El grito unánime y masivo de las mujeres latinoamericanas contra la violencia y el machismo

Las convocatorias a las marchas feministas de la región han hecho historia con participaciones masivas.

Meritxell Freixas

Faltaba aún media hora para el inicio de la manifestación, pero la Plaza Italia, centro neurálgico de Santiago y elegido como punto de salida, estaba ya desbordada. Mujeres de todas las edades (y algunos hombres, aunque muchos menos que en ocasiones anteriores) desfilaron por el centro de la capital luciendo sus pañuelos verdes, convertidos en símbolo del movimiento, y avanzando a ritmo de tambores, batucadas y cánticos: “¡Alerta, alerta, alerta machista! ¡Que todo el territorio se vuelva feminista!”.

 
Según la Coordinadora Feminista 8 de Marzo, la organización convocante, más de 400.000 personas participaron en la movilización. Los cálculos de la policía reducen la cifra a 190.000. Sea como sea, lo indiscutible es que fue la marcha feminista más masiva que se ha vivido en Chile y una de las protestas más multitudinarias de los últimos años. Dividida por bloques, algunos “separatistas” –sólo de mujeres– y otros mixtos, la columna de participantes llegó a ocupar cuatro kilómetros de la Alameda, la principal avenida de la ciudad. Al punto de llegada, la cantante Ana Tijoux recibió a las manifestantes encima del escenario para dedicarles “Antipatriarcal”, el tema más esperado para todas y que no podía ser más oportuno para la ocasión.
La jornada comenzó temprano con una convocatoria de huelga feminista “contra la precarización de la vida” –la primera en el país– que recogía demandas muy diversas: desde políticas para el fin de la violencia machista en distintos espacios, hasta mejoras de las condiciones laborales o garantías para los derechos sexuales y reproductivos, entre muchas otras.
El llamado a huelga feminista se empezó a difundir desde finales del año pasado, sin embargo, ha sido durante los últimos días que se intensificaron las actividades para preparar el paro. El derecho a huelga en Chile está lejos de tener garantías plenas porque la legislación laboral aún se basa en el Código de Trabajo que se implementó durante la dictadura de Pinochet. Además, a principios de semana, el gobierno manifestó su desacuerdo con la paralización: “Las mujeres quieren participar de la marcha del progreso y del desarrollo humano y no paralizarse”, dijo la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá. Aunque, finalmente, el paro fue puntual y secundado sólo por algunos sectores (estudiantes y colectivos específicos de funcionarias públicas), el emplazamiento ya instaló un precedente en el que las activistas insistirán el próximo 8M.
La multitudinaria respuesta de la movilización en Chile no se entendería sin el estallido del movimiento estudiantil feminista del año pasado, que llegó a paralizar más de 20 universidades de todo el país durante casi dos meses para denunciar los abusos sexuales en las universidades y exigir una educación no sexista. Las jóvenes también reclamaron una ley de plazos para el aborto que sustituya la actual normativa aprobada hace un año y medio, que se limita a tres únicos supuestos (inviabilidad fetal, riesgo para la madre y violación).
Pese al éxito de la convocatoria, que inyectó altas dosis de emoción y entusiasmo a las chilenas, la conmemoración estuvo marcada por dos nuevos casos de violencia machista. Entre el jueves y el viernes dos mujeres fueron asesinadas por sus exparejas. Con ellas, ya son 13 las mujeres muertas a manos de hombres en Chile en lo que va de año.
Brasil recuerda Marielle
Las brasileñas que salieron este 8M a las calles tenían un nombre en su cabeza: Marielle Franco, la concejala de Río de Janeiro que fue asesinada a balazos el 14 de marzo del año pasado. Bajo el lema “Por la vida de las mujeres, somos todas Marielle”, tomaron las calles del país para protestar contra el desmantelamiento de la Seguridad Social, el aumento de los feminicidios y los retrocesos del gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro.
El nombre de Marielle resonó por las calles de las principales ciudades de Brasil, convertida en un referente de la lucha feminista, antirracista y a favor de la diversidad sexual. Hasta hoy su muerte sigue impune. “Estamos aquí por la vida y por la libertad de todas las mujeres, por el derecho a ejercer el libre acceso a nuestro cuerpo de la forma que queramos”, dijo la viuda de Marielle, Mónica Benício, en la manifestación de Río de Janiero, donde se congregaron unas 50.000 personas. Durante la marcha también se escucharon gritos a favor del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT) y encarcelado desde hace casi un año por corrupción. 
En São Paulo, donde también se movilizaron unas 50.000 participantes, además del rechazo a la violencia, las mujeres criticaron la reforma de pensiones que pretende impulsar el bolsonarismo.
En 2018, en Brasil se registraron 1.173 casos de feminicidios, según datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública.
Argentina, otra marcha histórica
En Buenos Aires la movilización también fue histórica. Según recogió la prensa argentina, más de 300.000 personas participaron en la marcha que recorrió la avenida de Mayo, desde el Congreso hasta la Casa Rosada.
El acto comenzó con la lectura de un manifiesto por parte de 18 mujeres que representaban a las distintas luchas e identidades: “Estamos de pie por cuarta vez, haciendo un paro general internacional y plurinacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, no binaries, gordes e intersex de la clase trabajadora; ocupades, desocupades, precarizades, piqueteres y de la economía popular, visibilizando especialmente a las mujeres indígenas, originarias, afroargentinas y negras en pos de empezar a saldar la deuda histórica para con ellas”, empezó el texto.
Sus principales reclamos giraron en torno a la falta de políticas públicas para enfrentar la violencia machista, el embarazo adolescente, la legalización del aborto, la precarización económica y los feminicidios. En Argentina, 273 mujeres fueron asesinadas en 2018, según datos del Observatorio Marisel Zambrano. Entre enero y febrero se registraron 54 casos.
Las mujeres cargaron duro contra el gobierno de Mauricio Macri y los gobernadores de las provincias que no se sumaron al protocolo para la interrupción del embarazo, como Tucumán y Jujuy, donde en las últimas semanas se practicaron cesáreas a dos niñas que habían sido violadas, en lugar de interrumpirles el embarazo, tal y como indica el documento. En ambos casos, los bebés de las niñas murieron. El trato recibido por las menores provocó que incluso la ONU advirtiera al gobierno argentino de la necesidad de comprometerse con los derechos de las mujeres.
México también se levanta
En Ciudad de México, las convocadas recorrieron el transitado Paseo de la Reforma, desde el Monumento a la Independencia hasta el Zócalo Capitalino. La marcha fue menos concurrida que en otros países, pero según las participantes fue mayor que en los años anteriores. Las mexicanas tomaron las calles para exigir los mismos derechos que sus coterráneas latinoamericanas piden en toda la región, que es lo mismo que pidieron las mujeres del todo el mundo. Apuntaron contra la precarización laboral, las desigualdades económicas, la violencia de género y los feminicidios. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2018, se registraron 786 mujeres asesinadas.
Además, acusaron los presuntos intentos de secuestro en el metro de Ciudad de México y levantaron consignas a favor del aborto luego de que hace tres días el estado de Nuevo León reformara su constitución local para criminalizar a las mujeres que opten por abortar.
La marcha de este año fue la primera que se realiza bajo un gobierno federal de izquierda, encabezado por Manuel López Obrador, y con dos mujeres a cargo de importantes puestos de poder: la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y la jefa de gobierno de la capital, Claudia Scheinbaum. Sin embargo, eso no eximió a López Obrador de la polémica. Las mujeres aprovecharon la relevancia del 8M para criticar al mandatario dos controvertidas decisiones que las perjudican directamente: la suspensión de los recursos al programa de albergues para mujeres víctimas de violencia y la eliminación del programa de estancias infantiles que apoya a las madres que trabajan.
Este 8M, en México, como en Chile, Brasil y Argentina, las calles se tiñeron de verde. De verde, de morado, y de muchos otros colores. La sensación de euforia y esperanza fue real porque muchas se encontraron con muchas otras e hicieron una multitud que no dejó de gritar.

Fuente: publico.es - Imagenes: La Vanguardia - El País  - REUTERS/Edgard Garrido - Luciana Rolón
--------
El feminismo vibra en Argentina en reclamo de igualdad

El paro internacional del 8M se celebró en todo el país con marchas multitudinarias para exigir el fin de la violencia machista ante un año electoral en el que se volverá a plantear la legalización del aborto y la necesidad de políticas públicas para luchar contra la discriminación de las mujeres.
Ana Delicado

La primera movilización en Buenos Aires fue encabezada por empleadas despedidas de Coca-Cola y de otras empresas que reclamaron durante la mañana por sus puestos de trabajo. “Que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, las mujeres enseñan cómo luchar a la CGT (Confederación General del Trabajo)”, cantaban en alusión a la principal central obrera del país.
La tercera huelga consecutiva que realizan las mujeres en Argentina por el 8 de marzo reclamó una vez más el fin de la violencia machista. Miles de mujeres recorrieron en Buenos Aires el trayecto que comunica el Congreso con la sede de Gobierno, la Casa Rosada, a lo largo de una Avenida de Mayo veraniega que colmaron con bailes, cantos y malabares. En todas las provincias del país las feministas pintaron sus rostros de morado y de verde, exhibieron sus consignas y recordaron con carteles a las que ya no están.
Una mujer es asesinada cada 32 horas en Argentina. En la jornada del 8M “hay un eje vertebrador, que es muy primario, y tiene que ver con la demanda para que se termine la violencia machista, que tiene su expresión más letal en los feminicidios”, explica a Público la diputada nacional Lucila de Ponti, referente del Movimiento Evita. “Necesitamos presupuesto y jerarquización de políticas orientadas a cuidar la vida de las mujeres, a prevenir y a erradicar esa violencia que se ha transformado casi en una constante”.
El sistema patriarcal que plantea una diferencia de trato entre mujeres y varones en detrimento de las primeras no sólo tiene su reclamo en el sistema de salud con la legalización del aborto. También articula “una expresión económica a la hora de pensar en nuestra integración al mercado laboral, en nuestras condiciones salariales y de trabajo”, razona la legisladora.
Por otra parte, “nos hacemos cargos de la mayor parte del trabajo no remunerado y de las tareas de cuidado en lo que termina constituyendo una doble jornada laboral, sin que esto tenga un reconocimiento económico ni esté expresado en políticas laborales para deconstruir esta desigualdad”, añade De Ponti.
Marea verde
Las reivindicaciones feministas en Argentina encontraron el año pasado su mayor momento de apogeo y visibilización cuando instaron a que se legalizase el aborto legal, seguro y gratuito. Ese reclamo fue cristalizado en el pañuelo verde que hoy muchas mujeres llevan atados a sus bolsos y mochilas con un lema que traspasó fronteras: “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.
Distintos ámbitos conservadores y religiosos espolearon, en contraposición, el color celeste y el rosa para rechazar la legalización del aborto. Así llegó por primera vez al Congreso el debate por la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). El proyecto aprobado en junio en la Cámara de Diputados fue finalmente tumbado en el Senado en la madrugada del 9 de agosto, tras horas de discusión.
Pese al clamor predominante por la legalización del aborto, en algunas provincias del interior del país, como Salta (norte) o Tucumán (noroeste), se desafían las causales vigentes desde hace casi un siglo que sí permiten el aborto legal, es decir, cuando el embarazo se produce por una violación o cuando corre riesgo la salud o la vida de la gestante.
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU (Acnudh) tuvo esta semana que llamar la atención al Estado después de que una niña tucumana de once años que quedó embarazada tras ser violada por el novio de su abuela viera postergado su derecho a abortar por la intromisión de las autoridades provinciales, que dilataron el proceso hasta que finalmente la niña fue sometida a una cesárea. Este caso “pueden constituir tortura y malos tratos”, advirtió Naciones Unidas.
Aires de campaña
La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito volverá a presentar por octava vez consecutiva el proyecto que no sólo aspira a ser sancionado de una vez en el Congreso, sino que puede ser determinante en el debate público que precederá las elecciones presidenciales y legislativas del 27 de octubre.
Atento a ello, el Gobierno de Mauricio Macri ha reglamentado un año y cuatro meses después de su aprobación en el parlamento la Ley de Paridad de Género, que intercala a mujeres y varones en las listas electorales.
Embanderado en el movimiento feminista, el Ejecutivo presume de haber implementado el Plan de Primera Infancia, que prevé la asistencia a familias en situación vulnerable con espacios de cuidado para niños de hasta cuatro años de edad; de haber lanzado el Plan Nacional de Prevención del Embarazo en la Adolescencia, y de promover la Ley Brisa, que otorga una ayuda económica a los hijos de víctimas de feminicidio.
“El Gobierno tiene una actitud discursiva de querer formar parte de esta lucha, pero esto no se expresa en la ejecución de políticas”, revela la diputada De Ponti. “El Ejecutivo tan solo destina 11 pesos (0,24 euros) por mujer por año para erradicar la violencia machista. Y además sólo ha ejecutado un 60 por ciento del presupuesto destinado a estas políticas, insuficiente para que estas líneas de acción tengan incidencia en la realidad”.
Si bien el presidente Mauricio Macri habilitó la discusión de la IVE en el Congreso, aunque se manifestó personalmente en contra de la legalización del aborto, “el Gobierno no tuvo una actitud definida para que la ley se aprobase, y no hizo ningún esfuerzo para traccionar los votos necesarios”, remarca la legisladora del Movimiento Evita.
El Gobierno advirtió en la víspera del 8 de marzo que descontarían el día de paro a las trabajadoras que se adhirieran a la huelga, de acuerdo a un correo que envió del director de coordinación interministerial de recursos humanos, Martín Ilía, a los organismos públicos.
El empoderamiento de las mujeres ha sido de tal magnitud que hasta las actrices de este país se unieron en un colectivo para denunciar la violación que sufrió una de ellas, lo que convirtió en emblema el “mirá cómo nos ponemos”. El reclamo por la igualdad de oportunidades ha llevado a la vanguardia el movimiento feminista en Argentina, pese a un Estado todavía renuente a legalizar el aborto y a luchar de manera efectiva contra la violencia machista.

Fuente: https://www.publico.es/sociedad/8-marzo-feminismo-vibra-argentina-reclamo-igualdad.html - Imagen de portada: Manifestantes de las marchas feministas por Argentina el día 8 de marzo. ANA DELICADO -

Entradas populares de este blog

Científicos declaran oficialmente el fluoruro (flúor) como una neurotoxina

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Japón decidió deshacerse de todos los hornos de microondas en el país antes de finales de este año