemos que hablar solo de beneficios no alcanza: es necesario sensibilizar al aprender y, desde ese conocimiento, cuidar. Hablar de bosques es hablar del pasado, del presente y del futuro de la humanidad, pero también de miles de otras especies que comparten este planeta con nosotros. Buscar el Bosque es un proyecto con el que buscamos crear una experiencia que despierte los sentidos, que conmueva y que invite a mirar este ecosistema (así como tantos otros) con humildad y asombro. Un proyecto que creció entre muchas manos, voces y miradas. Una búsqueda colectiva.

Abordamos las problemáticas desde distintos puntos de vista y escalas, en forma de círculos que se amplían, de lo individual a lo macro y todas las conexiones que surgen en el medio.
En nuestra sección “Salir de lo inmediato” te dejamos uno de los capitulos del libro en el que hablamos de la necesaria relación entre bosques y ciencia y de como es posible lograr una simbiosis en la que la ciencia fomente la protección de estos ecosistemas en el mundo.
Ebook Buscar el Bosque
SALIR DE LO INMEDIATO:

Ilustración: Victoria Herbas @Salvar.el.fuego

BOSQUES Y CIENCIA
¿Una convivencia más amable es posible?
La ciencia nos ha abierto las puertas a grandes logros: sanar enfermedades otrora incurables; comunicarnos a grandes distancias; observar a miles de años luz en el universo, y también acercarnos a los mundos invisibles con los que convivimos en el día a día. Sin embargo, esa misma ciencia que nos abrió las puertas a tantas posibilidades también ha sido utilizada para cerrar otras. Muchas veces se ha hecho uso de la ciencia de manera soberbia, justificando narrativas de desprecio y rechazo hacia otros conocimientos y encontrando nuevas formas de explotar a la naturaleza. “Cuando la ciencia y la tecnología crean problemas en vez de solucionarlos, cuando pretenden adueñarse de la Naturaleza para convertirla en esclava y mero objeto de compra y venta, se convierten en arrogante desmesura irracional, hybris”²
¿Podemos pasar de la hybris o arrogancia hacia un ethos científico más amable con la naturaleza? Ya sea en la filosofía como en la ética, la espiritualidad, la ciencia o la cultura, los humanos nos inspiramos en la naturaleza, la admiramos, la imitamos y la buscamos. La ciencia no puede ser menos y hay razones de sobra para pensar que, lejos de separarnos, el conocimiento científico puede (re)vincularnos de maneras positivas con la naturaleza.
¿Cuántas fuentes nos otorga el mundo de las plantas para que la ciencia beba de ellas?
Probablemente más de las que podamos enumerar en estas breves páginas, pero elegimos algunas para profundizar. Buscamos contar una historia diferente, una que demuestra cómo la ciencia se ha apoyado en la sabiduría evolutiva de árboles y bosques para lograr avances que mejoran nuestra salud, conocimiento, y relaciones socioeconómicas.
Tal vez, de este modo, podemos reforzar desde diferentes ángulos el círculo virtuoso por el cual la relación —tal vez algo perdida— entre naturaleza y ciencia se refuerce.
Los árboles son fuentes de sabiduría
Mucho antes de que los humanos crearán el alfabeto, los árboles ya tenían su propia escritura, dejando constancia de su paso por la tierra a través de círculos concéntricos dibujados en sus anillos de crecimiento³. Estas historias nos permiten acceder a información acerca de las condiciones climatológicas, las catástrofes naturales y los fenómenos geológicos de hace miles de años⁴.
Como ya contamos en un capítulo anterior, la dendrocronología es el estudio de los anillos de los árboles y nos permite saber, a través de su grosor, cuándo hubo sequías, heladas o bajas en la temperatura, producto de la disminución en la actividad solar y fenómenos naturales como erupciones volcánicas. El estudio de los anillos de los árboles también permitió calibrar las dataciones de carbono-14, utilizadas por la arqueología y otras ciencias humanas para probar o refutar teorías. De este modo, el árbol se convierte en la enciclopedia viviente del bosque.
Pero las plantas siguen susurrándonos secretos de maneras aun más diminutas. A través de la palinología, el estudio del polen, las esporas y otros restos microscópicos, se nos revela otra capa de historias ocultas. Estas estructuras diminutas que viajan con el viento, guardan dentro de sí información clave para entender ecosistemas antiguos, cómo han cambiado los paisajes, y cómo las comunidades vegetales se han adaptado o extinguido a lo largo del tiempo. Al igual que los anillos de los árboles, el polen, preservado en sedimentos y turberas, nos permite desenterrar fragmentos del pasado, descubrir los climas que alguna vez fueron y reconstruir los tapices perdidos de bosques que, aunque desaparecidos, aún hablan a través de las plantas actuales. Así, los árboles y su polen no solo nos ofrecen una ventana al pasado, sino una brújula para entender el presente y guiar nuestros pasos en el futuro.

“Es posible pasar una vida entera en un viaje magallánico alrededor del tronco de un solo árbol”
Edward O. Wilson

Las plantas son fuentes de tradiciones culinarias
Es bien sabido que las plantas son el componente más importante de la alimentación. Sin embargo, aunque los especialistas sostienen que existen más de 17.000 especies comestibles en el mundo, se estima que la mayor parte del comercio mundial de plantas comestibles involucra solo cerca de 110 especies⁵. Es decir que se consume menos del 1 % de lo que ofrece la naturaleza. Lo que es más, muchas de estas plantas son vistas como “malezas”. Pero el significado de maleza depende del lente con el que se lo mire. Para Ralph Waldo Emerson una maleza es una planta cuyas virtudes aún no han sido descubiertas145. Suena bonito, pero en realidad muchas de las virtudes de estas supuestas malas plantas ya habían sido descubiertas y usadas por numerosas comunidades originarias y transmitidas a través de la sabiduría popular. De hecho, la palabra “yuyo”, que en Buenos Aires tiene una connotación despectiva, proviene del quechua yuyu que significa hortaliza⁶.
Quizá por su origen popular o por no estar validado por la academia formal, los conocimientos locales de la naturaleza son un reservorio cultural y científico sumamente valioso que se ha ignorado y subestimado. Tanto la masiva urbanización como la mecanización de los procesos de producción de alimentos generan un vínculo con la alimentación cada vez más superficial. Algunas tradiciones culinarias se pierden y con ellas nuestra alimentación pierde diversidad. Pero ese conocimiento puede recuperarse y revalorizarse a través de ciencias como la etnobotánica. Tal vez sea el primer paso para abrirnos a una nueva diversidad de sabores, alimentos y oportunidades. La próxima vez que veas una cerraja (Sonchus spp.) o un diente de león (Taraxacum officinale) en la vereda o en tu jardín, quizás podrías aprovecharla como una “bueneza”⁷.

Fuente: Victoria Prosdocimo @cotiledonilustraciones

Los bosques son fuentes de mitigación
Los bosques son aliados clave en la mitigación y adaptación al cambio climático⁸. Sin embargo, ¿podríamos resolver la crisis climática simplemente plantando árboles? La respuesta es no, y es importante dejarlo claro. Para reducir los impactos del cambio climático, se necesita una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente de una pequeña parte de la población. Además, es esencial conservar los remanentes de bosques antiguos que aún permanecen intactos. El cambio climático es un problema complejo y multicausal que no puede abordarse con una sola solución, como la plantación de árboles.
Por otro lado, las plantaciones a gran escala, enfocadas solo en la captura de carbono, pueden convertirse en esquemas fraudulentos⁹ que ignoran el ecosistema y ponen en riesgo los derechos y la seguridad alimentaria de pueblos indígenas y comunidades locales¹⁰. Lo que podría parecer una solución termina siendo colonialismo de carbono: países desarrollados eludiendo sus responsabilidades de reducción de emisiones mediante proyectos de compensación en otras regiones¹¹.
Frente a estos problemas, la ciencia puede guiar la conservación y la mitigación de emisiones, alejándonos del greenwashing y priorizando soluciones efectivas basadas en la evidencia para trabajar codo a rama a fin de potenciar el bienestar social y ecosistémico. ¿Cómo sonaría una lista de mandatos claves guiados por la ciencia? Probablemente algo así¹²:
    •    No cortarás: la conservación de bosques autóctonos y ecosistemas es la medida más rentable y efectiva. La reducción de la deforestación podría mitigar hasta 5,8 GtCO2 por año¹³. Bosques primarios, turberas y manglares almacenan carbono irreemplazable, carbono que, si se pierde, no podría recuperarse para 2050, cuando deberíamos alcanzar la meta de cero emisiones netas. Por lo tanto, el primer paso siempre es la conservación, ya que es la medida de mitigación menos costosa y más efectiva¹⁴.

    •    No plantarás sin conocimiento: ¿es este un ecosistema donde había bosques? ¿Estoy usando árboles autóctonos que promueven la biodiversidad? Antes de plantar, es vital evaluar si el área necesita reforestación o se recuperará naturalmente y si se están usando especies autóctonas que promuevan la biodiversidad.

    •    No harás greenwashing con plantaciones: ¿estoy utilizando las plantaciones de árboles exóticos para obtener bonos de carbono o incentivos económicos? Plantar árboles no es suficiente; el enfoque ecosistémico y su mantenimiento a largo plazo es crucial. El enfoque apresurado a menudo resulta en proyectos fallidos y árboles plantados en lugares incorrectos.

    •    No ignorarás a las comunidades locales: involucrar a las comunidades locales es esencial para el éxito de las plantaciones, ya que ignorar sus necesidades puede llevar a la destrucción de los nuevos bosques. Al no abordar las causas sociales que provocaron la deforestación en primer lugar, esos mismos factores destruirán los bosques plantados o trasladarán la destrucción de ecosistemas a otros lugares.
Una vez superadas estas red flags de la reforestación, están dadas las condiciones para afirmar que la restauración de bosques es una de las soluciones más efectivas para eliminar carbono de la atmósfera¹⁵. Los ecosistemas forestales intactos y restaurados pueden contrarrestar hasta el 30 % de las emisiones globales anuales¹⁶. Si se lograra el llamado Desafío de Bonn, que plantea restaurar 350 millones de hectáreas de bosques para 2030¹⁷, se podría acortar la brecha de emisiones¹⁸ actuales con las necesarias para evitar el cambio climático más severo hasta en un 17 %¹⁹. Incluso los bosques urbanos juegan un papel importante, la mayor autoridad en cuanto a cambio climático, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), afirma que los árboles urbanos almacenan 7400 millones de toneladas de carbono y secuestran 217 millones de toneladas anualmente, un equivalente a las emisiones de más de 217 millones de automóviles²⁰.
Para que las soluciones climáticas basadas en la naturaleza sean efectivas deben centrarse en las personas cuyas decisiones determinan la viabilidad a largo plazo de la conservación de los ecosistemas y el almacenamiento de carbono²¹. Los bosques y los árboles urbanos son esenciales en la lucha contra el cambio climático. Necesitamos de la ciencia más que nunca. Pero también necesitamos de la capacidad de las personas para conectar con los ecosistemas, proteger lo que ya tenemos y plantar de manera responsable.
Los bosques como fuente de reconexión
En la década de 1980, el ministro de agricultura de Japón acuñó el término shinrin-yoku, que significa “bañarse en el bosque” o “respirar la atmósfera del bosque”, con el propósito de alentar a las personas a salir a la naturaleza, ejercitar cuerpo y mente, y reducir el estrés. Esta práctica que consiste en sumergirse en el ambiente del bosque con todos los sentidos ha ganado popularidad gracias a los descubrimientos científicos que confirman lo que siempre hemos intuido: la naturaleza tiene grandes beneficios para el cerebro humano, ya que mejora la felicidad, la salud, el bienestar y la cognición.
Diversos estudios han demostrado que caminar por el bosque disminuye el estrés y la irritabilidad, incrementa la vitalidad y mejora la calidad del sueño. Además, los “baños de bosque” pueden fortalecer el sistema inmunológico. Parte de estos beneficios se debe a los compuestos volátiles orgánicos liberados por los árboles, conocidos como terpenos, presentes en la savia y resinas de muchas plantas²². Estos compuestos, que le dan su aroma característico a los pinos o cítricos, se están estudiando por su impacto positivo en la salud, incluyendo su posible ayuda en el tratamiento de enfermedades²³. Sin embargo, los efectos beneficiosos de visitar un bosque no se limitan solo a estos compuestos. Diversas hipótesis como la teoría de la restauración de la atención (ART) o la teoría de reducción del estrés (SRT) sugieren que hay algo inherente en los entornos naturales que nos genera bienestar y reduce el agotamiento mental²⁴. Los paisajes naturales captan nuestra atención de manera suave y sin esfuerzo, lo que permite que la mente se relaje en un estado de “suave fascinación”.
Estas ideas están respaldadas por la hipótesis de la biofilia²⁵, que sugiere que los humanos tenemos una tendencia innata a sentir afinidad por la naturaleza y los seres vivos. Si consideramos que menos del 0,01 % de nuestra historia ha transcurrido en entornos urbanos, no sorprende que anhelemos los espacios naturales, donde evolucionaron nuestras funciones fisiológicas y psicológicas.
Todas estas teorías coinciden en un punto fundamental: nuestra atracción por la naturaleza está profundamente arraigada en nuestros genes, aunque el estilo de vida urbano muchas veces nos haga olvidarlo. Nuestra conexión con la naturaleza, su belleza y sus ritmos nos beneficia y es el vínculo más directo que tenemos para promover la conservación de la vida en la Tierra. Por eso es vital fomentar una educación ambiental integral, que potencie la biofilia y la cultura de la contemplación como aspectos esenciales en la construcción de un nuevo ciudadano con cultura ambiental²⁶.
La ciencia puede y debe ayudarnos a recuperar esta relación, ofreciéndonos las herramientas necesarias para desarrollar un compromiso más profundo con el entorno natural. ¿Acaso esta será la ciencia más amable que buscamos?

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1 https://www.fao.org/4/w0312e/w0312e03.htm
2    1.    Puleo, A. (2019) Claves Ecofeministas: Para rebeldes que aman a la tierra y a los animales: p.90
3    1.    Beurete, S. (2019). Verdolatría
4 El fundador de esta ciencia en 1936 fue Albert Douglas, en el libro “La planta del mundo” el botánico Stefano Mancuso describe de una manera muy pintoresca como este astrónomo interesado en la actividad solar terminó estudiando los anillos de los árboles en los bosques de Norteamérica.
5 Rapoport et al., (2009). Malezas comestibles del cono sur.
6    1.    Ledesma, R., & Nava, C. (2009). Yuyos bien comidos (1° ed.). Rafaela, Santa Fe, Argentina: INTA
7 Para saber más de las plantas comestibles no convencionales de Argentina pueden seguir a Ludmila de @laciudadnosregalasabores
8 Mitigación se refiere a cualquier acción para reducir o prevenir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que son aquellos que retienen temperatura en la atmósfera, generando calentamiento global. Adaptación son las acciones dirigidas a reducir la vulnerabilidad frente a actuales y futuros efectos del cambio climático, con el fin de moderar el daño.
9 https://www.climatechangenews.com/2020/12/11/10-myths-net-zero-targets-car bon-offsetting-busted/
10 https: //www. rainforest-rescue. org/updates/11767/brazi l-decep tion-and-abuse-with-carbon-offsetting-proj ects-in-the-amazon-rainforest
11 https://www.wrm.org.uy/publications/neocolonialism-in-the-amazon-redd-projects-in-por tel-brazil
12 Pitfalls of Tree Planting Show Why We Need People-Centered Natural Climate Solutions
13 https://www.ipcc.ch/srccl/chapter/summa ry-for-policymakers/ (B.5.3)
14    1.    FAO. (2022). The key role of forest and landscape restoration in climate action:P.10
15    1.    Lewis et al. (2019). Restoring natural forests is the best way to remove atmospheric carbon
16 Hasta 12 mil millones de toneladas de CO2 anualmente. FAO. (2022). The key role of forest and landscape restoration in climate action: P.10
17    1.    UICN. (S/F). Recuperar nuestro futuro. El desafío de Bonn
18 La brecha de emisiones es la diferencia entre las emisiones de gases de efecto invernadero actuales (o proyectadas) y el nivel necesario para cumplir con los objetivos climáticos internacionales, como los del Acuerdo de París.
19    1.    FAO. (2022). The key role of forest and landscape restoration in climate action: P.25
20    1.    IPCC. (2022). WGIII. Chapter 8 (p.65); Emisiones de un automóvil promedio que recorre unos 16,000 km al año
21    1.    https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg3/chapter/ chapter-7/
22 Forest Volatile Organic Compounds and Their Effects on Human Health: A State-of-the-Art Review
23 ¿Te interesa saber más? te recomendamos este hilo de Twitter: https://twitter.com/arboles_magi cos/status/1462023723196760070
24 Capaldi et al. (2015). Flourishing in nature: A review of the benefits of connecting with nature and its application as a wellbeing intervention.
25    1.    El concepto de biofilia fue desarrollado primero por el psicoanalista Erich Frohm y luego por el biólogo Edward Wilson
26 Richard, E & Contreras Zapata, D. (2013). Reflexiones en torno a las reservas naturales urbanas como espacio de diálogo de saberes.
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