Edward Nilson: "Cuidar la biodiversidad costaría la milésima parte del PIB mundial"



El prestigioso investigador, premiado por la Fundación BBVA, pide que se realice un estudio mucho más completo de la biodiversidad de la Tierra.

Edward Wilson es uno de los pensadores más influyentes del siglo XX y sus trabajos han sido el motor de las iniciativas relacionados con la conservación de la naturaleza. Catedrático emérito de la Universidad de Harvard y de su Museo de Zoología Comparada, a sus 82 años sigue en activo y el próximo año publicará su nuevo libro, La conquista social de la Tierra, donde “incluyo mucho de lo enseñado de las hormigas”. Con un excelente humor confiesa que “no he superado la fascinación por los bichos”.
¿Existe suficiente conciencia del interés de conservar la biodiversidad? 
Si la Humanidad continúa modificando el medioambiente sin preocuparse por las especies, la Tierra podría haber llegado al borde la extinción de la mitad de las especies de animales y plantas. Actualmente, estamos acortando considerablemente la vida de las especies y estamos cambiando el mundo de tal manera que esto será muy malo para la Humanidad. Es cierto que se están haciendo cosas para evitar esto, pero no lo suficiente.
¿Cuáles son las medidas más urgentes o las más eficaces?
En primer lugar, tenemos que hacer un estudio mucho más completo de la biodiversidad en la Tierra, y esto proporciona muchos beneficios para la Ciencia, la Medicina, la Biotecnología... Además, se debería hacer un mapa de la biodiversidad en el mundo y crear reservas con un alto valor para conservación.
¿Están los políticos concienciados en preservar la biodiversidad?
Aún no, y es por ignorancia. El público general no entiende que en la destrucción está en peligro el resto de la vida y por ello no le parece un problema urgente, pero sí lo es a largo plazo. Está en la misma categoría que la falta de agua potable, de combustible o de energía, y sus efectos serán visibles a medio y largo plazo. La naturaleza humana normalmente se centra en los problemas a corto plazo, y debemos entender que tenemos que afrontar las cuestiones a medio y largo plazo para evitar graves consecuencias. El esfuerzo por cuidar la biodiversidad es factible, y su coste sería la milésima parte del PIB mundial.
Usted defiende el ecoturismo como una estrategia para conservar la biodiversidad. ¿Hay peligro que se convierta en una actividad sobreexplotada?
Hay muchas muestras de que el ecoturismo es una buena fuente de beneficios. Acabo de regresar de las Galápagos, donde he estado aconsejando sobre ingresos de las reservas. Allí hay muchos turistas que constituyen una ganancia económica y los habitantes de las islas han aprendido a controlar el turismo. Necesitamos reservas naturales y ecoturismo. Muchos países en vías de desarrollo lo necesitan para su crecimiento. El turismo es el negocio más importante del mundo y es un incentivo para que estos estados establezcan reservas.
Con todo se proyectan grandes obras en áreas de gran biodiversidad. Por ejemplo, Brasil prevé la construcción de una gran presa en la selva para generar electricidad...
La energía hidroeléctrica es esencial porque es una energía limpia y se ha utilizado de forma muy inteligente en algunos países, como Costa Rica. Pero la mayoría de las centrales hidroeléctricas se proyectan en el centro de zonas de gran riqueza biológica, y esto es un error muy serio. Los países siempre deberían estudiar opciones alternativas. Brasil, sobre todo, tiene grandes zonas que ya han sido limpiadas y podrían convertirse en áreas de energía solar, pero allí han sido irresponsables en la utilización de recursos naturales.
¿Es optimista con el futuro de la biodiversidad?
Optimista pero cauto. Es un problema que se puede resolver: tenemos el conocimiento, los medios y la motivación, pero el problema está basado en la educación, y los medios de comunicación tienen un papel muy importante que desarrollar en este terreno.
¿Qué es lo que le fascina tanto de las hormigas?
Las hormigas nos han mostrado las condiciones en las que se origina el comportamiento social avanzado y ofrecen contraste y antecedentes para una mejor comprensión del órgano humano. Al fin y al cabo, todavía existe mucha ignorancia sobre el ser humano, porque no entendemos quienes somos. Las grandes preguntas filosóficas –¿qué somos?, ¿de donde venimos? y ¿dónde vamos?– no han sido respondidas, pero la ciencia nos ayudará a encontrar las respuestas. Los insectos nos ayudan con qué somos y de dónde venimos, pero ninguna ciencia puede decir hacia dónde vamos.
Dominado por las hormigas
Edward Wilson recogió ayer en Madrid el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la modalidad de Ecología, concedido el pasado mes de febrero por sus contribuciones a la conservación de la naturaleza. Su carrera comenzó a los 13 años, cuando descubrió su primera colonia de hormigas de fuego, y hoy guarda en su despacho de Harvard la mayor colección de hormigas del mundo, formada por un millón de especímenes de 5.000 variedades distintas. “Las hormigas son los insectos dominantes. Representan entre el 25%y el 30% del peso de todos los insectos. Son las que mandan en el mundo de las pequeñas cosas y su comportamiento social es el más avanzado, junto con las termitas y las abejas de la miel. Por ello, son fundamentales para estudios científicos básicos de la estructura y el origen social avanzado”, subraya.
La forma de comunicarse de estos animales, a través de las feromonas, “nos ofrecen una visión de un mundo controlado por el gusto y el olfato”.
También destaca que las hembras son las trabajadoras y los machos sólo viven en la comunidad durante un poco tiempo, y es con el fin de fertilizar a la reina. “Yo soy un gran feminista, pero creo que las hormigas van demasiado lejos”, bromea el entomólogo. Entre sus obras destacan ‘El naturalista’, ‘Sociobiología’, ‘La diversidad de la vida’ y ‘El futuro de la vida’. Su próximo libro se titula ‘La conquista social de la Tierra’.

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