Argentina: ¿Te imaginas una pampa desértica?

En la última edición del newsletter comenzamos con un “¿Qué pasaría si”? Específicamente,  ¿Qué pasaría si cruzamos el conocido cuento de Borges “El jardín de los senderos que se bifurcan” con un problema acuciante como la pérdida de biodiversidad? En esta edición finalizamos esa idea con otros varios “¿Que pasaría si?” dando vueltas. Ya hablamos de que seguir por el horizonte actual, el de “business as usual” es un camino sin luz al final del túnel (al menos que seas un magnate con bunker propio, de ser el caso te recomendamos que en vez de gastar en salidas tan egoístas nos dones algunos cafecitos).

En estos momentos, donde el Amazonas sufre un terrible incendio, cuyo humo va a llegar hasta nuestros pulmones probablemente el martes, nos preguntamos: ¿Cómo podemos abordar de manera sistémica los desafíos globales interconectados? ¿Cómo evitar seguir por un sendero que nos lleva a cenizas y desiertos? ¿Cómo entender finalmente que todo esta interrelacionado y lo que pasa en un ecosistema nos termina llegando? Lejos de tener respuestas, podemos ensayar algunas ideas para pensar senderos menos peligrosos y desilusionantes que el actual.
SALIR DE LO INMEDIATO:

En la edición anterior dimos paso al concepto de los “Tres Horizontes”, como una estrategia para cambiar los sistemas subyacentes y facilitar la transformación cultural. Básicamente es una descripción de tres patrones o formas de hacer las cosas y cómo prevalecen e interactúan con el tiempo. Pasar del patrón establecido (status quo) del Horizonte 1 hacia patrones fundamentalmente nuevos en el tercero ocurre a través de la actividad de transición del Horizonte 2 (horizonte intermedio). Es decir, dentro del marco de los Tres Horizontes la historia vieja no se elimina sino que se incorpora¹.
Dentro del “horizonte intermedio” (H2) están las innovaciones que perturban lo “mismo de siempre” pero no conducen a transformaciones sistémicas profundas (H2-). Este tipo de innovaciones pueden ser fácilmente “secuestradas” para servir a los objetivos del Horizonte 1. Por otro lado, existen otras innovaciones más incisivas (H2+) que funcionan de puente al horizonte deseado al promover cambios estructurales que transforman el sistema en cuestión.

Imagen 1: Diferentes horizontes posibles. Fuente: Daniel Wall. The Three Horizons of innovation and culture change

Para mantenernos en línea con el tema, vamos a usar un ejemplo relacionado a la biodiversidad. Incrementar las áreas protegidas y ofrecer incentivos económicos para conservar remanentes naturales poco modificados tiene como objetivo preservar la biodiversidad y proteger áreas de alta importancia ecosistémica, así como las especies y funciones asociadas a esos lugares. Sin embargo, esta estrategia puede verse como una medida de horizonte intermedio “débil” (H2-) porque no aborda las causas profundas de la pérdida de biodiversidad, tales como los subsidios para las industrias contaminantes o la falta de gestión integrada de los ecosistemas. Las áreas protegidas, sin una adecuada integración, pueden acabar siendo remanentes o islas desconectadas, lo que a la larga afecta también su integridad interna². Al no transformar los modelos económicos y sociales que impulsan la pérdida de biodiversidad, esta estrategia tiende a operar bajo las mismas reglas que las del Horizonte 1.
En contraste, las innovaciones que abordan las causas indirectas de la pérdida de biodiversidad pueden tener un impacto más profundo (H2+). La eliminación de subsidios perjudiciales, como las exenciones fiscales a la pesca de arrastre, o la implementación de biocorredores y programas de co-manejo que conecten áreas protegidas, son ejemplos de acciones que modifican la estructura del sistema. Estas innovaciones no solo protegen la biodiversidad, sino que también fomentan un cambio sistémico, sirviendo como un puente hacia el horizonte deseado (H3).
Un ejemplo de arquitectura sustentable que caería en el Horizonte 2 (H2-) es la incorporación de plantas en edificios y sistemas de iluminación LED para mejorar la eficiencia energética y la calidad del aire. Estas prácticas, aunque positivas en términos ambientales, no cuestionan problemas estructurales más profundos como la especulación inmobiliaria o el exceso de construcción de torres de gran altura, que en muchos casos no cumplen una función habitacional real, sino que actúan como reservas de valor o inversión financiera. Algo similar ocurre con el concepto de casas sustentables en barrios privados o cerrados que, aunque incorporen tecnologías verdes como paneles solares, sistemas de agua reciclada, o materiales ecológicos, pueden contribuir a problemas sociales y urbanos más amplios, como la segregación social, la baja densidad poblacional y la consecuente dependencia a medios menos sustentables como el automóvil.

Imagen 2: La innovación vista como una cabeza de Jano. Wahl, D. (2020). Diseñando culturas regenerativas: p.72

De este modo, el pensamiento de los Tres Horizontes permite considerar lo valioso desde diferentes perspectivas. Evita balancear el péndulo demasiado y cambiar de un extremo al otro y también invita a la conversación a aquellos conformes con el status quo (pero que reconocen los problemas) con los que quieren hacer las cosas diferentes y los que visualizan una cosmovisión diferente. Invitando a alejarse de mentalidades cerradas y elaborando estrategias que vayan paso a paso.
Pasito a pasito
Lograr horizontes intermedios requiere de estrategias y hojas de rutas. Saber cómo mitigar los impactos, pero también restaurar. Ya no alcanza con frenar el daño, es necesario compensar y recuperar ecosistemas dañados, ¿Qué herramientas tenemos a mano? Un estudio de 2021 elaboro un enfoque denominado "Jerarquía de Mitigación y Conservación" para abordar los impactos de los proyectos de desarrollo en la biodiversidad³. Este enfoque se basa en una "escalera" de cuatro pasos, que se divide en dos partes principales:
    1    Jerarquía de Mitigación: Se centra en prevenir y reducir los impactos negativos sobre la biodiversidad. Primero, se busca evitar daños a la biodiversidad, y si eso no es posible, se trabaja en reducir los impactos.
    2    Jerarquía de Conservación: Se enfoca en restaurar y renovar la biodiversidad. Esto incluye la restauración de ecosistemas y la introducción de medidas proactivas para mejorar la biodiversidad neta más allá de los daños existentes.

Imagen 3: Representación del concepto de la Jerarquía de Mitigación y Conservación. Fuente: Milner-Gulland et al. (2021)

El estudio enfatiza que, sin acciones de conservación, la biodiversidad continuará deteriorándose. La combinación de las jerarquías de mitigación y conservación busca no solo compensar los impactos actuales sino también lograr un incremento neto en la biodiversidad. Como se observa en la imagen de arriba, la estrategia se basa en cuatro paso jerárquicos resumidos como las "Cuatro Rs":
    •    Refrenar: Evitar impactos a través de protección de hábitats y medidas de conservación.
    •    Reducir impactos: Minimizar impactos mediante prácticas sostenibles.
    •    Restaurar y remediar: Remediar daños restaurando ecosistemas y reforestando.
    •    Renovar: Introducir nuevas especies y tecnologías para mejorar la biodiversidad.
Lo interesante del enfoque es que se puede aplicar a diversas escalas, desde individuos hasta gobiernos. El modelo de las “4 Rs”, como una reelaboración de las típicas campañas de reciclaje, ayuda a la comprensión y adopción de prácticas que reduzcan el impacto en la biodiversidad. Por supuesto, sin los recaudos necesarios este marco conceptual puede convertirse en solo un simple mensaje que apunta hacia el individuo como principal responsable de la pérdida de biodiversidad. Si bien las acciones individuales otorgan un marco de coherencia y compromiso con los valores adquiridos, no son la salida a un problema social, cultural, político y económico. Para tales salidas necesitamos palancas fuertes que nos lleven hacia mejores mundos.


Imagen 4: Ejemplo de cómo la Jerarquía de Mitigación y Conservación podría ser aplicada por individuos en las elecciones de alimentación. Adaptado de Millner-Gulland et al. (2021)

Utopías prácticas
¿Cómo lograr cambios transformadores que nos lleven hacia futuros justos, resilientes y adaptados al cambio climático? Básicamente con cambios sistémicos llevados a cabo mediante una combinación de acciones con diferentes puntos de apalancamiento, tales como: (i) reconocer los diversos valores de la naturaleza; (ii) incorporar esa valoración en la toma de decisiones; (iii) reformar políticas y regulaciones para internalizar los valores de la naturaleza; y (iv) cambiar las normas y objetivos subyacentes de la sociedad.

Imagen 5: Una serie de puntos de apalancamiento centrados en valores pueden ayudar a crear las condiciones necesarias para activar cambios transformadores hacia futuros más justos y sostenibles. Fuente: IPBES. (2022). Summary for Policymakers of the Methodological Assessment Report on the Diverse Values and Valuation of Nature of the Intergovernmental Science.

Lo que queremos decir, ilustrado en la balanza de la imagen 5, es que un cambio transformador debe apoyarse en mejoras en la valoración de la naturaleza, así como también en cambios institucionales locales y globales y ajustes en las normas y objetivos a nivel cultural y social (las que tienen mayor potencial de cambio). Así llegamos a la idea de “puntos de inflexión positivos” (positive tipping points), pequeños y no tan pequeños cambios estratégicos y focalizados que pueden desencadenar transformaciones significativas y sostenibles a gran escala. Así como en la edición anterior hablamos de puntos de inflexión o no retorno críticos en el sistema climático, el concepto de puntos de inflexión positivos implica que, con las condiciones adecuadas, retroalimentaciones y desencadenantes, es posible alcanzar transformaciones profundas que afectan al sistema en su totalidad⁴.

Imagen 6. Comparación temporal y espacial para ilustras puntos de inflexión climáticos y positivos. Fuente: University of Exeter. (2023)

A resumidas cuentas, para que cualquier cambio profundo sea sostenido en el tiempo, será fundamental adoptar un enfoque de pensamiento sistémico, que considere no solo la implementación de tecnologías, materiales y mercados innovadores, sino también las transformaciones en comportamientos, valores e instituciones. Por ejemplo, implementar estrategias de evitar-cambiar-mejorar (ASI, por sus siglas en ingles), que repiensa nuestras actividades y evalúa si pueden ser omitidas, cambiadas o realizadas de manera más eficiente, puede ser clave en muchos sectores para diseñar intervenciones que gestionen el cambio estructural holístico.


Imagen 7: Ejemplo de ASI en estrategias de movilidad urbana. Fuente: SLOCAT Transport and Climate Change Global Status Report

Vamos a dejar la cuestión del pensamiento sistémico y los puntos de inflexión para otra edición y enfocar unas ultimas líneas en algo que consideramos importante para un cambio socioambiental positivo: la manera de valorar la naturaleza. Debido a que el modo en que nos referimos a algo se relaciona directamente con nuestras acciones, las soluciones tendrán que centrarse en cambios sobre comportamientos, valores e instituciones tanto como en tecnologías, materiales y mercados.
Hasta ahora hablamos de servicios ecosistémicos y los beneficios que la naturaleza nos otorga, siempre con el redito directo sobre nosotros en el centro. Sin embargo, esta no es la única ni la mejor manera de cambiar profundamente una ideología o los valores asociados. Una valorización que enfatiza la contribución de la naturaleza a las personas suele tener un marcado sesgo económico, es una “valoración monista” de la naturaleza (enfocada en un solo aspecto). En contraposición, existen “valoraciones pluralistas” que reconocen la diversidad de maneras de ver, comprender y valorar el mundo natural⁵. Estos acercamientos toman una perspectiva socio ecológica, donde la naturaleza, sus contribuciones a las personas y una buena calidad de vida son vistas como interdependientes.

Imagen 8: Marco de enfoques contrastantes sobre el proceso de valoración. El panel derecho destaca la importancia de un enfoque de valoración pluralista, en comparación con el monismo de valores. Fuente: Pascual et al. (2017)

Reconocer, visibilizar y respetar los diversos valores de la naturaleza en juego, así como abordar las relaciones de poder a través de las cuales se expresan, es necesario para tender puentes entre diferentes sistemas de valores, pasar del horizonte actual (status quo) hacia el deseado, permitiendo en el camino procesos de aprendizaje social y reconociendo la existencia de diferentes percepciones de lo que constituye una buena vida a través de diversos grupos sociales y culturas.
Incluso organismos internacionales como el IPBES han modificado su idea de lo que significan los servicios ecosistémicos con el tiempo, reconociendo que diferentes tipos de valores necesitan ser promovidos y valorados en la toma de decisiones. Si bien se comprende que la toma de decisiones se basa en gran medida en los valores instrumentales de la contribución de la naturaleza a las personas, también se reconocen los valores intrínsecos de la naturaleza como importantes para la toma de decisiones. ¿Qué otros valores van más allá de los bienes materiales que ofrece la naturaleza? Están aquellos que abarcan relaciones simbólicas y valores que son difíciles de mercantilizar, como el sentido de identidad, la espiritualidad y la búsqueda de una vida significativa. Así, nos aproximamos a una valoración de la naturaleza que reconoce tanto sus aportaciones directas como nuestras relaciones y responsabilidades hacia ella.

Imagen 9: Valores diversos relacionados con la naturaleza, las contribuciones de la naturaleza a las personas y una buena calidad de vida.

Así, concluimos con un marco conceptual que integra diversas valoraciones y sistemas de conocimiento (imagen 10), construyendo un puente entre el horizonte actual y el deseado. Aunque no podemos ignorar las valoraciones económicas e instrumentales de la naturaleza para su protección, también es esencial incorporar nuevas perspectivas que nos orienten hacia un horizonte diferente.

Imagen 10. Marco conceptual de @IPBESes de las complejas interacciones entre la naturaleza y las sociedades humanas

Para finalizar, volviendo a la idea de los senderos que se bifurcan y los universos paralelos, tal vez exista uno donde la región pampeana sea un desierto y el Amazonas ni siquiera exista… ¿Perdón? Si, el Amazonas, ese inmenso bosque que en estos momentos se prende fuego, es la fuente de una quinta parte de toda el agua dulce que llega a los océanos, una cornucopia de diversidad cultural biológica e indígena. Además, en su inmensidad, nos ofrece otra maravilla: enormes flujos de masas de aire cargadas con vapor de agua, producto de la evapotranspiración de las hojas, son enviadas diariamente al cielo. Las enormes cantidades de humedad liberadas por el bosque amazónico, sumado a la cantidad de material orgánico forman lo que se conoce como “ríos voladores”. Estos ríos de humedad atmosférica se extienden desde el Amazonas hasta la cordillera de los Andes y son fundamentales para la regulación de las precipitaciones de la región y la producción alimentaria. De no ser por la combinación de estos bosques y la cordillera de los Andes, la pampa y el chaco argentino probablemente serían desiertos, como ocurre a latitudes similares en otras partes del mundo.
El sendero o horizonte que decidamos tomar dependerá, en gran medida, del concepto de bienestar humano que alimentemos. Algunas ideas de bienestar de nuestras sociedades occidentales, en conjunto con diferentes perspectivas más propias de filosofías de los pueblos originarios (buen vivir, vivir en armonía con la naturaleza y la Madre Tierra), pueden ayudar a que el futuro jardín global no sea una era de silencio y soledad como temía Edward O. Wilson, sino que sea una rama del futuro donde las aves cantan, las ranas croan, los grillos existan e incontables modos de percibir el mundo sigan existiendo. Restaurando un planeta dañado, aprendiendo a convivir en el y trabajando en pos de porvenires con ríos flotantes y bosques. Todo dependerá de las decisiones que tomemos en este mundo.

Recomendaciones para (re)conectar
Hoy la recomendación es un poco diferente. Como estamos hablando de biodiversidad, aprovechamos para compartir el anuncio de la presentación del Portal de Datos de la Biodiversidad Argentina, una plataforma abierta sobre la biodiversidad desarrollada en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" por especialistas del CONICET (de nuevo destacar que importante es la ciencia publica).
La pagina biodiversidad.ar alberga datos abiertos de biodiversidad de Argentina (reportes, artículos, imágenes, etc.) de instituciones argentinas como extranjeras. Además, incluye datos de ciencia ciudadana recolectados a través de eBird y Argentinat. Es decir que podes colaborar con el conocimiento de la biodiversidad mediante tus observaciones en esas plataformas.


Notas:
1
Wahl, D. (2020). Diseñando culturas regenerativas.
2
Palomo et al. (2014). Incorporating the Social–Ecological Approach in Protected Areas in the Anthropocene
3
Milner-Gulland et al. (2021). Four steps for the Earth: mainstreaming the post-2020 global biodiversity framework
4
University of Exeter. (2023). Global Tipping Points Report. Section 4: Positive tipping points in technology, economy and society
5
 Pascual, U. (2017) Valuing nature’s contributions to people: the IPBES approach

Llegamos al final.
Eso es todo por hoy. Esta entrega fue el resultado de un trabajo en equipo. Esperamos que lo hayas disfrutado, como nos pasó al hacerlo.
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Fuente: https://mail.google.com/mail/u/0/?q=Victor+Lacroix#inbox/FMfcgzQVzXcBTRcBBHDcCztRRhrkQPst

 

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